«La sensación de los rastreadores es de que hacemos un trabajo que se traduce en resultados»

Manuel Galán, jefe de servicio de Salud Pública del Gobierno de Cantabria, nos ayuda a entender la importancia del trabajo de rastreo ahora que la epidemia está más controlada
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Evitar rebrotes es la idea principal dentro de la estrategia de desescalada y vuelta a la normalidad. El Gobierno central dice que será una nueva normalidad, una vez que los territorios de España vayan saliendo de la fase 3. Si Cantabria y el resto de territorios que accedieron a la fase 1 el pasado 11 de mayo mantienen la tendencia actual, tienen el 22 de junio como fecha-objetivo.

Si nada hace que se retroceda, ese será el día en que nuestra movilidad volverá a ser la de siempre, pudiendo salir de la comunidad autónoma sin necesitar un motivo de verdadero peso o un justificante que presentar en un control de policía. Y esa movilidad aumentará según vayan saliendo de la fase 3 el resto de territorios.

Para evitar los rebrotes están los rastreadores. Quizá no tengan un nombre demasiado bonito, pero su función se convierte ahora en fundamental para vigilar que el volumen de contagios no se dispare. La tarea consiste en controlar los contactos que tengan los nuevos infectados para asegurar que el Coronavirus no se expanda sin control como ocurrió en el mes de marzo.

Manuel Galán es jefe de servicio de Salud Pública del Gobierno de Cantabria. Y es uno de esos rastreadores. No son policías ni detectives, pero su función ahora necesita de entender a personas contagiadas, explicarles bien en qué consiste su trabajo, pedirles sinceridad y poner a salvo a esos contactos para asegurar que no son positivos y no puedan ser una cadena de transmisión con respecto a otras personas.

Galán nos cuenta cómo van las cosas, lo sufrida que es esta labor y lo incómoda que puede resultar para las personas que deben contar con quién han estado en contacto para que se proceda a hacerles un test y aislarles si es preciso. Y lo hace en una entrevista a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.

Pero, ¿qué es un contacto? Galán dice que no es fácil de definir, pero hace referencia a todas las personas que hayan estado con una persona infectada, sin mantener la distancia de dos metros, durante al menos 15 minutos, en los días previos a que esa persona resulte positiva.

Este rastreador quiere dejar claro que no se trata de juzgar a nadie si ha cometido alguna imprudencia, sino hacerle entender que es importante saber con quién ha estado en una situación de posible contagio para poder hacer un seguimiento y detectar si esas otras personas tienen síntomas de la COVID-19. Si ese paciente entiende que el rastreo tiene el objetivo de poner a salvo a su entorno más próximo, se sentirá más tranquilo.

También especifica que la función del rastreo no sirve en cualquier situación. Es más válida en un momento como el actual, donde la epidemia está más controlada, hay pocos casos y entonces resulta más fácil distinguir las cadenas de transmisión y frenarlas antes de que se pueda dispersar la enfermedad entre demasiadas personas. «Lo que queremos es luchar contra el virus, es nuestro objetivo», dice Galán. Hicieron esto mismo al comienzo de todo, cuando todavía eran pocos los infectados, algunos que habían venido de Italia, por ejemplo. Pero la epidemia se convirtió en una «avalancha» y llegó el momento de abandonar esa vía para centrarse en hacer test y poder tratar a quienes desarrollaran el virus.

«Todo el mundo ha oído hablar de los rastreadores», añade, y eso facilita su trabajo. Es la manera de que las personas infectadas sean más comprensivas con lo que se pretende de ellos, que es una simple colaboración activa. El propio Galán pasó la enfermedad, «de manera leve», y eso le capacita para sentirse mucho más cercano a un paciente, porque entiende lo que está pasando.

Este complicado trabajo necesita de personal que se dedique de manera exclusiva a ello. Galán destaca que son 37 personas en Cantabria las que se están empleando a fondo, y se incorporarán otros 10 más pronto. Y de distintos perfiles profesionales. Cuentan con gente del Servicio Cántabro de Salud, pero también de otras consejerías del Gobierno autonómico. Y su esfuerzo se mantiene en marcha los siete días de la semana, mañana y tarde.

Respecto al comportamiento que debemos tener en estos tiempos, Galán dice entender la postura del Ministerio de Sanidad respecto a la obligatoriedad, recién impuesta, de usar mascarilla en lugares públicos cuando no se pueda mantener la distancia física de dos metros. Él está de acuerdo con lo que dijo hace varios días la directora de Salud Pública, Paloma Navas, diciendo que esa distancia es lo mejor para evitar contagios, y la mascarilla como segunda medida más importante. «Que nadie sienta vergüenza» usando ese artilugio, concluye.

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