El minizoo de La Magdalena estuvo doce años funcionando de forma ilegal

Informe de la Fundación Franz Weber apunta a la "desidia" en las inspecciones, mientras la alcaldesa anuncia la creación de un comité de expertos.
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El minizoo de La Magdalena funcionó hasta 2016 sin cumplir la legislación que le obligaba a darse de alta, tal y como refleja la Ley 31/2003, de conservación de la fauna silvestre en los parques zoológicos.

Así lo ha revelado la Fundación Franz Weber, que ha hecho público este miércoles el informe elaborado a base de visitas al parque, estudios de informes municipales y otros indicadores.

El informe, consultado por EL FARADIO, y expuesto por el veterinario David Perpiñán incide en que fue un fenómeno no detectado por las inspecciones del Gobierno de Cantabria a estas instalaciones que dependen del Ayuntamiento de Santander

Y también apunta al alto coste de las instalaciones y a la falta de formación del personal, sin conocimientos especializados de veterinaria que se les requieran, junto a otros aspectos como el incumplimiento de las normas o de su función educativa, lo que les hace pedir su cierre.

El minizoo de La Magdalena cuesta medio millón de euros al año

Asimismo, se refería a que las especies elegidas son difíciles de mantener y requieren mucho esfuerzo para que tanto la parte acuática como la terrestre están en las mejores condiciones, sin que esto se produzca.

En la presentación, en la librería La Vorágine, han participado también los portavoces del PSOE de Santander, Daniel Fernández; y Unidas por Santander, Miguel Saro.

Y todo en una jornada en la que está convocado el Consejo Municipal de Sostenibilidad (órgano de participación en el que están representantes de los partidos y de colectivos vecinales y medio ambientales), además de un ‘Abraza La Magdalena’, una concentración in situ convocada por Equo Cantabria.

EL INFORME

El informe repasa y amplia aspectos ya mencionados: desde las enfermedades respiratorias u oculares que presentan los animales, hasta su anormal comportamiento para sus especies (los pingüinos no entran al agua, las focas no salen de ella), pasando por su reducción a grupos de dos,cuando son gregarios y eso afecta a su ánimo si se quedan solos, como ha sucedido aquí. La escasa función educativa, el exceso de gasto y el poco mantenimiento, la poca formación del personal, las instalaciones que no son apropiadas… son aspectos que afloran.

Y a los que suma, según detalla el informe,la alimentación de las focas y los pingüinos se hace sin llevar un control de lo que come cada individuo.

Y cuando se produjo la muerte del león marino macho “Lucas” solo había un cuidador en el parque para hacer las tareas propias del zoo, como por ejemplo dar de comer a los animales. La presencia de un único cuidador cuando se trabaja con especies potencialmente peligrosas como leones marinos está totalmente contraindicada y va en
contra de las medidas básicas de seguridad que se deben seguir en una colección zoológica, aprecia el experto.

«Resulta muy complicado evaluar el trabajo veterinario en el zoo de La Magdalena, más aún cuando no hemos podido ver las historias clínicas ni el plan higiénico-sanitario, y especialmente cuando se observan ciertas contradicciones en las explicaciones», lamenta el informe.

Respecto al programa educativo facilitado por el zoo de La Magdalena (solo disponible para un año), destacan que todos los objetivos educativos sobre medio ambiente que se realizan en la península de La Magdalena se pueden seguir realizando sin la presencia de este zoológico.

En otras palabras, «no es necesario un zoo como el de La Magdalena para conocer el entorno natural de La Magdalena, para adquirir el gusto por la naturaleza, para desarrollar aprendizajes sobre los ecosistemas, para identificar especies marinas y sus hábitats, ni para concienciar sobre la importancia de la
conservación de la biodiversidad (listado de los 5 objetivos del taller “Exploremos la Magdalena” del 2017 facilitado por el zoológico para justificar su plan educativo)».

Sobre las alternativas sugeridas por el equipo de Gobierno, apuntan que «no se puede crear un centro de cría
de especies amenazadas si no se sabe lo que se quiere criar o que «no se puede crear un centro de recuperación sin saber ni lo que se quiere recuperar, ni si existe una necesidad real de otro centro de recuperación más en Cantabria.

«Y no se puede hablar de santuario (o incluso de centro de rescate) cuando las instalaciones ni siquiera son adecuadas para tener las especies que se albergan actualmente», añaden, recalcando que reconvertir esas instalaciones a algo que pueda ser útil como santuario puede implicar un esfuerzo económico importante y observando que «el equipo humano que ha llevado el zoológico de La Magdalena a su situación actual no parece que sea el más adecuado para llevar a cabo un proyecto innovador y beneficioso para los animales, ya que ni siquiera tienen experiencia en otros zoos».

EL PSOE : EL INFORME ES «DEMOLEDOR»

El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Santander, Daniel Fernández, aseveraba que el informe es «demoledor», e instaba a preguntarse «qué proyecto educativo se está dando desde el minizoo de La Magdalena, con animales enfermos o que parecen estar muertos».

Dani Fernández, insistía en el “lamentable estado del minizoo de La Magdalena”, que “no cumple con los parámetros legales para ser un zoo” ni “tampoco puede considerarse un reclamo turístico”, porque, al contrario, “las melenas de musgo” sobre los leones marinos van “en contra de la cultura del bienestar animal hacia la que avanza la sociedad” y además “está deteriorando la imagen nacional e internacional de Santander”.

EL AYUNTAMIENTO CREARÁ UN GRUPO DE EXPERTOS

La reflexión sobre el futuro del minizoo de La Magdalena arrancará hoy en el Consejo Municipal de Sostenibilidad, en el que se designará, a propuesta de la Concejalía de Medio Ambiente, a un grupo de expertos -que asisten ya a la reunión prevista para esta tarde- integrado por los veterinarios Juan Carlos González, Juan José Sánchez y David Perpiñán; la bióloga de Infozoos Andrea Torres, el responsable del plan director de la Magdalena, Esteban Sainz y el director del Museo Marítimo del Cantábrico, Gerardo García Castrillo.

El objetivo de esta iniciativa, tal y como ha señalado la alcaldesa Gema Igual, es “incentivar el debate y analizar las opciones para potenciar este espacio como un lugar donde se ponga en valor la biodiversidad y la vida animal con acciones educativas y de divulgación»(….) o para la recuperación de los mamíferos marinos que aparecen en las costas de Cantabria”, opciones que ya han descartado como viables distintos informes de asociaciones animalistas.

Para ello, desde la Concejalía de Medio Ambiente que dirige Margarita Rojo se trasladará al grupo de expertos un documento que recoja las inversiones necesarias para poner a punto las instalaciones y un plan de mantenimiento, además de propuestas valoradas para dar contenido medioambiental y de conservación de la biodiversidad a las instalaciones.

Gema Igual ha recordado asimismo que el plan director de la Madalena recoge en un estudio de la península, elaborado por un nutrido y reconocido grupo de profesionales de distintas disciplinas, la idoneidad de abrir un debate sobre la utilización del espacio que ocupa actualmente el zoo.

UNIDAS POR SANTANDER INSISTE EN QUE «NO HAY ALTERNATIVA» AL CIERRE 

El portavoz de Unidas por Santander, Miguel Saro, mantiene su postura de que la única opción viable es el cierre de la instalación: “lo único razonable desde el punto de vista de criterios de eficiencia económica, social y, sobre todo ambiental, es el cierre de la instalación”.

Miguel Saro en una visita esta semana al minizoo de La Magdalena

Saro cree que “es obvio que no existen ni los medios humanos ni técnicos” y que la naturaleza de las propias instalaciones que existen “no permite que el zoo cumpla las condiciones mínimas que exige la ley de Zoos de 2003”.

“La modificación de las instalaciones conllevaría una enorme inversión por parte del Ayuntamiento, el cual no está en absoluto en condiciones de realizar”, añade, al igual que tampoco ve viable pensar en un modelo distinto de zoo, de cuidados o un santuario, como se llegó a proponer, porque la inversión necesaria para cambiar las instalaciones es “enorme” y, según el experto, estas tendrían que estar cerradas al público para asegurar el descanso de los animales.

“Por ello, lo que debemos hacer es conservar en las condiciones más dignas posibles los animales que actualmente lo habitan” defiende Saro, “cuidarles el tiempo que les quede y cerrar el zoo como instalación”.

 

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