Intertextual

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||de la serie LA ESCOMBRERA HABITADA||

Carmen Herrera Castro se ha movido siempre entre la fotografía y la palabra, entre lo visual, la poesía discursiva y la narrativa. El último de sus trabajos podría entenderse como fruto de esos tránsitos. Se titula Intertextual y lo integran 39 poemas-collages. El poema-collage ha sido utilizado en nuestro país por numerosos poetas, diseñadores y artistas como Fernando Millán, José Miguel Ullán o Tomás González Salvador, quienes han sabido profundizar e indagar en nuevas propuestas visuales asociadas con esta técnica. Herrera Castro podría enmarcarse en ese territorio.

Un ejemplo de ‘Intertextual’

Intertextual ha sido editado por ediciones Babilonia, que coordina incansablemente Paco Pérez Belda, en su colección Pliegos de la visión (se trata del número 80). En este nuevo trabajo Herrera Castro ha intervenido sobre un cuaderno de Rubio, junto a infantiles ejercicios de caligrafía; bajo las características frases escritas con letra gorda, a modo de respuesta, ella deposita una frase irónica e inesperada, un trozo de imagen, algún objeto o todo a la vez, formando nuevas frases o como ella misma define “relatos hiperbreves”. Tales fragmentos han sido extraídos de anuncios publicitarios procedentes de diferentes revistas y periódicos.

En el prólogo la propia autora detalla que el método aúna ”intertextualidad y apropiacionismo”. De algún modo, se apropia del discurso escolarizador para provocar ahí un cortocircuito, a veces humorístico, a veces crítico y otras veces absurdo. A la frase: “Le tocó la bicicleta en la tómbola”, ella añade: “¡Esto sí que mola! Así puedes trabajar hasta tarde y llegar a tiempo a cenar”; tras “En el bosque hay animales salvajes”, agrega: “Carne fresca gratis para todos los gustos” y el logotipo de un célebre restaurante de comida rápida y “A la hoguera echamos muebles viejos”, le sigue “Siempre hay alguna razón para visitar tu tienda IKEA”.

Aquí la función herética es doble: hay una crítica al adocenamiento escolar, invitándonos a dejarnos llevar por la imaginación, pero a la vez, en cada poema despedaza el lenguaje publicitario para provocar un simpático desvío en su utilidad. En alguna de las piezas, por ejemplo, sobrecarga el poco espacio del que dispone acumulando diversos anuncios y grandes imágenes. Y lo hace adrede, para ridiculizar la saturación publicitaria que rodea nuestra vida cotidiana.

He de reconocer que el hecho de combinar esas frases escolares con tales collages es todo un hallazgo, un tipo de experimentación en torno a una técnica que parecía agotada pero que ella ha sabido reinventar. Las obras originales, por cierto, tienen tamaño de postal y, según asevera Herrera Castro en el prólogo, algunas de ellas han sido ya enviadas por correo ordinario.

También afirma que si alguien le escribe a su dirección de correo electrónico (carmenherreracastro@gmail.com) le enviará una de estas piezas pero, sinceramente, dudo ya que la queden.

 

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