Olmo Calvo: la muerte de Mbaye fue la “válvula de escape” de una “rabia contenida”

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Lavapiés es un céntrico barrio de Madrid sometido a muchas presiones: urbanísticas, de turistificación y gentrificación, pero también contra la inmigración. Parque Lavapiés es una plataforma contra la construccion de un gran hotel.

Olmo Calvo, reportero de Torrelavega que ha fotografiado y documentado historias de la precariedad y de los desahucios o de los refugiados en Grecia y los rescates en el Mediterráneo, también estuvo la tarde-noche del jueves en Lavapiés.

Se enteró por redes sociales de la muerte en plena calle de un ‘mantero’ senegalés y cuando llegó al lugar, a las 7 de la tarde, se encontró la calle del Oso cortada. Decenas de personas protestaban y enfrente los antidisturbios con los cascos puestos listos para cargar.

“La gente gritaba, se decía que era un mantero que había muerto a consecuencia de un operativo policial en la Puerta del Sol, que había muerto de un infarto después de una carrera”, explica en una entrevista concedida al programa EL FARADIO DE LA MAÑANA (Arco FM Cantabria 103.2).

La policía no dejaba que la gente se acercara al cadáver y empezaron a volar objetos. “La situación se calentó y degeneró en graves altercados”, explica, “una cosa incontrolable” con barricadas, incendios de contenedores de basura, destrozos de entidades bancarias, de mobiliario urbano, de coches… y enfrentamientos con la policía que cargaba de una manera muy violenta”.

Olmo interpreta que fue «una expresión de rabia contenida”. Más que por el hecho en sí (la muerte de una persona en circunstancias que aún se tenían que aclarar) fue “una válvula de escape” para “soltar esa rabia contenida” en el céntrico barrio madrileño, que ha ido acumulándose en un barrio que convive con «las redadas racistas y la falta de derechos”.

El fotógrafo cántabro fue testigo de la secuencia posterior. Asistió al “porrazo en la cabeza” a un chico que «no estaba haciendo nada y al que le han tenido que dar 15 puntos en la cabeza2. Y retrató a los antidisturbios cargando su cuerpo e introduciéndole en un portal. Lo que pasó después lo ha contado Desalambre de eldiario.es.

Olmo Calvo también siguió la manifestación del día después en Lavapiés. “Fue espectacular, había 3.000 persona o más”. Primero en la Plaza Nelson Mandela y después, en un recorrido tenso, hasta la plaza de Lavapiés y vuelta, con el barrio rodeado de grilleras de la Policía Nacional y antidisturbios preparados para volver a actuar: “la gente fue muy inteligente, tenían cordones de seguridad dentro de la propia manifestación y en la Plaza Nelson Mandela hicieron un sentido homenaje a Mame Mbaye”.

Para Olmo lo que ha ocurrido en Lavapiés es “una llamada de atención hacia una situación inviable”, ya que “estas cosas suceden porque hay una gente que vive aquí, en el mismo lugar que nosotros, pero no dejamos que formen parte de esta sociedad”.

“EN LAVAPIÉS ESTÁ PASANDO TODO A LA VEZ”

Concentración en Santander de homenaje a los fallecidos en Lavapiés

En un análisis para El Faradio, el periodista José Cano, de la revista Infamia, explica que la presión anti inmigración no es la única presión que hay en el barrio de Lavapiés. “Está pasando todo a la vez: turistificación, gentrificación, inmigración y todo lo que puedas imaginar”.

Cano fue testigo de las discusiones entre manifestantes y vecinos, que protestaban por la quema de contenedores en la puerta de sus casas. “Decían: estamos viviendo aquí, nos vais a quemar la casa y nosotros no tenemos la culpa de la muerte de este hombre”.

Y desde la calle replicaban: les preguntaban por el precio de los alquileres o les recriminaban que “un contenedor no vale más que la vida de una persona”. “Todo esto iba a pasar porque son tensiones que estaban ahí”, explica.

Toni Mora, santanderino y activista de la Asamblea Parque Lavapiés – en contra de la construcción de un hotel en un solar del barrio que los vecinos reivindican para uso público-  cree que “esto ha visibilizado el problema de personas migrantes que llegan a España y después de 14 años siguen en una situación irregular, precaria y de temor constante por ser detenidos o deportados”.

Coincide la exsecretaria general de UGT y actual consejera del CES nacional, María Jesús Cedrún, que en los años  90 se dedicó a regularizar la situación de muchos polizones que llegaban al Puerto de Santander. «Tengo muchos amigos senegaleses”, nos cuenta en la tertulia de El Faradio de la Mañana.

“Estas personas huyen de su país, vienen huyendo del tráfico de personas y aquí continúan huyendo”, en un “círculo infernal” en el que “no puede trabajar porque no les dan papeles y no les dan papeles porque no trabajan”.

Para Cedrún lo que ha ocurrido en Lavapiés es “un desencadenante de una situación que en algún momento tiene que estallar”, porque “hace muchos años que en política migratoria no se está actuando bien y el sistema hace aguas por todos lados”.

Javi López, ingeniero cántabro y residente en Lavapiés añade que “hay un sentimiento de que a los sin papeles no se les da salidas ni oportunidades y se les acosa. Es gente que está aquí, vive aquí son vecinos de aquí y no se puede hacer como si no existieran ni decir que se vayan a su casa porque esta es su casa”.

Discrepa el arquitecto Román San Emeterio (exUPyD), que también vivió en Lavapiés. “Están con nosotros, pero no estoy convencido de que ellos estén con nosotros. Viven en un micromundo aislado dentro del nuestro. Están en Madrid como podrían estar en Milán. Somos más conscientes nosotros de su entidad que ellos de la que les rodea”, argumenta.

Frente a esta visión, Toni Mora explica que manteros como Mbaye “conviven en el barrio, aportan, están bien organizadas en asociaciones que defienden sus derechos como personas y ciudadanos”. Y añade que “han sido los primeros en lanzar comunicados y pedir que no se protagonicen incidentes violentos porque quienes van a tener problemas son ellos”.

EL DISCURSO DE LA “PROTECCIÓN” DE LAS FRONTERAS: ¿EL DISCURSO DEL PP?

“Está la tragedia humana, pero aquí estamos hablando de gentes que venden falsificaciones, copias, van contra la propiedad intelectual… hay gente que se rasga las vestiduras cuando lo hace cualquier persona pero cuando lo hace un inmigrante…”.

Habla Alejandro Liz, vicesecretario de comunicación del PP de Cantabria, que también ha intervenido en la tertulia de EL FARADIO DE LA MAÑANA, con un discurso al que da continuidad: “perjudica a esos comerciantes que sí pagan sus impuestos, tienen todo en orden y ven como en la calle se venden falsificaciones. Y también mancha mucho al inmigrante que tiene todo correcto y que está perfectamente situado y legalizado en España”.

En su opinión, con el tema de la inmigración “se hace mucha demagogia”, porque “pensamos que emigra gente débil y gente enferma que no tiene otro remedio”, algo que “es falso” porque “la gente que puede escaparse de esos países tienen que pagar a las mafias mucho dinero, no son los sectores más pobres, sino que pueden reunir un capital para pagar la huida”.

Liz diferencia entre quienes “vienen a conseguir una vida mejor” y los “refugiados machacados y proscritos en su país”, al “refugiado político” al que “hay que dar una protección”.

Pero en este caso considera que “es gente bien alimentada, que son capaces físicamente de pasar el Estrecho y las vicisitudes más tremendas” que vienen a España para “mejorar su vida” pero “de manera ilegal”.

Para el dirigente popular es gente que “piratea” y “falsifica”, algo que “no se puede consentir” porque “un país tiene que proteger a sus gentes y proteger sus fronteras”. Y es que opina que “un estado que no protege sus fronteras no es un país ni una nación” y “si hay una inmigración indiscriminada este país se va al desastre”.

LA POLÉMICA DEL ¿BULO?

José Cano, de Infamia, que ha hecho un gran despliegue en la cobertura de los sucesos de Lavapiés, explica que son los círculos más cercanos a la víctima los que “relacionan” una redada policial de la que habían tenido conocimiento minutos antes de que Mbaye se desplomara en la calle del Oso con la muerte del joven senegalés.

Además, hay informaciones periodísticas, de la agencia EFE, Europa Press, eldiario.es, El Salto… que citaban fuentes policiales (desde la Policía Nacional a la Jefatura de la Policía Local de Madrid). Todas estas publicaciones son anteriores a las reacciones políticas de algunos dirigentes de Podemos, como Juan Carlos Monedero o Ramón Espinar, o del equipo de Gobierno de Manuela Carmena, de Ahora Madrid.

Incluso los medios que en sus portadas del día siguiente, como El Mundo o ABC, alimentaron la teoría del bulo instigado por Podemos y Ahora Madrid para incendiar Lavapiés, habían publicado antes de que hubiera reacciones políticas que la muerte de Mbaye se había producido después de una redada y una persecución policial.

Olmo Calvo no sabe si se conocerá la verdad de los hechos, pero considera que es “una maniobra política muy burda”, en la que “lo malo es que funciona con determinada gente que tiene unas ideas muy cercanas a ese discurso muy político y que aprovecha la muerte de una persona para montar un circo político”, lamenta.

Román San Emeterio sí reprueba a los concejales del equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid sus tuits, porque “tienen que saber que Lavapiés es un pequeño polvorín”.

Mientras, Alejandro Liz (PP de Cantabria) se despacha a gusto contra Manuela Carmena: “tenemos en Madrid una alcaldesa que es el lobo de caperucita roja disfrazado de abuela. Bajo esa apariencia apacible se encuentra una persona profundamente comunista, profundamente agitadora y profundamente mentirosa. Esta persona tenía una enfermedad congénita y la policía no le hostigó; al contrario, le auxiliaron”.

Para Paco Gómez Nadal, de La Vorágine, en cualquier caso “han muerto – Además de Mame Mbaye fallecía Ousseynou Mbaye- como consecuencia de una estructura violenta”, que “no siempre es un disparo o un golpe” sino que “la persecución permanente y la precariedad económica, social y habitacional lleva a una degradación de la persona”.

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