Cuando Santander se detiene: la movilidad durante el coronavirus

Estudio sobre los flujos de tráfico en la capital cántabra durante la cuarentena
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La lucha contra el coronavirus ha llevado a las ciudades a un parón generalizado. Con aproximadamente un tercio de la población mundial confinado, el tráfico rodado se ha esfumado de las carreteras y espacios más transitados en el mundo. Sin ir más lejos, la entrada a la ciudad de Santander ha visto reducido su flujo de vehículos un 79% desde la tercera semana de confinamiento. Pero los trabajadores esenciales –doctores, enfermeros, dependientes, farmacéuticos, personal de reparto y otros- siguen desplazándose a sus puestos, y los vecinos tienen que seguir haciendo viajes para adquirir los productos esenciales.

Tomar acciones desde la escala municipal para ayudar que estos movimientos críticos se hagan más fáciles ocurre con mayor facilidad: se suspenden las tarifas en transporte público colectivo, se elimina la necesidad de pulsar los botones en los semáforos, etc.

Se hace necesario recordar que durante muchos años las ciudades se han diseñado a medida de los automóviles, por lo que hay que regresar a las ciudades para las personas que lo habitan.

El punto de vista es diferente si se tiene en consideración que somos un bípedo de un metro y medio de altura que se mueve, aproximadamente, a 4 km/h.

Tal como apunta el arquitecto danés Jan Ghel, hemos sido enseñados a mirar la ciudad desde arriba, como aparece en un plan o una maqueta.

Sin embargo, hay que regresar a ver y diseñar la ciudad a la altura de los ojos. Esta concepción a la que hay que retrotraerse obliga a repensar en la movilidad dentro de la ciudad. En un contexto de emergencia sanitaria global, con un tráfico casi desaparecido y medidas más favorables a los medios colectivos y a caminar, la oportunidad de oro también se halla en actuaciones que impulsen el medio de transporte que falta en esta ecuación: la bicicleta.

Los expertos ven en la bicicleta y los desplazamientos a pie una oportunidad para movernos de manera segura, evitando los aglomerados transportes públicos colectivos, y mucha gente alrededor del mundo parece que está de acuerdo. En Nueva York, el ciclismo aumentó un 52% una vez realizadas las medidas de distanciamiento social. En Chicago, el uso de plataformas de compartir bicicleta se dobló en marzo. En Berlín se realizan actuaciones provisionales de carriles bici en calzada. En Londres el servicio de bicicletas es gratuito.

Para planificar las políticas que prioricen estos modos de transporte, el primer paso es conocer a dónde se mueven los ciudadanos. En España esto es posible gracias a la cooperación entre el Instituto Nacional de Estadística y las principales operadoras nacionales (Orange, Telefónica y Vodafone), quienes realizan un análisis de la posición de más del 80% de los teléfonos móviles en toda España. Éste se centra en el estudio de la movilidad de la población durante el estado de alarma. De realizar un análisis de minería de datos, se pueden extraer conclusiones valiosas para cualquier futura propuesta de movilidad:

La principal, es que, durante un día laborable del estado de alarma, solamente 20.591 santanderinos se desplazaron a otro distrito, un escaso 12% de la población total.

Del distrito 1 (central) salen 1.139 personas (11,93% del total de la población censada). Su principal destino es el distrito tres (16%), seguido por el distrito dos (13%) y el seis (12%).

Del distrito 2 (Cazoña-S.Fernando) salen 3.242 residentes (11,96%) con destino al distrito ocho (25%), seis (18%) y siete (11%). Fuera del municipio, hacia Camargo, salen 171 personas.

Del distrito 3 (General Dávila-Santa Lucía-Menéndez Pelayo) salen 1.827 personas (12,24%) con destino al distrito cuatro (27%) y uno (15%).

Del distrito 4 (Puertochico-Sardinero-Castros) salen 1.922 vecinos (11,36%) con destino al distrito siete (18%), ocho y tres (con un 15% de los viajes cada uno). Se realizan viajes fuera del municipio con destino a Ribamontán al Mar (138 vecinos) y Camargo (104).

Del distrito 5 (Barrio Pesquero-Castilla) salen 1.515 personas (8,76%). Su principal destino es el distrito seis (17%) y ocho (16%). Se realizan también viajes a Marina de Cudeyo (140 residentes).

Del distrito 6 (Valdecilla-Alta-Estaciones) salen 2.199 residentes (15,3%) con destino al distrito dos (20%), ocho (19%) y cinco (17%). Camargo acapara el flujo fuera del municipio con 124 vecinos.

Del distrito 7 (Castros-Monte-Albericia) salen 3.642 personas (13,26%) principalmente con destino al ocho (33%) y al cuatro (19%). Del distrito 8 (Peñacastillo-Alisal-S. Román) salen 5.105 vecinos (11,37%) con destino principal fuera del municipio; un 32,6% va a Camargo o Bezana.

En consecuencia, es interesante tomar en consideración los datos de estos dos últimos municipios, ya que hay unos innegables nexos de movilidad: en el caso de Camargo, un 53,8% de los viajeros se dirigen a Santander, mientras que en el de Bezana, es un 34% (al distrito ocho).

En definitiva, la mayoría de desplazamientos fuera del distrito se realiza en aquellos contiguos, pese a que en su denominación numérica parezcan alejados. Un ejemplo puede ser el caso del distrito cuatro, cuya mayoría de desplazamientos se realizan hacia el siete (contiguo y vertebrado por la Avenida de los Castros. Es en los casos donde los movimientos no pueden ser cubiertos por la red peatonal donde habría que aplicar el foco.

Los datos a escala inframunicipal que ofrece el Instituto Nacional de Estadística son, indudablemente, esenciales para una correcta planificación de la movilidad.

Conocer detalladamente los desplazamientos de la población en tiempos de crisis es fundamental para adaptar la planificación del transporte público o individual.

Sin embargo, lo más importante es reflexionar sobre el modelo de movilidad que tendremos tras la normalización de la situación. La crisis sanitaria debería ser una gran oportunidad para replantear nuestras políticas de movilidad hacia una ciudad sostenible.

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