El hombre se colocó a su espalda y, “sin previo aviso y sin que ella se lo hubiera consentido en forma alguna, le introdujo los dedos dentro de la vagina, metiendo la mano por debajo de la ropa y entre sus nalgas”.

Entonces, la mujer “se despertó, reprochándole de forma inmediata al procesado su conducta, entablando una discusión con él y diciéndole que lo que había hecho era muy grave”. Acto seguido, ella abandonó la vivienda “tras ver que el procesado comenzaba a masturbarse”.

Relata la fiscalía que a consecuencia de estos hechos la mujer ha sufrido un daño moral y sentimientos de humillación y desasosiego.

Para el ministerio público, el acusado es autor de un delito de abuso sexual con acceso carnal, merecedor de una condena de cinco años de prisión, diez de inhabilitación para desempeñar profesión que conlleve contacto con menores y cinco de libertad vigilada.

En concepto de responsabilidad civil, solicita que indemnice a la mujer en 6.000 euros por el daño moral causado.