El Ayuntamiento concede licencia para las obras de reparación y mantenimiento del Convento de las Clarisas, ubicado en la calle Alta

Tras años de polémica por el abandono del edificio, declarado Bien de Interés Cultural
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El Ayuntamiento de Santander ha concedido a la Dirección General de Justicia del Gobierno de Cantabria la licencia para las obras de reparación y mantenimiento del Convento de las Clarisas, ubicado en la calle Alta, que venía acumulando años de abandono y de retrasos en los planes para su protección.

Así lo ha adelantado el concejal de Fomento, César Díaz, quien ha explicado que este inmueble fue declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento en 1982 y se encuentra dentro del entorno de protección del Antiguo Hospital de San Rafael, situado al otro lado de la calle.

Los trabajos previstos en el proyecto cuentan con un presupuesto de 800.000 euros y contemplan el apeo completo previo del monumento, a fin de garantizar su estabilidad durante la ejecución de los trabajos; la demolición de un total de 9 edificaciones anexas que rodean la construcción principal, y la consolidación estructural y reparación de las fachadas y bóvedas, incluyendo revestimientos de fachada en zonas deterioradas.

En los trabajos de reparación y mantenimiento también figura la retirada de planchas de fibrocemento existentes en gran parte de las cubiertas y la ejecución de un nuevo cubrimiento provisional mediante placas onduladas de fibras minerales en color teja y la sustitución de canalones y bajantes.

Díaz ha explicado que la rehabilitación del convento, a pesar de no ser integral como sería deseable, permitirá frenar el deterioro tan grande que viene sufriendo el inmueble.

EL CONVENTO DE LAS CLARISAS

La construcción del Convento de las Clarisas en la villa santanderina comenzó en 1641 por iniciativa de la dama guipuzcoana María de Oquendo, viuda del armador santanderino Fernando de la Riva Herrera, miembro de una de las familias más destacadas de Santander.

La dama otorgó 100.000 ducados de renta anual para la fundación del nuevo convento, situado en la calle Alta, extramuros del casco histórico, en el denominado Arrabal de Fuera de la Puerta. Las obras fueron dirigidas por el arquitecto y religioso Fray Lorenzo de Jorganes, y los maestros canteros fueron Vicente Herrera y Juan de Pontón.

Para su construcción utilizaron piedras procedentes del barrio santanderino de Rucandial y del pueblo de Setién.

Los trabajos de construcción se prolongaron durante 15 años, y las monjas clarisas tomaron posesión del nuevo convento en 1656. Para entonces, hacía 12 años que había muerto la fundadora, pero la obra continuó a cargo de uno de sus sobrinos, Miguel de Oquendo.

El convento constaba de una iglesia, un claustro y las habitaciones de las religiosas, y se realizó en el estilo clasicista predominante en aquella época en Cantabria, aunque en la mayor parte de Europa ya predominaba el Barroco. La comunidad de clarisas permaneció en este convento de la calle Alta durante casi 180 años, hasta que las fueron expulsadas en 1835 como consecuencia de la Desamortización de Mendizábal.

El edificio se convirtió en una Fábrica Nacional de Tabacos, uso que ha tenido hasta el año 2002, cuando estas instalaciones se trasladaron a un nuevo polígono industrial situado en El Bosque (Entrambasaguas), fue entonces cuando el viejo edificio quedó cerrado y abandonado.

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