La Asamblea contra el Fracking da por cerrada su lucha: “la amenaza ha sucumbido”
No siempre pasa que se puede cerrar una historia de lucha con un éxito claro. Estos años hemos podido contar alguna: desde la Ley del Pilón hasta que Samuel pudiera quedarse, frente a viento y marea (y por viento y marea decimos todo un Gobierno de Cantabria) antes de que se pusiera de moda hablar de los menores extranjeros no acompañados, sin olvidar los desahucios puntuales que consiguen pararse, a falta de la que sería la decisiva victoria de tratar de evitarlo.
Pero a veces se gana, y la Asamblea contra la Fractura Hidráulica, que nació en la Plaza Porticada en los tiempos del 15M y que puede considerarse el primer grupo antifracking en todo el país, lanza carta de despedida y se disuelve, tras constatar que, efectivamente, no se va a perforar el suelo para generar gas natural con el riesgo que esto podía suponer para las aguas subterráneas y la salud.
Tenían enfrente a una alianza de grandes petroleras muy activas y pequeños gobiernos que adolecieron de pasividad al respecto.
“No podemos restarle importancia a factores que escapan a nuestro quehacer, como las fluctuaciones del mercado y los intereses macroeconómicos”, admiten en su escrito de despedida”, “pero tampoco podemos restarle importancia a la determinación y al trabajo cotidiano que, como hormiguitas, ha desarrollado, durante estos años, una impresionante cantidad de personas. Sin duda, el factor determinante. Cada cual desde sus posibilidades, desde su ámbito de actuación, desde su comarca, desde su pegatina, su asistencia, su boca a boca. Un orgullo y una alegría de movimiento masivo, activo y heterogéneo”
Efectivamente, eran los años de las pegatinas en los coches y las pancartas en los balcones, de las manifestaciones multitudinarias, de las firmas, de las charlas pueblo a pueblo para hacer didáctica, de sumar voces colectivas, de Quique González, ilustre vecino de zonas afectadas, mojándose. Veníamos de la Cantabria que luchó por el parque de Oyambre, de la que de denunció las sentencias de derribo, pero a años todavía del impacto masivo, global y mediático de los Fridays for Future. Sin todo ese empuje, la causa del fracking llegó a ser masiva. Y eso tiene más mérito todavía.
“Firmes y con una asombrosa disposición a aportar músculo en la pelea, y juntas, a pesar de ser tan diversas, ganamos el pulso a multinacionales y gobiernos estatales. Sin desviarnos ni un ápice de nuestro objetivo, tan concreto como colosal. Desde una transparencia contundente, una participación abrumadora, una independencia absoluta. Desde esta pequeñita porción de la Tierra, la práctica totalidad de la población cántabra, bien informada y empeñada, ha hecho frente a uno de los lobbies más poderosos”, presumían.
Y aunque advierten de que queda el fleco de los valles del sur de Cantabria, donde “la amenaza no está definitivamente zanjada” porque el permiso de fracking está “sólo suspendido”, una figura administrativa que permitiría a la empresa retomar los trabajos cuando estimase oportuno, sin tener que reiniciar trámites en “una especie de prórroga indefinida”. Por lo que apelan a las instituciones a que anulen definitivamente este permiso.
De todos modos, alertan: “si las campanas vuelven a tañir a rebato, las gentes de Cantabria volverán a encender los faros de la costa y a picar el dalle para, de nuevo, segar la amenaza”.