La vida es eso que pasa entre una campaña de venta y otra. Las Navidades, las rebajas, los días y semanas fantásticas, San Valentín, el Black Friday… Pero también el Día del Padre, que es el próximo sábado. Y las grandes empresas de reparto ya funcionan como un ‘atrapalotodo’, procurando que cada momento particular donde se produce un incremento de la demanda de productos sirva para obtener más beneficios de lo normal.

Amazon, ya desde hace un tiempo, es el gran referente de este fenómeno. Pero para convertirse en un gigante empresarial que parece no tener límites necesita del trabajo de muchas personas. En Cantabria, los repartidores vienen quejándose desde hace tiempo de las condiciones laborales que tienen en su empresa, AT Operalia, la subcontrata de la empresa estadounidense.

A partir del próximo jueves, 17 de marzo, han convocado una huelga indefinida, por la carga de trabajo que soportan, por la alta temporalidad de la contratación y porque consideran que no se respetan los descansos que deben tener los repartidores.

Los trabajadores de la empresa, representados por el sindicato USO, han establecido esta medida para intentar cambiar las cosas, y la empresa no parece querer dar su brazo a torcer. Las partes están convocadas este lunes en el Organismo de Resolución Extrajudicial de Conflictos Laborales (ORECLA), a las 17:00 para intentar buscar una solución.

Y estos no son los únicos problemas que han planteado los empleados. En el pasado, también ha habido problemas incluso para crear un comité de empresa u organizar elecciones sindicales. Hasta hubo algunos despidos cuando trataron de organizarse para defender sus derechos frente a la empresa.

AT Operalia, con sede en Polanco, es una más de las empresas que realizan el trabajo para Amazon en España, y los trabajadores comprueban que los problemas en otros territorios son los mismos. Siempre con el objetivo de que los beneficios vayan aumentando, aunque sea a costa de las condiciones que ofrecen a sus repartidores.

Sin embargo, lo que vemos en nuestros municipios son furgonetas de Amazon, no de las empresas subcontratadas para hacer la función. Parece que el conflicto es habitual, y los trabajadores pretenden ahora que sus reivindicaciones sean escuchadas más en serio por parte de sus empleadores. Habrá más capítulos en la lucha, en la que los repartidores ya se han manifestado más veces con la intención de seguir luchando por mejorar el trato recibido y conseguir unas condiciones más dignas.