«Yo creo que todo libro es un acto político»

Esther López Barceló presenta este sábado en La Vorágine 'Cuando ya no quede nadie', una ambiciosa novela sobre la memoria histórica, el amor y la fortaleza de las mujeres en la posguerra.
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Esther López Barceló asegura que se matriculó en historia porque se sentía comprometida con las víctimas de la dictadura y quería reparar la herida de quienes en pleno siglo XXI siguen preguntándose dónde estarán sus familiares, fusilados y arrojados a fosas comunes. Añade que después se hizo arqueóloga y estudió antropología física y forense porque quería desenterrar a las víctimas y, por eso, desde el segundo año de carrera fue voluntaria de las exhumaciones que se iban haciendo: «esa experiencia ha formado parte de la concepción de este libro, junto con otros recuerdos personales e informaciones que he ido leyendo», explica.

Añade que su primera novela (antes escribió relatos también abordando el tema de la memoria histórica) está muy comprometida con las víctimas del franquismo, pero en sus páginas hay mucho más: «es una novela de suspense y amor, en la que la violencia patriarcal tiene un peso muy importante. La última frase del primer capítulo plantea un interrogante que no se resuelve hasta el final del libro lo que mantiene expectante al lector hasta el último momento».

La historia comienza cuando Ofelia , que acaba de perder a su padre, regresa a su ciudad natal. Una vez allí, no solo se encuentra con el hogar de su infancia, sino también con un pasado familiar que desconocía.En el funeral ha aparecido un misterioso francés que resulta saber mucho más de su padre de lo que ella nunca supo. Será entonces cuando Ofelia se pregunte quiénes fueron realmente sus padres, a los que siempre vio como un humilde trabajador ferroviario y una portera de un edificio señorial.

A partir de ahí, López Barceló va hilando una historia cuyos principales personajes están basados en sus abuelos y llevan, además, sus nombres y apellidos, contando su infancia «tal cual fue». Después, la trama se complica y comienza la ficción, una historia que refleja el secreto y los silencios de tantas personas que durante décadas han soportado el peso de tener a sus familiares enterrados en fosas comunes. No será hasta el final, cuando la autora aclare cuánto hay de ficción y cuanto de realidad, aportando, además, referencias  sobre historias que tienen nombres y apellidos reales. «Es algo así como lo que hacía Almudena Grandes. Es mi pequeño homenaje a esa mujer que, yo creo que ha hecho mucho más por difundir lo que sucedió en España durante los 40 años de dictadura, que unas cuantas iniciativas parlamentarias».

LA CULTURA COMO ARMA DE TRANSFORMACIÓN SOCIAL

La autora está convencida de que la cultura y las novelas son un arma de transformación social muy importante porque tienen la capacidad de hacer cambiar la perspectiva y dar a conocer historias de las que nada se sabía. «Yo creo que todo libro es un acto político, siempre está mostrando la mirada del autor del que no se puede desligar mucho». Y para dar mayor sentido a su denuncia, Esther López sitúa su historia en 2007, justo antes de que existiera la primera ley que abordaba el tema de las exhumaciones. «En aquel momento todavía casi ni se sabía que había centenares de mujeres que habían mantenido viva la memoria del lugar en el que estaban los cuerpos de los suyos y no dejaron nunca de luchar para recuperar sus cuerpos. Es un momento crucial porque no estamos hablando del siglo pasado, no, estamos hablando de 2007. Después de casi 40 años de muerto el dictador todavía la sociedad española no reconocía el derecho de las víctimas a recuperar los cuerpos de los suyos y yo quería contar cómo de terrible tuvo que ser eso para tantísimas familias».

‘Cuando ya no quede nadie’ se presenta en Santander este sábado, a las 19:30h en La Vorágine, donde la autora estará acompañada por Yayo Herero.

 

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