Recursos públicos y redes sociales de apoyo, claves en la lucha contra la violencia machista en el medio rural: “muchas políticas se piensan en clave urbana”

María Ángeles Fernández, de Pikara Magazine, aborda la realidad de la violencia machista en unas jornadas este miércoles con las Asambleas Feministas en la zona oriental
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El contexto importa. Es una de las frases que utiliza María Ángeles Fernández en uno de los artículos que tiene en Pikara Magazine sobre la violencia machista en el medio rural (I, II), una realidad de la que hablará este mismo miércoles, a las 18.30 horas en la Casa de Cultura de Limpias, en la sala Pura Maortúa, en una charla organizada por la Asamblea Feminista del Oriente de Cantabria.

María Ángeles Fernández, de Píkara Magazine

Tal y como apuntaba en conversación previa con EL FARADIO DE LA MAÑANA en ARCO FM, factores como el aislamiento geográfico o la falta de servicios públicos son algunos de esos contextos que hacen que esta violencia tenga unas particularidades que no siempre atiendan institucionalmente quienes “piensan actuaciones en clave urbana y olvidan la rural”.

Un ejemplo: “si tienes que ir en autobús u otro medio a la cabeza de comarca para pedir ayuda, la cosa se complica”, a lo que se suman que se pueda producir falta de personal especializado en los ayuntamientos o las instituciones responsables de seguridad más cercanas (en Cantabria todavía recordamos el último asesinato, en Cayón, en el que la Guardia Civil desatendió amenazas horas antes de que se produjera).

A la red institucional suma otra red necesaria para el apoyo mutuo entre mujeres, la red social, tanto de tejido asociativo como redes más informales de apoyo –en uno de sus artículos relata la recuperación en pueblos de Cáceres de la figura de las comadres para extender esa ayuda clásica entre vecinas, madrinas… a la lucha contra la violencia-.

Y recuerda como en uno de los últimos 8 de Marzo masivos fue tratado como hecho novedoso la celebración de actos también en pueblos.

María Ángeles Fernández apunta como ahora conviven realidades como la de mujeres adultas, que llegan a tardar 20 años en denunciar, con la de las chicas más jóvenes, cada vez más presentes en la lucha feminista y empujando la agenda, y también gracias al peso de la educación en igualdad en colegios e institutos.

La desatención, advierte, llega al plano estadístico, ya que de momento se tiene la experiencia, más analítica, del estudio de FADEMUR (la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales), y eso pese a que ya en la última macroencuesta del Ministerio de Igualdad ya afloraba que el 40% de los asesinatos de mujeres sucedieron en el medio rural, cuando ese porcentaje no se corresponde con el de gente que vive en pueblos.

EL ESTUDIO DE FADEMUR: “UNA CUESTIÓN FAMILIAR”

En el citado estudio de FADEMUR se constató como muchas de las entrevistas consideran la violencia de género “más como una cuestión del ámbito familiar y privado que como un problema social y estructural”.

Entre los datos que escudriñaron figuraban los siguientes:

El 016 es el teléfono de atención a las víctimas de violencia de género. No aparece en la factura, pero sí hay que borrarlo del listado de las llamadas realizadas desde el móvil

– Un 61,35% de las mujeres ha sabido de un caso de violencia de género.

– Un 40% afirma conocer los derechos civiles que tienen las víctimas de violencia de género.

– El teléfono de información y asesoramiento jurídico 016 es el recurso de atención más conocido: un 30,2% en primera respuesta y un 14,55% en segunda respuesta de las mujeres, lo citan como conocido.

– Más de un 64 % de los profesionales de asistencia a víctimas de violencia de género ha atendido a mujeres entre 25 y 50 años de edad. En cambio, sólo un 3 % ha atendido a mujeres menores de 15 años, y un 4,7 % a mujeres mayores de 70 años.

– A pesar de que muy frecuentemente las mujeres a las que atienden los profesionales tienen hijos/as menores, los profesionales afirman no proporcionar un trato especializado.

– Los profesionales valoran positivamente los servicios prestados desde sus centros, pero señalan ciertas deficiencias: falta de personal especializado, horarios limitados, falta de acondicionamiento de los centros, de accesibilidad, etc.

– Los recursos mejor valorados por los profesionales son servicios de atención a la mujer, servicios sociales, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y servicios de salud.

– El 48,91 % de los/as profesionales encuestados/as valora como fluida la coordinación entre los diferentes recursos. Esta coordinación es apenas existente con los servicios judiciales, las asociaciones, y las entidades privadas de atención a las víctimas.

-Más del 80% de las mujeres entrevistadas hablan de la existencia de machismo generalizado en el mundo rural.

– Se ha identificado en el curso de las entrevistas la existencia de violencia psicológica (100% de las mujeres), seguida de la física (78,26%) y la económica (56,52%) como las formas más prevalentes. La violencia sexual se ha identificado en un 39,13% de las mujeres víctimas y la ambiental en un 34,78%.

– Casi todas las mujeres entrevistadas han permanecido en las relaciones de maltrato durante muchos años, una media de 20 años. Razones como la dependencia económica, el miedo al qué dirán, el miedo a la reacción del maltratador, el férreo control social y familiar, el desconocimiento de los recursos de protección y atención, o la desconfianza hacia la efectividad de los mismos, son algunos de los argumentos que explican la larga
permanencia en esta situación de maltrato.

En sus conclusiones, el estudio pone de manifiesto la necesidad de aumentar los recursos especializados en
violencia de género, agilizar los trámites de divorcio o separación, mejorar la atención de las casas de acogida, y mejorar la coordinación entre recursos, para evitar su revictimización y mejorar la atención y protección de sus hijos e hijas.

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