La segunda edición de los Premios Celso y Manolo, del grupo de restauración sostenible Deluz y Compañía de los hermanos Zamora, ya tiene vencedores.

Christina Rosenvinge (Foto:Pablo Zamora)

El veredicto del jurado se desvelará este martes 5 a las 21.00 horas en una fiesta en el Mercado de la Cebada.

Celso y Manolo, establecimiento de este grupo hostelero en Madrid, apuesta con estos premios por los jóvenes creadores, por la escena madrileña y por la cultura, a los que se premia con vales para poder desarrollar reuniones de trabajo, comidas o actos en locales de Deluz en la capital.

Cada categoría consta de un primer premio valorado en 1.000 euros —para Celso y Manolo (Libertad, 1)— y un segundo de 500 euros —para Café Angélica (Segovia, 9)—.

La madrina del evento, Christina Rosenvinge, entregará los premios a los ganadores junto con miembros del equipo de Celso y Manolo. Para celebrarlo, la tasca madrileña Celso y Manolo ha organizado una fiesta en la que convivirá arte y gastronomía. Los pasillos del Mercado de la Cebada serán el escenario para exponer las obras ganadoras y las representaciones de artes escénicas en directo.

Esta segunda edición de los Premios Celso y Manolo ha contado con el apoyo de Cristina Vicario, quien conoce de primera mano el mundo de la cultura y es consciente de las necesidades de los jóvenes artistas.

La gran novedad de este año ha sido la cerámica creativa, una categoría inexplorada en los concursos de arte. Los participantes, más de 80, son jóvenes artistas de entre 18 y 40 años y residentes en Madrid.

El jurado de los II Premios Celso y Manolo ha destacado la cantidad de candidaturas —más del doble que la edición pasada—, la calidad de los trabajos y la profesionalidad de los participantes que auguran una larga vida a los Premios Celso y Manolo.

CELSO Y MANOLO

Carlos Zamora, del grupo Deluz, con Celso y Manolo, fundadores de la tasca

Cuando los hermanos Zamora abrieron en Madrid La Carmencita, una de las tabernas más antiguas de la capital, que en su momento fue punto de encuentro de creadores o tertulias de la Generación del 27, conocieron la historia de Celso y Manolo Argüelles, dos hermanos asturianos que emigraron a Madrid en la posguerra, y montaron una taberna.

Cada día, durante décadas, comían al lado, en La Carmencita, y cuando se jubilaron, los Zamora, que les conocieron, quisieron mantener ese establecimiento y el nombre de los fundadores, adaptando el concepto de taberna a la actualidad en un negocio que conserva el nombre de sus fundadores.

En Madrid, los Zamora tienen ya varios establecimientos, aparte de La Carmencita y Celso y Manolo, están La Vaquería Montañesa, Angélica (que tuesta café para otros y financia proyectos de cooperación) o el Café de Nuncio, en el Madrid de los Austrias, que trata de recuperar en la capital española el espíritu de los grandes cafés europeos,