Estimadas ministra Celaá, consejera Lombó y resto de consejeros y consejeras de Educación que tienen la responsabilidad de tomar decisiones para este curso 20/21:

Como madre, maestra de Educación Infantil y como concejala de Educación, Infancia y Juventud me atrevo a pedirlas dos cosas:

Valentía para tomar decisiones distintas, porque esta situación tan grave y desconocida exige medidas distintas a las habituales.

Tenemos la suerte de que toda la comunidad educativa, de forma unánime,esta convencida de que la educación ha de ser presencial. Nos jugamos en ello el futuro de varias generaciones.

La escuela es el lugar en el que, curso a curso, se trabaja por aplanar la otra curva, la que se produce por la brecha social, por ello ,la educación presencial es irrenunciable.

Habrá entonces que conjugar este derecho con el derecho a la salud, teniendo en cuenta que este derecho engloba la salud física pero también la mental y la emocional.

¿Cómo hacerlo? Entiendo lo difícil que tiene que ser tomar decisiones en estos momentos en que las certezas son pocas y la incertidumbre mucha, por eso, quizá, lo mejor sea guiarse por el sentido común y la coherencia,esa es mi segunda petición.

Oímos más de una decena de veces al día que hemos de extremar las precauciones, que contra los contagios y su propagación las medidas a tomar son: mascarillas, distancia social, ventilación, higiene y grupos reducidos de no más de 10/15 personas( según el momento).

Si estas son las medidas a tomar en la vida cotidiana, éstas deben ser las medidas en los centros educativos. TODAS.

Es necesario reducir los grupos, desdoblar en espacios o en horarios, según los recursos.

Es necesario “saltar el muro” de las escuelas y ocupar otros espacios del barrio, pueblo o ciudad ampliando oportunidades y posibilidades.

Es necesario revisar los contenidos y las metodologías. La escuela después de la COVID 19 es la escuela del cuidado, de nosotros mismos, de los otros y del entorno cercano y lejano, del planeta…porque si algo nos ha demostrado esta pandemia es que sin ayuda mutua, sin cooperación, sin justicia social y sin solidaridad estamos abocados a la extinción.

Es necesario favorecer la participación de los niños y las niñas, de los y las jóvenes, hemos de escuchar su voz, han de implicarse y proponer medidas, porque así también se harán responsables de su cumplimiento.

Son necesarias las complicidades, el diálogo compartido entre toda la comunidad educativa, compartir las decisiones con las familias, nuestro interés es el mismo.

Es necesario el trabajo conjunto entre las distintas áreas de gobierno y abordar seriamente la necesaria conciliación familiar y laboral; con medidas concretas que en estos momentos, para garantizar el derecho a la salud, pasarían por el teletrabajo, la reducción de jornada y la adecuación de horarios comerciales.

Dice Juan José Millas “Fingimos que vivimos en un mundo que ya no existe.Y no nos hemos dado cuenta. Quizás los niños sí y por eso nos miran asombrados porque no lo sepamos”

La diferencia no puede ser la mascarilla, el gel hidroalcohólico y el metro.  ¿ Somos conscientes?, entonces ¿seremos valientes?