Hoy es un día de mucha empatía. Es el Día mundial de lucha contra el cáncer, una enfermedad tan extendida que quien más, quien menos, (más más que menos, nos tememos) ha tenido un caso en su entorno.

Quien ha tenido cerca la enfermedad, el tratamiento o los fallecimientos sabe lo duro que es, lo mucho que una ausencia puede marcar toda una vida.

475 personas han fallecido este año por la covid: 475 familias que tienen una ausencia, una fisura, una brecha, una grieta.

Son muchas pérdidas y es mucho dolor, por eso, por lo cercana que tenemos la otra enfermedad extendida, el cáncer, debería ser fácil empatizar, entender, y sumar esfuerzos para intentar que no llegue más.

Con el cáncer ha florecido un activismo, toda una red de apoyo, materializado en asociaciones como Buscando Sonrisas, Luchamos por la vida, Amara, Rosa Navidad, la Asociación Española contra el Cáncer, la Fundación Más Que Ideas, Movember …, con multitud de iniciativas: carreras solidarias, recaudaciones, los pelones, los makers…, que además han tenido que reorientar su forma de hacer las cosas en tiempos que no son propicios para los actos masivos.

Sumado a la ciencia y la investigación, imprescindible, y la inversión, pública, todo ese esfuerzo no es sino una forma de demostrar que estamos toda la sociedad con esto, porque sabemos que nos puede pasar a todos, que está ahí.

Lo mismo deberíamos estar pensando con esta crisis, sumando, además, que hay ciertas cosas que sí podemos hacer para cortar su extensión. También en eso podemos estar todos a una.