Guerra en el Sahara Occidental

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En la tarde-noche del 21 de noviembre, escuché en Radio Nacional una entrevista a la Embajadora de Marruecos en España, quien vertió espumarajos por su boca, en forma de falsedades, consciente de que lo eran, cuando la entrevistadora le preguntó acerca de la guerra, en su segunda parte, entablada en el Sahara Occidental entre las fuerzas de ocupación marroquíes y los combatientes del Frente Polisario, único representante legítimo del pueblo saharaui.

La periodista dio por bueno todo lo que vomitó la Embajadora, bien porque no sabía nada sobre lo que estaba preguntado, bien porque, sabiéndolo, le importaba una mierda. Y me pregunto a cuántos españoles, aparte los integrantes de las Asociaciones solidarias con el pueblo saharaui -una minoría- saben algo y les interesa, ya no digo que les inquiete.

En la órbita estúpida de ese fracasado político que es Manuel Valls, la Embajadora lanzó todo tipo de barbaridades sobre el Frente Polisario, y sus dirigentes, que son los de la RASD (República Árabe Saharaui Democrática), reconocida por más de 80 países, y que lucha por la recuperación de su tierra, que les fue invadida y ocupada, con sus recursos naturales, que son expoliados impunemente por el reino, al que la Embajadora representa, en cuyo nombre habla, y que provocó un éxodo trágico de una parte del pueblo saharaui, una guerra, que duró 16 años, y un exilio en campos de refugiados, en la tierra amiga y, a la vez, extraña de Argelia, para una parte del pueblo saharaui, y para otra, sufriendo el estado de terror que impera en las ciudades ocupadas, donde la violación de los derechos humanos de las gentes y los pueblos toma la forma de persecución, detención, tortura, muerte y desaparición, desde hace 45 años, y con la connivencia de la comunidad internacional, beneficiaria de los expolios de los recursos naturales, que el reino alauita perpetra.

Y con la pasividad cómplice de la MINURSO, la Misión Internacional de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental, pasividad obligada por sus propios estatutos, de no velar por el respeto de los derechos humanos, única Misión en el mundo, que lo tiene prohibido.

Tras los acuerdos firmados en el alto el fuego, en setiembre de 1991, además del compromiso de la no agresión unilateral entre las partes, figura la división del Sahara Occidental en cinco zonas se restricción, a lo largo del muro de 2720 kms., infectado de minas antipersona, que divide el territorio y a las familias saharauis, de norte a sur.

Una de esas zonas es la de El Guerguerat, donde en más de una ocasión han sonado tambores de guerra, por cuanto Marruecos la ha utilizado ilegalmente, a modo de frontera, que no existe, para transportar personas y mercancías a Mauritania, para lo que se permitió trazar una carretera, que facilitara la circulación de vehículos.

Reiteradamente, el Frente Polisario presentó a Naciones Unidas su protesta, así como la exigencia de que cesaran las actividades ilegales, por parte de Marruecos, sin que fueran atendidas, más allá de una petición, puramente formal, por parte de la ONU, a que Marruecos se comportara.

Pero todo, lo mismo que tiene una primera vez, tiene también una última. Y la última llegó. Y al Frente Polisario no le quedó otra opción que hacer dejación de las acciones diplomáticas, por las que le han tomado por el pito del sereno desde hace casi 30 años, y pasar a la acción bélica, cuando Marruecos levantó un muro -otro, que también sembró de minas- para defender el paso de sus chanchullos comerciales, de Marruecos a Mauritania, pasando por el Sahara Occidental, y de haber atacado un campamento de protesta, que los saharauis habían levantado en el lugar, lo que supuso la ruptura del alto el fuego, sin que este haya sido el primero, y que mantuvo la guerra en suspenso durante tres décadas.

El pueblo saharaui, desde una declarada y practicada opción por la resistencia pacífica viene en g rupturas del alto el fuego desde el mismo momento, en el que se firmó, y aún antes. La brutalidad que padece la población saharaui en los Territorios Ocupados, día a día, por el mero hecho de ser saharauis y manifestarse pacíficamente exigiendo lo que les pertenece, ¿no es agresión unilateral?

Pero la agresión unilateral, en forma de ataque bélico, tuvo lugar hace 10 años, cuando el ejército marroquí desmanteló, por tierra y desde el aire, en la oscuridad de la noche, el campamento, tan de protesta, como pacífico, levantado por familias saharauis en Gdeim Izik, en las inmediaciones de El Aaiún.

Los saharauis no utilizaron a sus niños y mujeres como escudos humanos, tal como afirmó la Embajadora del sátrapa Mohamed VI que era la costumbre del Frente Polisario. No fueron más de 2000 jaimas, ocupadas por familias saharauis.

Quizá quiso, la Embajadora, justificar, callándolo, que la primera muerte de aquella barbarie fue la de un joven, casi adolescente. Entonces, el Frente Polisario no quiso tener aquel acto de guerra como una violación del alto el fuego. Unos días después de la masacre, visitó los campamentos de refugiados y dos de las Regiones Militares de la RASD, en los Territorios Liberados, tanto el Primer Jefe de la Segunda Región militar, en Tifariti, Brahim Ahmed Mahmud, conocido como Gregao, y que fue alumno mío en el Instituto de El Aaiún, entre 1970 y 1975, como el entonces Presidente del Parlamento de la RASD, Jatri Ad-dud, con quienes, entre otros, mantuve conversaciones, se negaban a pronunciarse sobre lo ocurrido en Gdeim Izik como una violación del alto el fuego, quizá empecinados en su actitud de resistencia pacífica, en la confianza de que la ONU y la Comunidad Internacional reaccionaran de acuerdo con la naturaleza de la agresión. Pero, no, se limitaron a dar por buenas las explicaciones del invasor.

Ahora ha sido en El Guerguerat donde los saharauis levantaron un campamento de protesta, de más modestas proporciones, con el fin de llamar la atención, de la ONU y de la Comunidad Internacional, sobre la reiterada utilización ilegal, por parte de Marruecos, de una de las zonas de exclusión, amparadas por el alto el fuego. Los modos han recordado a los empleados en la invasión y ocupación del Sahara Occidental, cuando en 1975 fueron precedidas de la llamada Marcha Verde, compuesta por presuntos civiles, con el Corán en la mano y un arma debajo de la chilaba. Ahora, el Frente Polisario no ha dudado en considerarlo una ruptura del alto el fuego, a lo que ha respondido con una declaración de guerra, que va por la quincena, y que Marruecos mantiene en silencio, mientras el Frente Polisario bombardea posiciones militares en el muro.

¿Por qué ahora sí? Durante 30 años la diplomacia no ha dado ningún resultado positivo a los efectos del cumplimiento de la legalidad internacional, que prescribe la celebración de un referéndum de autodeterminación, acorde con la Carta de NNUU, en la que el Sahara Occidental figura como Territorio No Autónomo Pendiente de descolonización, por lo que no se reconoce la soberanía sobre su territorio a ninguna nación, incluida la ocupante, lo que supone que España no ha dejado de ser potencia administradora, con absoluta dejación de su responsabilidad.

Al fracaso de la actividad diplomática, quizá cabe suponer que el actual Presidente de la RASD y Secretario General del Frente Polisario, Brahim Gali, es de un talante y condición distinta a la de su antecesor, Mohamed Abdelaziz, quien cuando amenazaba con romper hostilidades no resultaba convincente. Brahim Gali fue el gran estratega durante la guerra, que desde 1975 hasta 1991, libraron el Frente Polisario y el Reino de Marruecos, y los avisos a la ONU, ante su inoperancia, tenían fecha de caducidad, y se convirtieron en acciones bélicas, provocadas por una ruptura más de la condición más elemental de todo alto el fuego, por parte de Marruecos.

Y todo está ocurriendo, todo ha ocurrido desde el principio, ante la mirada idiota de la MINURSO, a la que me he referido más arriba.

La primera comisión ilegal que cobró Juan Carlos fue la del apoyo de EEUU a su reinado, que estaba a punto de empezar, por la venta del Sahara Occidental, transacción sin correspondencia, formalizada, personalmente, el 2 de noviembre de 1975, y ratificada por los Acuerdos Tripartitos de Madrid, firmados el 14 del mismo mes y año. Marruecos, Francia y EEUU nunca les estarán suficientemente agradecidos por lo réditos que les reporta. Pero el pueblo saharaui se ha cansado ya de seguir pagando los intereses, con su tierra y con sus recursos. Y con sus vidas.

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