«La demanda para sobrevivir al yugo de la inmediatez informativa sigue hoy igual»

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El caso Alcàsser revive estos días en Netflix en forma de serie documental, de la mano de los directores Ramón Campos y el santanderino Elías León Siminani. En él relatan una de las historias más estudiadas de la criminología española: el asesinato, en 1992, de Miriam García, Toñi Gómez y Desirée Hernández, tres jóvenes de Valencia.

ALCÀSSER TEÑIDO DE AMARILLISMO

“Creemos que va a interesar a la gente, porque es algo que, de alguna manera, está de actualidad: cada cierto tiempo se produce un crimen, cada cierto tiempo nos rasgamos las vestiduras sobre cómo se trata el tema en los medios de comunicación y cada cierto tiempo volvemos a repetir los mismos errores”, afirman sobre su documental los dos autores en una entrevista a El País.

Con ella exploran no sólo el asesinato, sino también las consecuencias mediáticas y sociales que originaron. Veintisiete años después, tenemos la perspectiva suficiente para entender por qué el tratamiento del crimen sacó a relucir la prensa española más amarillista  y la debacle de las conquistas feministas de los años 80.

Imagen del Trailer ‘Alcàsser’ en Netflix

En la serie tratan de recoger esa obsesión por la investigación y cómo la televisión privada se centró en lo más morboso del proceso, introduciendo el miedo en el cuerpo de las familias, y, sobre todo, en el de las jóvenes españolas, en una sociedad aún más machista que la actual.

El brutal asesinato, tras la tortura y violación de las tres adolescentes de la localidad valenciana, y la desaparición de uno de los asesinos, dio rienda suelta a la explotación televisiva de la ira popular para aumentar audiencias en los primeros ‘reality shows’ que llegaban a las pantallas españolas, como ‘De tú a tú’ de Nieves Herrero o ‘¿Quién sabe dónde?’ de Paco Lobatón.

Desde el secuestro de las adolescentes, Alcàsser se había convertido en un plató de televisión. Durante los 75 días hasta que sus cadáveres fueron encontrados, se declaró una guerra abierta en los medios de comunicación para conseguir exclusivas a costa del dolor de los familiares y los mejores datos de audiencia.

El crimen se produjo en el momento en que las cadenas privadas estaban naciendo en España y el miedo por este suceso se apoderó de la sociedad. Fue entonces cuando las grandes empresas se dieron cuenta de lo rentable que resultaba exprimir las intimidades de los demás.

Sobre esto, Ramón Campos y León Siminani, afirman que “los medios no hemos aprendido del todo desde entonces”. “Yo sigo viendo imágenes como las que se vieron entonces y que revolvían el estómago” comenta Campos, mientras que Siminani lamenta que “la demanda para crear contenidos, para sobrevivir al yugo de la inmediatez informativa, sigue hoy igual.”

«TODA GENERACIÓN CONTIENE SU PROPIA CAZA DE BRUJAS»

En los años 80, el movimiento feminista comenzaba a conseguir algunos cambios significativos, como la abolición de la ley del divorcio, la despenalización parcial del aborto o la modificación de las penas y especificaciones de los crímenes sexuales. El sistema patriarcal de la época veía tambalearse sus principales ejes: la familia tradicional, la relegación de la mujer a un segundo plano social y laboral y el control del cuerpo y la sexualidad de las mujeres y sus libertades.

Nerea Barjola, autora de ‘Microfísica sexista del Poder’ sobre el caso Alcàsser

La politóloga, escritora y activista feminista Nerea Barjola comenta a Fotogramas que «los relatos sobre el peligro sexual y, concretamente, el relato que se construyó en torno al crimen de Alcàsser, son un cúmulo de significados que denigran y culpabilizan a las mujeres. Funcionan como una caza de brujas en la medida en que aleccionan, vigilan y castigan la actitud de las mujeres».

Además, considera que «toda generación contiene su propia caza de brujas: una inquisición social que produce y reproduce violencia y tortura sexual sobre el cuerpo y la vida de las mujeres.»

Fue así como este sistema vio un filón en el caso Alcàsser para señalar al movimiento feminista de irresponsable. Ideas como que la juventud era sinónimo de exceso y ausencia de autoridad hicieron que el debate se centrara en asociar los peligros de las nuevas generaciones a la falta de disciplina y organización familiar y a las libertades que se le estaban otorgando a las mujeres como foco del problema en lugar de la actitud de los agresores.

Para Barjola, el relato de Alcàsser es, en definitiva, «una elaboración socio-literaria que genera y divulga una verdad y saber sexistas que van a culpabilizar y denigrar a las mujeres. Los relatos sobre el peligro sexual no son sucesos excepcionales, no son noticia de un día con unos significados pasajeros, son un sistema de comunicación preciso».

La desigualdad continuó aún con la sentencia a uno de los asesinos, Miguel Ricart, en 1997, ya que la violencia de género no existía como tipo legal en el sistema jurídico español cuando se le condenó. No será hasta la llegada de José Luis Rodríguez Zapatero cuando se apruebe en 2004 la ‘Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género’ que, de igual modo, tiene lagunas porque deja fuera a las víctimas que no han mantenido una relación con su asesino, como es el caso. El último logro en materia de género ha sido la aprobación del ‘Pacto de Estado contra la Violencia de Género en 2017’.

UN SANTANDERINO A LOS MANDOS EN NETFLIX

Elías León Siminiani (Santander, Cantabria, 1971), también conocido como León Siminiani, estudió Filología Hispánica en Murcia y cine en la Universidad de Columbia (Nueva York), a la que acudió tras recibir una beca Fulbright en Estados Unidos, donde coincidió con su amigo Daniel Sánchez Arévalo.

Elías León Siminiani, director junto a Rubén Campos del documental sobre el caso Alcàsser

El cántabro cuenta con una extensa trayectoria en este género, y ya a principios de este año ganó el ‘Premio Feroz a mejor documental’, con ‘Apuntes para una película de atracos’.

Su trayectoria como cortometrajista es, sin duda, la más amplia y avalada, con premios como el del XII Concurso de Cortometrajes Versión Española-SGAE por Límites, 2ªPersona, o el Premio del Jurado, Mejor Guion y Premio del Público Columbia University 2003.

Además, no es el único cántabro que se abre paso en el cine nacional e internacional: en Netflix podremos ver pronto el último trabajo de otro santanderino (y amigo de Siminiani), Daniel Sánchez Arévalo.

Netflix también contó con la aclamada serie ‘La casa de papel’, de la que entre sus guionistas se encuentra el periodista Javier Gómez Santander. Esta serie supuso el comienzo de una nueva etapa profesional para él, después de su paso por el periodismo vinculado a La Sexta, con el desarrollo de formatos como La Sexta Columna.

 

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