Cantabria no es infinita

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||por José Manuel González, responsable de Medio Ambiente, mundo rural y territorio de Podemos Cantabria||

Durante los primero años del nuevo siglo, en la primera legislatura del bipartito PRC-PSOE, el gobierno de Cantabria popularizó el slogan de promoción turística; “Cantabria infinita”.

Desconozco el éxito de la campaña publicitaria en términos de turistas captados para nuestra comunidad, pero sí tengo claro que arrasó entre nuestra clase política, la cual ha basado el desarrollo de Cantabria de los últimos 10 años en este concepto del territorio.

El derribo de la urbanización del Alto del Cuco costará 3,7 millones de euros

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Sin duda, alguien debía estar pensando que Cantabria era infinita cuando planeó construir cuatro nuevos puertos deportivos en nuestra comunidad, dos de ellos (en Castro-Urdiales y Laredo) a escaso 20 km el uno del otro cuando el tiempo ha demostrado que ni siquiera había barcos para llenar uno.

Infinito debía verse el potencial eólico de Cantabria, cuando de la noche a la mañana se decidió doblar el tamaño de las instalaciones eólicas en un plan afortunadamente anulado por la justicia.

Infinitos seguramente consideraron nuestros humedales, hasta el punto que decidieron desafiar la legislación vigente y construir una depuradora en una zona de marisma. Depuradora que ahora hay que derribar con los muy finitos recursos públicos de todos los cántabros, los mismos con los que debemos costear el derribo del Alto del Cuco o de las decenas de urbanizaciones ilegales distribuidas por nuestro territorio.

Por último, nadie puede dudar a estas alturas de que los recurso hídricos de nuestra región debieron parecer también infinitos a nuestros «representantes» cuando, con objeto de irrigar el desmesurado crecimiento urbanístico (que no poblacional) se planearon trasvases y planes de ordenación que como el resto de delirios mencionados han terminado anulados en los tribunales.

Desgraciadamente para nuestra comunidad, el eslogan ha resultado engañoso. Cantabria no es infinita. Nuestro territorio, nuestros recursos naturales, nuestros ecosistemas en definitiva (incluyendo al hombre como parte de los mismos) son sin duda de un valor incalculable, pero son limitados y por lo tanto vulnerables a las agresiones antrópicas.

El desarrollo urbanístico, energético o de cualquier otro tipo debe ser planificado y debe estar dimensionado en base a los recursos existentes, no a los potenciales o futuros.

Además, debe asentarse en una participación ciudadana que garantice que su objetivo es el interés común y no el beneficio de unos pocos como desafortunadamente ha ocurrido en tantas ocasiones.

EL PLAN REGIONAL DE ORDENACIÓN TERRITORIAL

El Plan Regional de Ordenación Territorial (PROT) que la vicepresidenta Eva Díaz Tezanos se ha comprometido a aprobar esta legislatura es la herramientas adecuada para revertir el desarrollo caótico, improvisado y desproporcionado que ha sido la tónica general en nuestra región.

Es necesario además cerrar la puerta a la especulación que el gobierno del PP abrió de manera irresponsable en el 2012 permitiendo la edificación libre en suelo rústico modificando el actual marco normativo.

El futuro desarrollo de nuestro medio rural debe ser ordenado y sujeto a planificación tanto a nivel local, como autonómico. Este desarrollo debe ser parte de una visión global del territorio que debe estar plasmada en el PROT, el cual debe actuar como elemento vertebrador de las distintas unidades locales, evitando repetir en nuestros valles del interior los errores cometidos en nuestra maltrecha costa.

Este instrumento de gestión debe servir para ordenar los distintos usos del territorio, incluyendo como no puede ser de otra manera aquellos ya previstos y con un mayor potencial de impacto ambiental, como el desarrollo eólico.

Tal y como demandan distintas asociaciones ecologistas agrupadas en CORE (Cántabros por la Ordenación Racional de la Energía Eólica) el PROT debe incluir zonas de exclusión eólica, como ya contemplaba el PLENERCAN 2006-2011 aprobado por unanimidad en el parlamento de Cantabria.

Por último, pero no por ello menos importante, el PROT debe ser el resultado de un proceso de participación ciudadana efectiva, proceso que no puede limitarse a una reunión por comarca como parece se pretende desde el gobierno. Los planes de ordenación, ya sean de ordenación urbana o del territorio, no pueden hacerse de espaldas a la ciudadanía y mucho menos contra ella.

La lucha ejemplar de ARCA y de muchas otras asociaciones y plataformas ciudadanas de nuestra tierra nos ha enseñado que Cantabria no es infinita, pero que sí lo es la fuerza de su gente cuando se une para luchar por una causa justa. La impresionante lista de derrotas judiciales que unos y otros acumulan son la mejor prueba de ello. No les conviene olvidarlo. La paciencia de la ciudadanía cántabra tampoco es infinita.

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