Las vimos marchar el pasado miércoles por las calles de Santander, en la manifestación del 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, y el pasado viernes se presentaba al público, el Observatorio de Violencia Obstétrica de Cantabra (OVO), que busca un modelo de atención más respetuoso con las mujeres en partos y lo relacionado con la asistencia médica y ginecológica.

Lo ha formado un grupo de profesionales entre las que se encuentran dos matronas, dos enfermeras, una ginecóloga,  una antropóloga, una médica técnica en Salud Pública y una trabajadora social, entre ellas la ginecóloga Charo Quintana (que fue consejera de Sanidad en 2003-2007 y que se interesó por estas mejoras durante su mandato) en coordinación con el Observatorio de la Violencia Obstétrica (OVO) de España.

 Se trata de evolucionar de un modelo “medicalizador e intervencionista” a otro respetoso y, enfatizan, basado en la evidencia científica, y que respete la autonomía de la paciente, “con su derecho a aceptar o rechazar cualquier intervención o práctica que se le proponga”.

En los partos plantean otros aspectos, como cuidar al padre o la persona acompañante, atender las necesidades de los recién nacidos procurando el contacto inmediato piel con piel con su madre, la succión al pecho tras el nacimiento, la no separación de ambos durante su estancia hospitalaria y el apoyo de la lactancia materna si es la forma elegida por la madre para alimentar a su criatura.

MÁS DE LA MITAD DE LOS PARTOS DE MOMPÍA SON POR CESÁREAS

En la presentación, ofrecían algunos datos: En Cantabria, por ejemplo, se da una tasa de cesáreas muy por encima del 10-15% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), con una gran variabilidad entre los hospitales.

Así, en España en 2020 se realizaron cesáreas en el 24,88% de los partos. En nuestra Comunidad, en 2021, la tasa de cesáreas  en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla fue de 21,53%, en el Hospital Laredo de 16,3% y en Mompía se practicó esta operación de cirugía mayor en el 51% de los partos.

Una encuesta realizada por investigadoras españolas dictaminó que algo más del 44% de las mujeres creía haber recibido procedimientos innecesarios o dañinos durante sus partos, en más del 83% de los casos no se les pidió su consentimiento y algo más del 38% consideraba que  había sido víctima de violencia obstétrica.

MEJORAS EN LA INTERRUPCIÓN VOLUNTARIA DEL EMBARAZO

Y si bien Cantabria es una de las comunidades que más interrupciones voluntarias de embarazo practica en el sistema sanitario público  (en muchas otras esto no es posible), se están alzando muchas voces que solicitan una mejor  atención a este proceso y el que las mujeres puedan libremente elegir el método farmacológico o instrumental y no se vean forzadas a optar por el farmacológico.

Se da además la circunstancia  de que ,actualmente, las mujeres que no quieren o no pueden recurrir a un aborto farmacológico tienen que trasladarse fuera de Cantabria y acudir a centros en Valladolid y Madrid, lo que supone un grave obstáculo al ejercicio de su derecho al aborto y un claro retroceso.

AVANCES EN LA ATENCIÓN

Valorando los avances en Cantabria en la atención al parto, el Observatorio destaca por ejemplo la reducción “drástica” de episiotomías (cortes en la vagina durante el parto), que en 2021  se han practicado en el 8,63% de los partos vaginales en Valdecilla y en el 9,65% en el Hospital Laredo. O que el 68,64% en Valdecilla y el 73,02% de los partos en Laredo haya sido atendido  exclusivamente por matronas. Además, el contacto piel con piel inmediato tras el nacimiento de la madre y su hijo o hija es también muy respetado, llevándose a cabo en el 100% de los de los partos en Laredo y en el 74,56% en Valdecilla.

Y las cesáreas humanizadas, aquellas en las que la mujer está acompañada en quirófano por la persona de su elección, puede ver el nacimiento de su criatura y realizar contacto piel con piel y la primera toma, también se realizan con frecuencia que esperamos creciente.

ESCUCHA, ACOMPAÑAMIENTO Y ASESORAMIENTO FRENTE A UNA FORMA DE VIOLENCIA

El Observatorio se marca como objetivo principal ofrecer un espacio de escucha, acompañamiento  y asesoramiento a las mujeres y familias que creen que han sido víctimas de violencia obstétrica tanto en la atención a su parto como en la atención a su embarazo, aborto, interrupción voluntaria de embarazo, puerperio o durante los tratamientos de esterilidad, de forma totalmente confidencial.

Asimismo, este espacio se ofrece a los y las profesionales que también se ven afectados por la violencia obstétrica al presenciarla o haber sido partícipes. Para ello, el Observatorio dispone de un correo electrónico: ovocantabria@gmail.com

Un segundo objetivo, que el OVO de Cantabria considera de singular importancia, es la intermediación con el Servicio Cántabro de Salud de forma que los problemas detectados puedan ser adecuadamente canalizados y subsanados.

Finalmente, pretende dar a conocer lo que es la violencia obstétrica, entendida tal y como hace la OMS, las Naciones Unidas, el Consejo de Europa y la Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), entre otros, como una forma de violencia invisibilizada que ejercen los sistemas de salud apropiándose del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres.

Y que se expresa en un trato jerárquico deshumanizador, en la medicalización de los procesos naturales del embarazo, parto y puerperio, tratándoles como si fueran enfermedades, interviniendo innecesariamente con actuaciones no avaladas por la ciencia, no respetando los tiempos que requiere el parto para desarrollarse con normalidad, ni las condiciones para la instauración de la lactancia ni el derecho de las mujeres a decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad , impactando gravemente en la calidad de vida de ellas, sus hijos y sus familias.

Además, pretende también ayudar a profesionales, mujeres y sociedad en general a reconocer su existencia, a identificarla, a rechazarla y a exigir los cambios necesarios para su desaparición.

Con la constitución de este Observatorio, sus promotoras quieren contribuir a la completa implantación del modelo de atención al parto y nacimiento que ya fue definido en la Estrategia de Atención al Parto Normal de 2007, en la Guía de Práctica Clínica de Atención al parto normal de 2010, en otros documentos nacionales e internacionales basados en la mejor evidencia disponible y que ha sido ratificado por la Ley Orgánica 1/2023 de 28 de febrero, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria de embarazo.

Esta ley, que ha entrado en vigor el día 2 de marzo pasado, tiene entre sus objetivos proporcionar los servicios sanitarios de más alta calidad posible durante, el embarazo, la interrupción de embarazo, el parto, el puerperio y en las situaciones de perdida perinatal.

Y compromete a las administraciones públicas a proteger y garantizar los derechos sexuales y reproductivos en el ámbito ginecológico y obstétrico, requiriendo de forma preceptiva el consentimiento libre e informado de todas las actuaciones invasivas durante la atención al parto, respetando las decisiones de las mujeres, disminuyendo el intervencionismo, evitando prácticas innecesarias e inadecuadas o no basadas en la evidencia científica, proporcionando un trato respetuoso y garantizando la no separación innecesaria de los recién nacidos de sus madres y otras personas con vínculo directo con estas.

En relación con la interrupción voluntaria de embarazo, esta ley dispone que se ofrezca una atención integral durante todo el procedimiento, ofreciendo recursos de acompañamiento y atención especializada, en particular de acompañamiento psicológico específico, así como que se garantice el acceso a la prestación en las mejores condiciones de proximidad de su domicilio.