La vacuna, la pandemia, la solidaridad

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Es admirable la velocidad con que la ciencia, en 330 días, ha sido capaz de desarrollar una vacuna contra el Covid-19. Detrás de ello hay inversiones masivas de dinero de estados, de empresas, pero también cooperación internacional, cooperación que hoy se ha trasformado en competencia entre las diferentes empresas y corporaciones de la potente industria farmacéutica.

No es la primera vez que se ha dado la cooperación en el terreno de la salud. Ya en 1851, se convocó la primera conferencia sanitaria mundial en París. En aquella ocasión se trataba de ir creando protocolos comunes para poder enfrentarse al cólera. La historiadora alemana Valeska Huber, profesora en la Universidad de Berlín comenta:” las Conferencias Sanitarias Internacionales del siglo XIX marcan en realidad el primer intento de abordar el problema de la propagación de enfermedades a través de la cooperación internacional y la estandarización de los procedimientos”.

Este enfoque aporta, en mi opinión, interesantes lecciones para la pandemia actual. El cólera puso a la Europa del siglo XIX frente a sus propias contradicciones, médicos famosos como Robert Koch, Adrien Proust o Louis Pasteur eran las nuevas estrellas de unas conferencias que hasta hacía poco estaban copadas por políticos profesionales. En 1863 se creará la Cruz Roja con el objetivo de asistir médicamente a la población en las áreas de conflictos y guerras.

Entre 1918-1920, la llamada “gripe española” causó 50 millones de muertos, un 2,5% de la población mundial de entonces, sería sin duda su lado más trágico; sin embargo, la sociedad fue capaz en 1919 de crear una oficina internacional cuyo objetivo era luchar contra las epidemias, eran las bases de lo que más tarde fue la OMS.

Y nos llegó la actual pandemia que volvió a trazar una raya, a un lado quedaban los que innovan, investigan, producen la vacuna; al otro los que no pueden hacerlo y se ven con dificultades de poder acceder a ella. Es importante señalar sin prejuicios las aportaciones de sectores privados, organismos filantrópicos que hicieron un gran esfuerzo en el marco de la Alianza Global para la Vacunación , desde allí se impulsó el COVAX facilitando la llegada de vacunas a países con menos recursos. Pero eso hoy está bastante atascado.

La epidemia, la vacunación tan fuerte en algunos países y tan débil en otros nos vuelve a resituar ante el concepto de salud. De esa radiografía no salimos bien parados y así podemos ver sistemas de salud frágiles y tocados en países del llamado mundo desarrollado junto a tasas de vacunación escasas en el resto, una verdadera combinación explosiva para poder enfrentarse a una pandemia global de esta envergadura.

La salida a esta pandemia “ha de ser global” se dice en todos los foros. A finales del 2020 la C. Científica Internacional había desarrollado 1.052 productos relacionados con el Covid 469 diagnósticos,362 terapias y 222 vacunas. En honor a la verdad la respuesta fue espectacular, rápida y con un sistema de colaboración como nunca se había visto. Desde el COVAX se implementó una colaboración público-privada sin precedentes, jamás se habían destinado tantos fondos y de manera tan rápida a una epidemia.

En la creación del COVAX se insiste en que “las vacunas no se queden en los países desarrollados”; pero los laboratorios siguieron el viejo camino, “servir a quien primero pague.” Se dieron paradojas como por ejemplo India: el mayor productor de vacunas ,al ser golpeado fuertemente por la pandemia el Gobierno indio baja la exportación hacia los países de rentas medias y bajas. Si en un inicio la creación del COVAX se pudo valorar como un acierto, hoy no es así.

¿Qué hacer hoy, por dónde transitar?

Estamos en un momento clave, donde la pandemia ha de ser enfrentada bajo el concepto de salud global. Pero no solo para reforzar a los precarizados sistemas de salud correspondientes a países de rentas bajas, donde la urgencia aconseja despejar los caminos burocráticos, para que puedan acceder a vacunas y medicamentos esenciales. Si estamos como normalmente se acepta en todos los foros sociosanitarios ante una crisis sanitaria global, hemos de recuperar el enfoque da salud global.

Las fotos de sistemas de salud, de los países de rentas altas, colapsados, y de los países con menos recursos, sin vacunas, no deben de ser aceptadas por sociedades democráticas. Hemos de poner el acento en la seguridad colectiva rechazando de plano los insensatos egoísmos nacionales.

En palabras del Centro de Innovación en salud Global de la Universidad de Duka: “Los fabricantes de vacunas estiman que su producción puede llegar a 12.000 millones de dosis para finales del 2021”, volverá a ser India donde se produzca el mayor porcentaje de vacunas. Parece que África o América Latina podrían en breve instalar nuevas plantas de producción de vacunas, y aún con todo no se vacunaría al 70% de la población mundial antes de mediados del año 2022.

¿Qué pasa?

Con las patentes hemos topado. Es cierto que la propiedad industrial forma parte del desarrollo industrial. Pero urge vacunar y hacerlo rápido y las patentes son un freno. Se puede, y no es ningún problema para esas industrias, suspender durante un tiempo el monopolio y la protección de las patentes, urge romper las barreras para implementar de manera global la vacunación y tratamientos a todos los países. Pero si bien es urgente suspender durante un tiempo la protección de la propiedad industrial hay que desarrollar otras medidas:

  • Subir las aportaciones a COVAX
    Potenciar a nivel global el seguimiento de nuevas variantes
    Asegurar la circulación de productos relacionados con producción y distribución de vacunas a todos los países.
    Incrementar los medios de los países menos desarrollados a la hora de poder vacunar
    Desarrollar nuevas formas de gobernanza global.

¿Cuánto costaría esto?

El Fondo Monetario Internacional habla de 50.000 millones de $, siendo como es una cifra notable se puede y se debe buscar solución económica en estos momentos como se hizo al principio.

Tras la Segunda Guerra Mundial se pusieron en marcha organizaciones que estaban basadas en la seguridad, ahora estamos bajo otras amenazas. Es momento de acertar desarrollando nuevas formas de gobernanza global. La pandemia resiente día a día las costuras de la convivencia y nos sitúa ante la fragilidad humana y sistémica.

Aún nos quedan momentos delicados, hago mías las palabras de Rafael Vilasanjuan cuando escribe:

“No hay alternativa. Necesitamos una gobernanza diferente, más inclusiva
y con capacidad de ejecución si queremos evitar situaciones tan o más dramáticas que la actual. Ahora que además conocemos las consecuencias globales de actuar tarde y que la salud se ha convertido en una de las principales estrategias para garantizar la seguridad de nuestras vidas, también en Occidente..”

Estas cifras a parte de sonrojarnos deben de motivarnos al cambio
Tasa de vacunación completa de África, 6,66%

País (Habitantes) % Población vacunada
Nigeria (206 millones) 1,68%
Egipto (102 millones) 12,46%
RDC (89 millones) 0,05%
Etiopía (115 millones) 1,03%
Sudáfrica (59 millones) 23,66%
Tanzania (59) 0,59%

Marcos Gutiérrez Sebastián
Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Cantabria

 

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