(ACTUALIZACIÓN: El Gobierno prorrogará el actual sistema, por lo que el propuesto no entrará en vigor aún)

La cooperativa cántabra de energías renovables SOLABRIA ha concluido, tras analizarlo, que la nueva modalidad de facturación eléctrica decidida por la CMNC (la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia) generará más “confusión” entre los usuarios. 

Por una parte, ven un “avance” en que se haga obligatorio el período valle, el más económico, algo que antes había que contratar expresamente y mucha gente desconocía.

Esto supone que los períodos más económicos se aplicarán sin que el consumidor tenga que solicitarlo.

También valoran que no habrá cortes de energía ante una demanda que supere la potencia contratada, sino que una vez que se supere ese límite habrá un recargo por ese concepto en la factura, lo que creen que contribuya “a enseñar al consumidor a gestionar cuándo y cuántos aparatos poner a la vez, para evitarse sustos”.

Por el contrario, ven aspectos “regresivos”, como los ciclos de facturación que dependan del lugar de residencia, del mes del año, del día de la semana y de la hora del día.

“No parece que empiece con buen pie, si lo que queremos es que la ciudadanía entienda lo que se le va a cobrar y por qué”, señalan, alertando de que “esta confusión va a llevar a mucha gente a contratar tarifas planas o similares, por su simplicidad, a pesar de que al final resultan perjudiciales y más caras”.

Así, detallan que a partir de ahora se podrán contratar dos potencias diferenciadas: una para el día y otra para la noche.

“Esto que, en principio, parece un avance, en realidad no vemos el beneficio claro de esta medida para consumidor doméstico, porque si éste persigue ahorrar y desplaza al periodo económico el uso de los electrodomésticos, requerirá mantener la potencia contratada para no llevarse sustos posteriores en la factura”, apuntan, añadiendo que “únicamente aquellas actividades y negocios diurnos verán posible bajar la potencia por la noche limitándola al mínimo de aparatos que sigan funcionando fuera del horario de apertura (frigoríficos, luces nocturnas, alarmas…)”.

Lo que sucede, además, es que los meses de mayor demanda serán los más caros (enero, febrero, diciembre y julio; junto con marzo y noviembre como siguientes más caros). Y estos seis meses al año no incluirán periodos diurnos asequibles económicamente, salvo por la noche de 24 a 8 horas. “Si alguien ve un avance positivo en esta medida, que nos lo diga, porque solo beneficia claramente a las grandes eléctricas”, lamentan.

Asimismo, critican que “es imposible que una persona cree hábitos de buena gestión energética y de ahorro de energía, si lo que le resulta económico un mes no lo es al siguiente o un día sí y otro no”, ya que “con una facturación que no sigue ningún patrón sencillo, cuya complejidad supera los ya tristemente famosos planes de telefonía móvil, habrá que hacer un máster para poder atar cabos, si es que se pueden atar”.

Respecto al período económico más económico, el de 24 a 8 horas, llaman la atención sobre que no coincide con el ritmo de uso de electrodomésticos como las lavadores o las rutinas de comer (como ejemplo, el horno).

En definitiva, concluyen que esta nueva facturación “no fomenta ni el ahorro ni la utilización racional de la energía pues hay que encajar cuatro variables (lugar, mes, día, hora) y seis periodos de facturación distintos por día” por lo que opinan que “parece que se ha creado algo para disuadir al consumidor de entenderlo y mucho menos de que pueda aplicarlo en el día a día”.

“Una vez más, algo que debería ser un bien básico, la energía, se sigue tornando incomprensible para muchos e inaccesible para otros, cuando no las dos cosas”, apostilla desde SOLABRIA, que se nutre de energías renovables y funciona como cooperativa en la que los socios, es decir, los usuarios, toman las decisiones y contribuyen a asentar un nuevo modelo energético alejado del oligopolio de las grandes compañías.