El Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) realiza una renovación integral del estudio de la cueva de Chufín

El estudio contempla tanto el arte parietal conservado en el interior y exterior de la cavidad como el yacimiento de ocupación humana situado en el vestíbulo de la cueva.
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Un equipo del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria (IIIPC) liderado por el Doctor en Prehistoria y especialista en Arte Paleolítico, Diego Gárate Maidagan, se encuentra, actualmente, realizando una nueva valoración arqueológica de la cueva de Chufín (Rionansa).

Se trata de una investigación en profundidad, que no se había realizado nunca con anterioridad desde su descubrimiento hace 49 años, y que está financiada por la Vicepresidencia del Gobierno de Cantabria, a través de la DG de Patrimonio Cultural y Memoria Histórica, en el marco de la campaña arqueológica de 2021.

A través de las nuevas tecnologías digitales y tridimensionales y los nuevos avances en las técnicas de registro y estudio del arte paleolítico se realizará una nueva documentación y análisis integral de las evidencias gráficas de la cavidad, incluyendo además la exploración espeleológica de la cavidad al completo en todas sus galerías, simas y chimeneas, para conocer su desarrollo exacto e incluso la existencia de áreas de actividad paleolítica no detectadas hasta la actualidad.

Además, se plantea la excavación del área vestibular donde ya en los años 70 del siglo XX se detectó una densa ocupación de época Solutrense (hace 18.000 años) pero que debido a distintas vicisitudes nunca fue publicado en detalle.

El objetivo de esta intervención es el de conocer y evaluar el potencial arqueológico del yacimiento con las metodologías del siglo XXI, así como ponerlo en relación con los paneles decorados adyacentes.

Además, el interior de la cavidad nunca se ha sometido a una prospección superficial minuciosa que permita localizar la presencia de evidencias arqueológicas muebles.

En este proyecto se plantea, por tanto, una intervención, en este sentido, debido a la importancia de los contextos arqueológicos internos en cuevas decoradas. Es decir, el proyecto tiene como finalidad acometer una serie de actuaciones arqueológicas que ayuden a paliar el déficit en el conocimiento, ya que los estudios de referencia datan de la década de los 70 del siglo XX y jamás han sido publicados de manera pormenorizada.

No debemos olvidar que la cueva ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Por otro lado, el estudio se enmarca en una revisión más amplia de las cavidades decoradas del alto Nansa, iniciado por el mismo equipo hace dos años en la cercana cueva de Micolón.

EL CHUFÍN

La cueva de Chufín se localiza en el término municipal de Rionasa, próxima a la población de Riclones y su entrada se abre, al igual que las de otras cuatro cavidades contiguas, unos metros por encima del embalse de Palombera construido en los años 60 del siglo XX en la cuenca media del río Nansa.

El paisaje actual no se corresponde con el entorno histórico y, consecuentemente, cuesta imaginar que la cueva se encontraba en una situación geoestratégica para la actividad cinegética en el desfiladero del río Lamasón, muy cerca de su confluencia con el Nansa. Junto a la de Chufín se concentran las cuevas decoradas de Chufín IV, Micolón, Los Marranos y Porquerizos.

La cueva de Chufín se abre bajo una amplia visera que conforma un abrigo de considerables dimensiones. Forma parte de un complejo cárstico más amplio con otras cavidades y niveles inferiores cubiertos por el pantano que incluso llega a formar un lago permanente en el interior de la cavidad, muy cerca de las pinturas.

La cueva fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2008, siendo uno de los principales referentes del arte paleolítico cántabro, casi medio siglo después de su descubrimiento en 1972.

El acceso al interior de la cavidad se realiza a través de una galería prácticamente colmatada en sus primeros metros de desarrollo, y que posteriormente se prolonga como una única galería de dimensiones amplias con repisas y gateras laterales, sobre todo en la pared izquierda. Aproximadamente a 50 metros de la entrada, en el área más extensa de la galería, se localiza actualmente un lago que dificulta la progresión
hacia el interior, donde todavía continúan algunas galerías menores que no han ofrecido ninguna muestra de arte parietal.

Como curiosidad destacar que esta cueva fue localmente conocida por una leyenda que decía que el “moro Chufín” escondió un tesoro. Esta leyenda en su día dio lugar a excavaciones furtivas tanto en el interior como en el exterior de la cavidad.

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