La semana pasada, el jugador racinguista David Carmona se expresó a través de redes sociales contra el problema de la publicidad de las casas de apuestas y la ludopatía juvenil. El mensaje, que le valió el apoyo de Proyecto Hombre, organización destacada en la lucha contra las adicciones, desapareció poco después. El equipo cántabro en el que juega tiene entre sus patrocinadores a William Hill, una de las grandes del sector, patrocinador de múltiples clubes en la liga de fútbol española.

De hecho, en 2009, esa empresa ‘rescató’ al Málga C.F. de una difícil situación económica que le abocaba a la desaparición.

No obstante, hubo un pequeño inconveniente cuando dos jugadores del club, en concreto Nabil Baha y Selim Benachour, ambos musulmanes practicantes, se negaron a vestir una equipación con el logotipo de dicha marca debido a que el Corán prohíbe explícitamente la participación en cualquier tipo de juego de azar y, por ende, su fomento.

A última hora, aceptaron con resignación llevar el nombre del patrocinador principal del Málaga en el pecho, seguramente, viendo lo mucho que les costó encontrarlo y las dificultades económicas a las que se enfrentaba el club por el momento.

O, quizás, les inspiró el conflicto que generó la actitud que adoptó el jugador Frédéric Kanouté cuando el Sevilla llegó a un acuerdo con otro portal de apuestas, 888.com, el año anterior y éste se negó a lucir la publicidad en la camiseta llegando a taparla con esparadrapo en la final de la Supercopa de Europa. Finalmente le sancionaron con una cantidad de 3.000 euros.

Sin embargo, la salvación no pudo durar mucho y en septiembre de 2010, el club deportivo Málaga, invitó a la firma de juegos de azar, William Hill, con sede en Gibraltar, a negociar los términos para la recisión del contrato, un pacto de patrocinio de tres años, antes de lo previsto.

Los ejecutivos de la prestigiosa casa de apuestas, anunciaron la conclusión de las conversaciones con los directivos del Málaga decidiendo por mutuo acuerdo, suspender de manera inmediata, el acuerdo de patrocinio que existía entre ambas entidades.

En ese caso, se debió a que el nuevo propietario del equipo que adquirió el club en verano de ese mismo año por una cantidad de 10,5 millones de euros, el jeque Abdullah Bin Nasser Al-Thani, alegando que el juego viola las leyes del Islam. Fue uno de los primeros propietarios extranjeros de La Liga.