Solidaridad y vivienda social

por Iñaki Via, miembro de la comisión de estrategias de la PAH
Tiempo de lectura: 3 min

Es una bonita palabra. Solidaridad.

Ideal para figurar en un titular o promesa electoral.

Por ejemplo » Queremos que Cantabria sea la tierra de las oportunidades, pujante, próspera y solidaria »
Dicho, según recoge la prensa, por la presidenta Buruaga.

Pero hay que entender su significado. De lo contrario puede llevar a engaño, y esperar de ella algo distinto a lo que habitualmente recibimos

La solidaridad , entendámoslo bien, consiste en rescatar bancos , en vender lotes de vivienda pública a fondos de inversión, en promulgar leyes que permitan que grandes corporaciones paguen cantidades irrisorias de impuestos, porque ya pagamos los obreros.

Consiste en bajar los impuestos a las clases más pudientes.

Consiste en asegurar el futuro a aquellos políticos que han servido a los intereses de sus amos , mediante puertas giratorias y puestos creados ex profeso para que sienten cómodamente sus posaderas.

Y así hasta el infinito y más allá.

¿ Qué ? ¿ Que pensabais que consistía en algo diferente ?
¿ En preocuparse por satisfacer las necesidades básicas de todos?
¿ En velar por que no se vulneren los derechos fundamentales de nadie, y que los más pudientes aporten más a ésa causa ?
En suma… ¿en no dejar a nadie atrás?

Pues … mucho me temo que no.
Que no va por ahí la cosa.

Cuando un presidente de derechas habla de solidaridad, conviene tomar precauciones. Se refiere a que tendremos que apretarnos el cinturón un agujero más. Por lo menos. Se refiere a que hay que cuidar a los empresarios. A las constructoras. A lo privado. Que lo público no interesa.
No reparte dividendos.

Y tenemos que hacerlo, porque así los empresarios al tener beneficios, crearán más puestos de trabajo y ofrecerán mejores condiciones laborales.
Como si no estuviera de sobra comprobado que con los sobrebeneficios lo que hacen es engordar sus cuentas y patrimonios. Ya vengan por su actividad o bien provengan de su escasa aportación de impuestos.
Aunque, bien administrados , como cualquier familia hace con sus ingresos para llegar a fin de mes , ésos impuestos perdonados a los ricos, servirían en Cantabria para contratar 400 médicos.
O por ejemplo 400 profesores.

Pero no pasa nada. Es por nuestro bien.
Palabrita del niño Jesús.

Imaginemos por un momento que fuese así. Que el gobierno de Cantabria fuese consciente de las necesidades urgentes y actuase en consecuencia.
Que emulase por ejemplo al vecino gobierno vasco.

Allí, sin ir más lejos , destinan partidas presupuestarias, si es necesario procedentes de fondos europeos, para la rehabilitación y recuperación de viviendas vacías, con el fin de ofrecerlas en alquiler social.
Ya hay comprometida una partida de 800 viviendas.
Y así , poco a poco pero sin pausa , van intentando paliar un problema que se sufre en todos los sitios.

Sigamos imaginando.
Imaginemos que los inquilinos se unen.
Que forman asociaciones. Sindicatos.
Imaginemos que ejercen al unísono medidas de presión. Medidas que ya han existido.
En España. Hace 100 años. Años 30 del pasado siglo, cuando 90.000 inquilinos se unieron y dejaron de pagar sus alquileres , ante los precios abusivos existentes.

Unos alquileres por cierto , por si no lo saben porque no se dice , exentos en un 60 % de impuestos.
Es decir de cada 100 euros que cobran , sólo cotizan por 40.
Así que menos decir pobrecitos caseros. Los caseros pertenecen a las rentas altas.
Con una media de ingresos de 47.000 euros anuales. El doble que la de sus inquilinos.
Y , no obstante como digo, el 60 % de sus ingresos por alquileres, está exento de tributos.
Tal cual.

No me vengan con excusas.
No son falta de medios.
Es falta de voluntad . Y , ante ésa inoperancia , puede que haya que buscar remedios .
Y también , todo hay que decirlo , falta de exigencia y concienciación por nuestra parte.
Nos repiten tanto que somos una Región, una Comunidad de servicios, que no nos damos cuenta de que nos han convertido en una comunidad de sirvientes.

Y así nos va.

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