Del vino y la democracia

Tiempo de lectura: 4 min

Si han estado lo sabrán, una reunión de escalera es la demostración empírica de que el ser humano está condenado a no entenderse. El edificio se derrumba y tenemos que tomar medidas urgentes para que no se venga abajo; pero el del tercero tiene humedades, la del quinto goteras, el del bajo debe tres recibos de la última derrama y en cuanto bebe dos copas pone a Camela a todo volumen y grita por la ventana, al del segundo le cagan las palomas en el alfeizar; y lo peor de todo, a mí se me ha reventado una bajante y unos ruidos extraños, que sospecho provienen del cuarto de las calderas, hacen que no pegue ojo desde hace más de dos semanas. Fíjense si son extraños los ruidos que en mi edificio no hay ningún cuarto de las calderas.

Dicen que la democracia la pergeñaron unos filósofos griegos, probablemente mientras celebraban un copioso banquete en el ágora, entre la calentura del chupito y los postres; me apostaría el cuello a que no vivían en el mismo edificio.

—Y si tal cosa ocurre en el portal de un humilde vecindario ¿Cómo actuar cuando se trata de contentar a varios millones de nuestros compatriotas? —preguntó el más joven de los sofistas.

—Sencillo, tenaz discípulo. —replicó Aristodemo adelantándose al resto, mientras alzaba su ánfora repleta de néctar divino y pegaba un largo trago —Ante la imposibilidad de reunir a todos los contribuyentes en un mismo foro, nosotros deberíamos de erigirnos en sus representantes y de tal forma ser portavoces de todas y cada una de sus quejas y propuestas —sentenció.

La moción fue aplaudida a rabiar y Aristodemo fervientemente felicitado. Y claro, fue una idea estupenda durante un rato, hasta que uno de los filósofos, probablemente el mismo Aristodemo, al dirigirse a las letrinas con paso torpe, tropezó e hizo añicos la gran tinaja que contenía la sangre de Dioniso. El vino entonces se acabó derramado sobre el recién inaugurado mosaico para después filtrarse por el alcantarillado público. Entonces, culpándose los unos a los otros por el estropicio, pusieron el grito en el cielo y cada cual, de lo más enojado, se marchó para su casa y fundó su propio ateneo; jurándose a sí mismos jamás dar la razón a cualquier otro representante de la polis que no vistiera su misma toga. El vino mesopotámico debía de ser bastante fuerte y tan dura su resaca que ha persistido hasta el día de hoy.

Y ahora que la ciudad de Madrid, entre otros lugares, se encuentra confinada por su delicada situación sanitaria, asistimos por enésima vez a este imaginario episodio. Un espectáculo bochornoso en donde nadie se baja del unicornio mientras sobrevuelan las arpías.

Tanto es así, que hasta Tedros Adhanom, el señor de la OMS que habla regular inglés, ha tenido que pronunciarse al respecto y tirar de las orejas a nuestros (ejem) sofistas, rogando unidad ante lo grave del asunto y recordando que sus tiras y aflojas están afectando la salud y la paciencia de millones de personas.

Y no se lo pierdan, hasta nuestro presidente autonómico, el señor Revilla, muy amigo de opinar aunque nadie le haya preguntado, cual Pepe Isbert en Bienvenido Mr Marshall, ha invitado a los madrileños a que visiten la tierruca en este puente del Pilar. Lo curioso es que millones de madrileños, esos que viven en barrios obreros, viajan en metros atestados, no disponen de segunda residencia y lo del teletrabajo les suena a ciencia ficción, ya llevaban semanas confinados pero yendo a currar, con salvoconducto, claro. Siempre hubo clases. También en la Grecia clásica. Lo que no sé es si estos ciudadanos de los barrios periféricos de la polis también habrán sido invitados a sobaos y anchoas mientras disfrutan de nuestros verdes y escarpados valles.

Para acabar de dar palos a la historia de la filosofía me gustaría concluir con una cita de Sartre, aquella que decía que el infierno está en los otros, que son los demás. No podría estar más de acuerdo, Jean Paul; pero tengan una cosa en cuenta, uno siempre será cuñado de su cuñado. Sí, también usted señora. No hay escapatoria. ¿Ya sienten el calor? Desde aquí huelo el azufre.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.