Nos asombra que un señor de largas faldas y extraños sombreros, arzobispo católico de Asturias y civilmente señor Jesús Sanz Montes, el pasado día 8 de septiembre haya convertido el Día de Asturias, nada menos que en Covadonga, en un mitin machista y antediluviano en el que viene a justificar, entre otras cosas, el beso no consentido a Jennifer Hermoso por parte de Rubiales, al tiempo que nos advierte del falso ecologismo subvencionado (¿ha dicho subvencionado, señor Sanz?) que nos preocupamos de la fauna y la flora y no de la vida no nacida. Ese sería el resumen.

Nos maravilla que alguien que se permite todo eso aprovechando un día tan especial para nuestras vecinas y vecinos asturianos, en presencia de fieles de su iglesia y de los representantes civiles al más alto nivel, presidente Barbón y vicepresidenta Llamedo entre otros, no haya sido contestado allí mismo, donde él se atreve a faltar el respeto no solo de sus feligreses, sino de la mayoría de la ciudadanía asturiana.

Comprendemos señor Sanz sus dificultades para entender el siglo XXI, habiendo sido educado en nuestra cultura patriarcal y viviendo en y de una de las instituciones más misóginas del planeta: la Iglesia Católica. De ahí venimos la inmensa mayoría. Sin embargo, mi madre (y me atrevería a universalizarlo) me lo explicaba muy fácil: nunca hagas a nadie lo que no quieras que te hagan. ¡Eso sí
que era resumir homilías!

Puestas así las cosas, permítanos unos consejos feministas para poder entendernos y, al más puro siglo pasado, “llevarnos bien”.

No aproveche que está en “su” Basílica de Covadonga para dar un mitin político, para eso es mejor que vaya a los mítines del partido más cercano a su pensamiento; o no le parezca mal que la próxima vez vayamos a dar una charla a las puertas de su iglesia.

Respete a nuestras y nuestros representantes políticos que, por cierto, también son los suyos, y no aproveche que está en “su casa” para faltarles al respeto. Se arriesga a que le hagan lo mismo.

No nos hable de zarzuelas cuando denunciamos un beso no consentido de jefe a subordinada. ¿O es que usted besa así o le besan de ese modo? No nos hable de ecología subvencionada cuando se estima que ustedes reciben del Estado unos 12.000 millones anuales, de los cuales casi 300 millones son de los
que señalan a su iglesia en la casilla de IRPF, a la que hasta ahora no tienen acceso el resto de confesiones religiosas.

Y no nos hable de los no nacidos, háblenos de las criaturas indefensas abusadas por sus curas y frailes y a quienes ustedes encubren. No hay perdón -ese es su truco-, queremos justicia.

Pero, por si no nos bastase comenzar septiembre de este modo, lo terminamos peor: la Iglesia Católica nos sigue sorprendiendo no para hablar de la zarzuela del beso sino para no inmutarse cuando la novia del cura (¿hemos dicho novia?) Francisco Javier Cuenca Villalba les comunica en enero que el “padre Fran” tiene vídeos con 5 mujeres inconscientes violándolas.

Ustedes pensarán que denunciaron los hechos en Melilla, en la comisaría más cercana y le abrieron un juicio canónico o lo que hallan de hacerle a un cura con amante, no sé. Pues se equivocan, amables lectoras y lectores, lo trasladaron a la península. Es en Vélez-Málaga donde le detienen, habiendo pasado por Málaga y Córdoba, modus operandi muy extendido entre estos señoros que nos dicen a las
mujeres cómo debemos vivir.

La conferencia episcopal española, asamblea de todos los obispos, no sabe, no contesta nada sobre el tipo este que está ya detenido, y sugiere que se hable con la Diócesis de Málaga…

Esta afasia repentina tal vez no les haya impedido concederle un silencioso perdón al violador, sabemos que son más partidarios del perdón en la intimidad que de la justicia.

Viendo este panorama pensamos en nuestras amigas y hermanas de “La Revuelta de las mujeres en la Iglesia”, y sentimos que van a faltarles vidas para limpiar una de las instituciones mundiales más misóginas. Con ellas, toda nuestra solidaridad.