La Puerta del Perdón lleva la firma de Manuel Pereda de la Reguera

Rosa Pereda, hija del escultor, lamenta que no haya una placa ni una cartela reconociendo la autoría de los relieves de bronce de la puerta, así como los pasos del Vía Crucis colocado en el exterior del monasterio.
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Rosa Pereda, hija del escultor, junto a Daniel Fernández, candidato socialista a la alcaldía, de cuya lista forma parte

15 santos lebaniegos realizados en bronce decoran la Puerta del Perdón que este domingo se abrirá en el Monasterio Santo Toribio de Liébana. Y en la parte más alta, una reproducción del Lignum Crucis. Todos estos relieves están realizados en bronce y llevan la firma del escultor Manuel Pereda de la Reguera.

Se trata de los santos Toribio, Beato, Tholobeo, Hetéreo, Justo, Lucrecio, Sisenando, Opazo, Sinobi, Caradoro, Opila, Euxóstomo, Prodendio y Nonnita, todos ellos monjes que acompañaron a Santo Toribio.

El proyecto inicial que presentó el artista consistía en realizar esa puerta toda de bronce con relieves del relicario del Lignum Crucis y las figuras de San Beato y San Francisco, pero finalmente la puerta se construyó en madera de roble y se colocaron los relieves en bronce. Fue el 16 de abril de 1967 cuando esta puerta se estrenó, coincidiendo con el inicio de ese Año Santo Lebaniego y gracias, según recoge José Ramón Saiz, al mecenazgo de Agustín Quintana, quien dedicó gran entusiasmo y dinero a la reconstrucción del Monasterio.

EL VÍA CRUCIS

Pero no es esa la única intervención de Pereda de la Reguera en el Monasterio Santo Toribio de Liébana, porque suyo es también el Vía Crucis que está en la explanada del monasterio. «Unas cruces muy abstractas, con unos cortes muy modernos» explica a EL FARADIO su hija, la periodista y escritora Rosa Pereda.

Un Vía Crucis muy especial, porque solo tiene 13 de los 14 pasos que representan el recorrido de Jesucristo hasta la Cruz, ya que el último de ellos se encuentra en el interior del monasterio y no es otro que el mismo Lignum Crucis que allí se custodia.

Rosa Pereda lamenta que no haya ni una placa ni una cartela explicando que el artista que firmó estas obras no es otro que Manuel Pereda de la Reguera. Recuerda que su padre tuvo dos estudios, uno en la Plaza de Pombo, en el edificio de los soportales, con el resto de integrantes del grupo MAS (Movimiento de Artistas Santanderinos) y otro después en la zona del Alto de Miranda pero, por la fecha en que se instaló la puerta, calcula que los bajorrelieves se debieron de realizar en Pombo.

Pereda de la Reguera fabricaba los moldes habitualmente con barro y realizaba de forma artesanal todo un laborioso proceso para que el bronce fundido tomase la forma deseada. «Después tenía que retocarlo y patinarlo con unos ácidos especiales que son los que le dan el color definitivo. En las piezas del Vía Crucis, el color era verdoso, aunque el tiempo se lo ha comido ya y las figuras de la puerta están patinadas en color bronce», explica para El Faradio.

SAGA DE ARTISTAS

Pereda de la Reguera falleció a los 62 años, pero su vena artística ha llegado hasta nuestros días de la mano de sus hijos y nietos. «Mi hermano era escultor, su mujer, pintora y todos sus hijos están en el mundo del arte. Mi hermana Maria José es diseñadora de ropa y ahora se ha especializado en sombrerería. Elabora unos sombreros que son auténticas esculturas. Mi hermana Lourdes, que acaba de fallecer, fue una gran lectora y escritora de cuentos, algunos de los cuales se llegaron a publicar. Yo me he casado con un escritor y mi hijo, Jimmy Barnatán es músico y escritor», cuenta Rosa Pereda, periodista, escritora, crítica, gestora cultural y ahora mismo integrante de las listas del PSOE para las próximas elecciones municipales en Santander.

PEREDA DE LA REGUERA

Pereda de la Reguera fue un personaje polifacético, autor de varias novelas, libros de poemas y piezas de teatro, además de figura polémica y muy activo en la vida cultural de la época, como muestra la creación, durante su presidencia del Ateneo de Santander, de los premios Eulalio Ferrer de novela y Miguel Ángel Argumosa de poesía, y el comienzo de las distinciones de Montañeses del año.

Su estudio del patrimonio histórico artístico le llevó a preocuparse por su defensa, y fue parte esencial en la regulación de leyes, como la que creó la categoría de Monumentos Regionales y Locales, y legisló su protección, en un momento en que el expolio de casonas, palacios e iglesias era habitual.

En su libro ‘Cantabria, raíz de España’, que sitúa en Liébana el principio de la Reconquista, y en tierras cántabras, siguiendo a Ramón Menéndez Pidal, la cuna de la lengua castellana, cristalizan gran parte de sus investigaciones anteriores. Especialmente las recogidas en su libro Liébana y Picos de Europa.

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