La lucha contra la precariedad marca el paso al 8M: «Cuando hace falta un refuerzo, nunca se acuerdan de aumentar la plantilla»

Teleoperadoras, conserveras, limpiadoras... cuando los trabajos feminizados son trabajos precarios
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Este 8M nos ha cogido en Cantabria en un momento reivindicativo y de conflicto laboral en sectores que están muy feminizados. La brecha salarial tiende a encogerse después de las subidas del Salario Mínimo Interprofesional de los últimos años, pero sigue siendo un problema que tiene que ver con actividades económicas con condiciones laborales precarias y que tienen a una mayoría de trabajadoras.

Y eso es lo que está en el centro del acto convocado por los sindicatos a las 12 del mediodía en la Plaza del Ayuntamiento, en el que Rosa Mantecón, secretaria general de Comisiones Obreras, advertía de que el sindicalismo y el feminismo usarán «todos los medios a su alcance» para lograr la igualdad, mientras que desde UGT, su responsable de Igualdad, Pilar Santamaría, urgía a acabar con la práctica de que los contratos parciales caigan por sistema en las mujeres.

La lucha de las mujeres en el ámbito del empleo está en la base de esta fecha, que se conocía, antaño, como el Día de la Mujer Trabajadora.

La fecha del Día Internacional de la Mujer es interesante para que se pueda escuchar a trabajadoras que precisan de un mayor reconocimiento a su trabajo y para avanzar en la dignificación de trabajos que son recurrentemente denostados, sobre todo por parte de los empleadores.

Un ejemplo es el de las limpiadoras del Hospital de Sierrallana, en Torrelavega. Recientemente han protestado en la puerta del centro sanitario por las jornadas de trabajo que sufren, con una sobrecarga que se debe también a la pandemia. «No vale con limpiar, también hay que desinfectar», dice Gemma Fernández, una empleada de este servicio.

Las trabajadoras se quejan de que están teniendo que emplearse más a fondo para que todo esté en orden y las instalaciones se puedan usar en condiciones de seguridad. Y ante esa mayor exigencia, rara vez consiguen que haya un refuerzo de la plantilla.

Por eso tomaron la decisión de hacer la protesta, como forma de que sea más visible su situación, en un contexto, además, de fin de contrato y tener que adjudicar uno nuevo para seguir con este imprescindible servicio dentro de la Sanidad pública.

Pero si hablamos de trabajos denostados, un ejemplo muy claro es el del telemarketing. También aquí la mayoría de las personas trabajadoras son mujeres.

Y en estos días se está viviendo la negociación en la empresa Digitex, la antigua Unitono de Maliaño. La empresa habla de un ERE que dejaría a 46 personas en paro en toda España y a 10 en el centro que opera en Camargo.

Esther Tristán es trabajadora de este centro y delegada sindical de CCOO. Subraya que las trabajadoras están sujetas, en muchos casos, a contratos de jornadas parciales, con lo que eso conlleva en forma de menores salarios.

También señala que el centro de trabajo no ayuda a desarrollar la labor que tienen que desempeñar, dado que es «como un zulo, sin ventanas que den al exterior».

Además, cabe señalar que, en ese contexto de una negociación, la empresa ha contratado a cinco directivos, con unas remuneraciones que son cinco veces las de las empleadas. Es decir, que con un reparto más equitativo podría suceder que los despidos que plantea la empresa no fueran necesarios, o al menos no todos, comenta Esther.

Otro foco de conflicto laboral está en el sector de las conserveras. Un trabajo realmente duro, que también deja secuelas físicas y donde también se constata que hay una mayoría femenina.

Mónica Rodríguez, secretaria de Políticas Sociales y Empleo de la Federación de Industria de CCOO, señala la discriminación concreta que se produce en este sector. Los trabajadores están separados en dos categorías profesionales distintas, y una está mucho mejor remunerada que la otra. En esa, la mayoría de las personas son hombres. En la otra, que es «la que más valor aporta al producto», tiene mayoría de mujeres.

Santoña ha sido el epicentro de las protestas del sector. Las anchoas que allí se producen están consideradas como una de las joyas principales de la gastronomía de Cantabria, pero sus trabajadoras no ven que eso tenga un reflejo en sus condiciones laborales.

También esta semana se está culminando un proceso de negociación del nuevo convenio colectivo de este sector, y está costando mucho trabajo llegar a acuerdos por las partes sentadas en la mesa. Rodríguez reconoce que la oferta salarial que reciben por parte de la patronal es razonable, pero hay otras cuestiones que reclaman y que no están siendo aceptadas en la mesa de negociación.

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