Aumentan los problemas de salud mental en menores debido a la pandemia

Pediatría y Psiquiatría de Valdecilla estrechan su colaboración y advierten de un aumento de casos de ansiedad y un repunte de desórdenes alimenticios, autolesiones e intentos de suicidio.
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Los Servicios de Psiquiatría y Pediatría del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla han fomentado de forma extraordinaria la coordinación entre sus equipos en los últimos meses, ante un notable aumento de pacientes infanto-juveniles con alteraciones de la salud mental, derivadas de forma directa o indirecta de la actual situación de pandemia.

Tal y como explica el jefe de Psiquiatría de Valdecilla, Jesús Artal, “en algunos momentos, el número de menores ingresados en Valdecilla por causas de tipo psiquiátrico ha sobrepasado la decena, cifra muy por encima de las habituales con carácter previo a la pandemia”.

“Hasta ahora, al menos en España, la ola de problemas de salud mental por Covid de la que tanto se ha hablado todavía no ha llegado en adultos,” explica, “sin embargo, desde los últimos meses de 2020, y especialmente el comienzo del 2021, esa ola ha llegado en cuanto a la afectación en la salud mental de niños y adolescentes, y es una ola muy importante”.

Desde la experiencia de la jefa del Servicio de Pediatría de Valdecilla, Mª Jesús Cabero, “en los últimos dos meses, sobretodo, hemos asistido a un aumento, tanto en Urgencias, como en las consultas de Atención Primaria, como en la planta de hospitalización, de niños con problemas de salud mental, problemas de ansiedad, con cuadros hipocondriacos, con muchos cuadros psicosomáticos, aparte de trastornos del comportamiento alimentario”.

“Toda la sociedad está sometida al mismo estrés, cansancio y agotamiento. Dentro de las familias, los niños no son ajenos a los problemas del día a día, tanto de salud como sociales y económicos, generados por el Covid”, indica Artal, quien señala también el aislamiento como un elemento crítico para la desestabilización de los adolescentes y el abuso de las redes sociales como un factor de riesgo.

En este sentido, Cabero apunta que los niños también “son susceptibles al estrés que ha supuesto para las familias los problemas de salud de familiares que han enfermado o que han fallecido, así como a las consecuencias económicas que haya podido tener la pandemia en sus familias. Ven todo el día las noticias, ven a sus padres preocupados…, todo eso crea ansiedad, sobre todo si de base ya hay un trastorno”.

Así, los profesionales están presenciando un repunte preocupante de determinados trastornos que ya estaban presentes antes de la pandemia, como son alteraciones graves de la conducta de alimentación –con casos de anorexia y bulimia especialmente presentes en niñas entre los 13 y los 16 años-, así como conductas de tipo autolesivo e, incluso, de tipo suicida. “En ocasiones lo que la pandemia ha hecho es agravar una situación que ya existía previamente, y otras veces ha aflorado una nueva patología”, cuenta Cabero.

La vía de entrada de estos pacientes al Hospital también es variable. “A veces es el propio pediatra de Atención Primaria quien nos llama” y otras veces los pacientes “acuden directamente a Urgencias por sobredosificación de fármacos con intentos autolíticos”, después de que los padres hayan intentado manejar el problema en el domicilio.

 PEDIATRIA Y PSIQUIATRÍA

La coordinación entre Pediatría y Psiquiatría está siendo un factor clave para el ingreso y la atención de estos pacientes. Gracias a la colaboración cultivada en los últimos años entre los dos servicios, Psiquiatría ingresa desde 2015 a niños y adolescentes en plantas de Pediatría por causa psiquiátrica, casos que hasta entonces se derivaban fuera de Cantabria.

“El modelo actual nos parece adecuado,” dice el jefe de Psiquiatría. “Es un modelo que normaliza mucho la atención psiquiátrica a niños y adolescentes. Aunque hay unos pocos pacientes, sobre todo adolescentes mayores, que por su conducta o su gravedad requieren ingresar en la unidad específica de Psiquiatría. En eso estamos trabajando”.

También han desarrollado mucho en este tiempo la atención de hospitalización parcial, donde el niño o adolescente acude a Valdecilla durante unas horas al día, de manera que no pierde el contacto con su núcleo familiar, con su entorno habitual ni con el medio educativo. “Es una forma de tratamiento intensivo que creo que es muy de resaltar”, subraya Artal.

Además, los servicios de Pediatría y Psiquiatría de Valdecilla han colaborado coincidiendo con la pandemia en el desarrollo de nuevos modelos de atención en beneficio de la salud mental de los menores, considerando que “el servicio sanitario se tiene que adaptar con nuevas formas de atención” que den respuesta a un tipo de ingresos que “son más prolongados, en general, y requieren otro tipo más novedoso de atención”. Estos pacientes precisan de la atención de ambos servicios para descartar patología neurológica, valoración y tratamiento nutricional y hacerlo en un entorno pediátrico por personal habituado a tratar con niños y sus familias, precisa Cabero.

En este sentido, además de impulsar el uso de las nuevas tecnologías para mantener el contacto con los propios pacientes y sus familias, Jesús Artal destaca la implantación de esa vía para comunicarse con el medio judicial, quien interviene directamente y por ley en todas las hospitalizaciones psiquiátricas de niños y adolescentes. “En estos meses de pandemia hemos desarrollado un programa de visita por parte de la comisión judicial, que mediante videoconferencia controla y garantiza que las hospitalizaciones de niños y adolescentes se hacen conforme a lo que marca la ley”.

Además, tal y como explica el jefe de Psiquiatría de Valdecilla, es posible supervisar los efectos negativos que la pandemia puede estar causando en la salud mental de los menores y minimizar sus consecuencias, por ejemplo, supervisando la trayectoria educativa y social de los niños y adolescentes y evitando en la medida de lo posible que no pierdan algunas de sus rutinas y el contacto con sus amigos, aunque sea adaptándolo a las normas sanitarias actuales.

Especialmente, Artal recomienda vigilar si se dan alteraciones habituales del estado de ánimo. «Yo animaría a un intento de comunicación, de intercambiar con los hijos, de preocuparnos por ellos y que nos cuenten su situación. Y si tenemos dudas, pediría ayuda profesional», concluye.

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