«Si no hay red, no pueden ir a la mar”

El oficio de las rederas cuenta con una larga tradición, aunque pierde efectivos pese a ser clave en la cadena de la pesca
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Vanessa Lastra es una mujer de 42 años que lleva viviendo toda su vida en El Barrio Pesquero de Santander. Toda su familia está ligada al mar, su marido es pescador y su padre también lo fue. Ella no quería estar vinculada a la profesión de pesquero, pero como admite, “no llevamos sangre en las venas, nosotros tenemos salitre”. Por eso acabó sucumbiendo y hoy en día se dedica a uno de los oficios más desconocidos de la mar, el de redera.

Las rederas son las grandes olvidadas que se dedican a la confección, reparación y mantenimiento de artes y aparejos de pesca. “Él trabajo es duro, tienes que llevarlos en la sangre porque cuando hace frío pasas mucho frío y cuando hace calor pasas mucho calor”, señala Lastra. Además, no tienen horario fijo: “normalmente trabajamos siete horas, pero si viene la red rota de la mar, pueden pasar catorce y seguir sentada cosiendo”, añade. Están de guardia las 24 horas, les pueden llamar a cualquier hora del día, incluso de madrugada.

“Cuando llegan los barcos a puerto tenemos preparados los palés, el pan para que ellos puedan cenar y vamos a la carnicería. Hacemos todo el trabajo de tierra, que si es verdad que no está muy reconocido porque no es lo visual. Lo visual es llegar con el pescado, sacar la red de pesca…”, asegura Vanessa en una entrevsta concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.

El oficio de redera se está tendiendo a olvidar. Lastra cuenta que cuando ella empezó con 18 años eran 22 rederas en la empresa y ahora sólo son dos. Aunque a su vez, no cree que sea una profesión que vaya a desaparecer ya que “si no hay rederas, la red se rompe y no hay reparación».» Es una cadena, nosotras estamos al principio. Si no hay red no pueden ir a la mar”, reivindica.

Teniendo en cuenta todos estos aspectos, es una trabajo que dificulta la conciliación familiar, es por ello por lo que suelen pertenecer todos a una misma familia porque “sino sería insoportable”, admite la redera santanderina.

FECHAS SEÑALADAS

Como para la mayoría de vecinos del Barrio Pesquero son fechas “muy especiales”. El 16 de julio se celebra la Virgen del Carmen y Vanessa además de redera, es fiel devota. “Estamos esperando todo el año. En El Barrio Pesquero los vecinos decimos que el año se compone de las Navidades y de las fiestas del Carmen porque somos gente religiosa”, confiesa.

Este año, la celebración no va a poder ser igual debido a la Covid-19, aunque la redera asegura que lo va a celebrar “de otra manera”. “Vamos a ir a tirar unas flores a la mar como todos los años y hemos ido a Revilla a poner unas velas a la Virgen, es muy triste lo que pasa, pero la devoción nos puede”, comenta algo emocionada.

Intentarán pasar el día “un poco desapercibido” ya que es un dolor muy fuerte para todos los devotos. Un año más Vanessa agradecerá a la Virgen porque como ella dice, “yo no le pido a la Virgen, yo le doy las gracias”.

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