Conchi Revuelta logra en menos de una semana la segunda edición de ‘Las mujeres de Las Carolinas’

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‘Las mujeres de Las Carolinas’, el nuevo acercamiento de Conchi Revuelta a la memoria de las mujeres a través de sus oficios y sentimientos, ha captado otra vez el interés del público, logrando a menos de una semana de su presentación pública (que fue el jueves pasado) agotar los ejemplares de la primera edición y que se encargue la segunda, editada por Plaza y Janés.

Es tónica general en las novelas de Conchi Revuelta el abordar historias de mujeres en determinados momentos históricos y lugares de Cantabria: como las cigarreras que trabajaban en La Tabacalera de Santander, las amas de cría pasiega o las maestras rurales.

En este caso, en ‘Las mujeres de Las Carolinas’, nuevo trabajo editado por Plaza y Janés, se sumerge en la historia de cuatro chicas que se conocen en la casa de Las Carolinas, en la parte de General Dávila que se acerca a la Residencia y que hoy alberga la sede de la Asociación de Hostelería y su hotel-escuela.

Son una cocinera, dos enfermeras y una periodista que “luchan por salir adelante” en “una época convulsa”, la previa a la Guerra Civil, en la que las mujeres ven peligrar los avances sociales y laborales que habían ido conquistando, en un libro en el que hay parte de su historia familiar, ya que su abuela trabajó en Las Carolinas.

Son Gloria y Laura, enfermeras que se sienten impotentes ante el dolor físico y la injusticia; Susana, una valiente cocinera que nunca quiso destacar, pero que se verá obligada a ello; y Ana, una estudiante de derecho que ejercerá de periodista para denunciar los atropellos de la clase obrera.

Concepción Revuelta comenzó su actividad literaria publicando sus relatos en redes sociales y luego publicó su primer cuento infantil ‘Los Pegimun’.

Posteriormente, dio el salto a la novela con ‘Aromas de tabaco y mar’, ambientada en el Santander tras el incendio de 1941 y en el proceso de reconstrucción, así como en las trabajadoras del tabaco, siendo un éxito de público.

Y, en 2019, ‘Te di mi palabra’ sobre las pasiegas empleadas como amas de cría por nobles y burgueses, en una novela que supuso un salto de nivel en la difusión al ser editada por Plaza & Janés.

Su anterior trabajo, ‘Días grises con cielo azul’, cuenta como tras varios años viviendo en París, Julieta regresa a Santander, ciudad en la que pasó su infancia al cuidado de su tía Inés.

Conchi es una escritora muy querida por sus lectores. El cariño que viene recibiendo de sus lectores se ha traducido, además de en ventas, en reconocimientos de este tipo como Mujer Pasiega más Relevante, en 2022, o haber sido pregonera del Día de Cantabria en Cabezón de la Sal, en un discurso en el que homenajeó a la tradición del matriarcado.

Espacio Magallanes acoge la presentación de la publicación Agua, mujer…memoria

En esa misma línea de recuperación de la memoria, el espacio cultural de UNATE, Espacio Magallanes (c/ Magallanes, 6 de Santander) inicia este miércoles su actividad de conferencias y presentaciones con la publicación ‘Agua, mujer…memoria’ que detalla todo el proceso de recopilación de información e investigación que originó la exposición del mismo nombre sobre los lavaderos como espacios de encuentro entre mujeres.

La presentación es este miércoles a las 18.00 horas, y en ella intervendrán representantes del Movimiento Cultural Iguña, la asociación de vecinos de Cueto y del Centro de Estudios Montañeses.

El Movimiento Cultural Iguña nació en octubre de 2020 como una iniciativa de los vecinos de los municipios cántabros de Arenas de Iguña, Anievas, Molledo y Bárcena de Pie de Concha para revitalizar e impulsar el desarrollo cultural, así como la recuperación y conservación del patrimonio material e inmaterial.

El objetivo de este proyecto se centra en transmitir el conocimiento del patrimonio que constituyen los lavaderos de este valle de Cantabria para conocer las vivencias de las mujeres que los utilizaron y su posición en la sociedad de aquel momento. Un conocimiento que bien se puede extrapolar al resto del territorio de Cantabria.

La integrante de la Comisión de Memoria del Movimiento Cultural Iguña, Cruz Pardo ha explicado que, según los testimonios obtenidos, a través de las entrevistas realizadas a todos los participantes en el proyecto, se ha constatado que “los lavaderos fueron durante décadas una escuela para muchas generaciones de mujeres, que socializaban mientras hacían la colada e incluso aprendían sobre cuestiones de las que no se hablaba en casa como el sexo”.

 

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