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Procesión Virgen del Carmen Barrio Pesquero Santander

Las fiestas del Barrio Pesquero a través de sus sonidos y sus vecinos

Este verano uno de los proyectos de El Faradio es Santander, Punto de encuentro patrimonial, subvencionado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Santander, en colaboración con Tanea Arqueología. La idea es acercarnos al Barrio Pesquero de Santander. Tanea es una empresa que pivota sobre el patrimonio cultural, y el Barrio Pesquero es uno de los más característicos de la ciudad. En verano llega el punto álgido de esta zona, como ocurre con muchos municipios, pedanías y barrios de Cantabria: la Virgen del Carmen
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La Virgen del Carmen es una de las grandes celebraciones que se producen cada año, porque ocurre en muchos sitios y porque es la patrona de los marineros. Este año en Santander no ha sido una celebración exactamente igual. En el recuerdo sigue lo sucedido al comienzo de la pasada primavera. El barco Vilaboa Uno se hundía frente a las costas de Santander y se llevó a tres personas consigo.

Esto es algo que se dejó notar en el evento principal de estos festejos en la capital de Cantabria: la procesión. Pilar, portavoz de la asociación del barrio y líder de la procesión que encabezan las marineras, las costaleras, nos explicaba que esta fiesta pretende fortalecer el concepto de comunidad y de familia. Aunque sólo uno de los fallecidos era de aquí, los demás también formaban parte del barrio y de la familia pesquera. Aunque las fiestas también sirven como recuerdo a personas del barrio que se han ido en el último año.

Aunque la procesión sea el evento central de las fiestas del Barrio Pesquero, aquí se respira algo más. Se respira el mar, se respira el pescado, pero también se respira el compañerismo propio de las profesiones que giran en torno al agua salada y que tienen un alto coste. A veces, el más irremediable, como vimos con el Vilabora Uno, pero otras también se trata de salir a un mar difícil de contener, pasarse la madrugada trabajando, fabricar todos los componentes que deben ir a bordo de un barco, recibir la mercancía en tierra, transformarla en un producto que llega a nuestras mesas… O ser familia de quienes desempeñan esos trabajos. Por eso, no es un barrio cualquiera de Santander.

Las cenas en familia

Una de las costumbres que destaca son las cenas familiares que se llevan a cabo en los patios. No son patios interiores, sino espacios que hay entre dos edificios de viviendas y por los que no pasa ninguna carretera. Samu nos explica esta tradición, y también su idea de compaginar el Carmen de su barrio con el de Revilla de Camargo. Primero cenar y disfrutar la fiesta, y cuando la música se acaba, ir andando hasta la vecina Revilla para llevar la vela, volver andando («porque si no, es como si no hubiera ido»), reponer fuerzas con un desayuno o una cabezada e ir a la procesión del sitio donde vive.

Esas cenas de familias del barrio, claro está, también incluyen a las más pequeñas. Izara se puede sentir como una hija del barrio pesquero, porque participa de la cena, de la procesión y hasta de la parte marítima, porque sube al barco con la virgen. La pudimos el día del Carmen, en silla de ruedas por la procesión. Por culpa de una caída, tenía lastimada la rodilla, pero no quería perderse ningún detalle del que es el día grande de su barrio, el 16 de julio.

Si hablamos de los más pequeños, tienen un montón de cosas en las que subirse. Las calles del barrio se convierten en un pequeño parque de atracciones. Eso sí, los tiempos en que se podía escuchar a los niños gritando de la emoción al subir y bajar en una atracción ya se han terminado. Ahora, en cada una, los ritmos latinos llevan el compás y son una parte más de la banda sonora nocturna de las fiestas.

La Procesión

Procesión Virgen del Carmen Barrio Pesquero Santander

Salida de la Virgen de la parroquia

La misa fue multitudinaria, pero la iglesia no sólo atrae la atención en ese momento. La noche anterior también hay un trasiego permanente de gente que quiere cumplir con la tradición de poner una vela a la Virgen, por lo que siempre hay personas en la puerta para venderlas. Ya nos contaba Samu que cada uno pone la vela con su propio sentir, por sus propios motivos, creencias o personas. O para la protección de los marineros. Sobre todo ese trabajo que se lleva a cabo en la iglesia y sobre cómo se viven las fiestas desde ese punto de vista, nadie mejor que el sacerdote de la parroquia, Sergio Llata.

Explica que para él lo es todo, pero ensalza cómo es un momento que se vive plenamente en familia, con varias generaciones acudiendo juntas a hacer algo que se ha hecho toda la vida y que pretenden resguardar.

La del 16 de julio no es una misa cualquiera. Se nota en la presencia de medios de comunicación, también en la gran afluencia de personalidades políticas. En plena campaña electoral, nadie quería perderse este evento, no sea que le pongan una falta a quien se ausenta. También se nota en que hace falta un poco de antelación para poder acceder a la iglesia, porque se llena a reventar. Cuando concluye, como0 siempre, estallan los aplausos.

Ahí es cuando llega un momento de nerviosismo. Para costaleras y costaleros, que necesitan del espacio suficiente para arrancar la caminata desde el templo hasta el mar. Es algo muchas veces ensayado para que no haya el más mínimo problema. Es como la parte del guion donde no puede haber un error. La experiencia que ya no hagan falta tantos ensayos para preparar un momento tan especial. Sabedores de la responsabilidad, todas las miradas puestas en ellos, y un paseo de iglesia a barco que no es muy largo, pero que lleva un buen rato, con todo el barrio volcado en alabar a su Virgen del Carmen.

También son protagonistas, aunque un poco menos vistosos que los y las costaleras, los componentes de la Coral Amigos del mar de Santander. Sus voces son otra forma de hablar de lo que caracteriza a este barrio, las historias que conjugan a sus vecinos con el Cantábrico. También charlamos con algunos de ellos sobre cómo viven estas fiestas, su experiencia y su participación en el Carmen.

Procesión Virgen del Carmen Barrio Pesquero Santander

Regreso de la Procesión al Puerto

La procesión prosigue por el mar. La llegada hasta el barco se hace un poco complicada, porque nadie quiere perderse el momento de la subida de la Virgen hasta el barco. Los aplausos se mezclan también con las lágrimas de la emoción de quienes viven este evento, quienes tienen señalado el 16 de julio como el día más especial del año. El barco realiza su tradicional recorrido por la bahía, hasta que la sirena anuncia su regreso hasta el Puerto.

¿Festivo en toda la ciudad?

En estas fechas veraniegas en las que se juntan muchas festividades en pocos días, cabe el debate sobre las fechas que mejor encarnan el sentir de un barrio, de una ciudad o de cualquier municipio y de la propia Comunidad Autónoma. El Carmen, Santiago, el Día de las Instituciones Cántabras… En Santander también hay quienes reclaman que el Carmen sea festividad de toda la ciudad y no sólo del Barrio Pesquero. Un ejemplo es Keruin Martínez, concejal de IU-Podemos, que también estuvo en las fiestas.

Con más o menos calor, con la música sonando casi en cualquier momento, con los bares y restaurantes abarrotados y con la devoción por la Virgen del Carmen como una de las señas de identidad, el Barrio Pesquero vive sus días más especiales. El protagonismo reside, sobre todo, en las vecinas y vecinos del barrio. Saben en qué consiste todo esto y cada una y cada uno aportan en su medida para que este siga siendo uno de los polos de atracción de una fecha tan señalada. Pero, sobre todo, para que la comunidad del barrio se siga reconociendo en unos determinados valores. Aunque las fiestas puedan ir cambiando en algunos aspectos con el paso del tiempo, este momento del año sigue siendo una parte del patrimonio del Barrio Pesquero. Patrimonio histórico, pero, sobre todo, patrimonio social y cultural, construido por quienes viven la vida en permanente relación con el mar, con unas formas de hacer y comportarse que les llega en forma de legado por parte de sus madres, abuelos y vecinos del barrio.

Cada año, a mediados de julio, sigue congregando a personas que vienen también de otras zonas de Santander o de otras partes de Cantabria. En busca de algo que reconocen como propio o como ajeno, pero que también les incita a conocerlo y a vivirlo.

Esto es lo que respecta a las fiestas del Carmen, los sonidos del Barrio Pesquero de un 15 o un 16 de julio cualquiera, que invitan a conocer mejor esta zona de la capital cántabra. En colaboración con Tanea, también nos acercaremos al barrio más cotidiano, no sólo al que se viste de gala por las fiestas, sino al que vive el día a día durante todo el resto del año.

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