¿Por qué llegan a nuestras playas los pellets vertidos frente a las costas de Portugal?

A partir de su experiencia en investigaciones previas, investigadoras del Instituto de HIdráulica de Cantabria explican los factores que influyen en el recorrido de los pellets que están llegando a las playas del norte de España y sobre su comportamiento en el mar a lo largo del tiempo
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Durante las últimas semanas, decenas de comunidades costeras han podido constatar cómo una “marea blanca” de pellets ha llegado gradualmente a sus costas, lo que ha generado varias interrogantes, como por qué algo que fue vertido frente a las costas de Portugal ha terminado en las playas de Cantabria y qué puede pasar con el plástico en el mar, con el paso del tiempo. A estas y otras preguntas responden las investigadoras del Instituto de Hidráulica Ambiental de la Universidad de Cantabria (IHCantabria), Ana Julia Abascal Santillana y Paula Núñez Pérez, a partir de sus conocimientos y experiencias en ensayos que analizan la trayectoria y el comportamientos de plásticos, como los pellets, en el mar.

La contaminación por vertidos accidentales es un problema que afecta a muchas costas. Cualquier vertido en el mar, como es el caso de los pellets, se va a desplazar de su lugar de origen y se va a mover por efecto de las corrientes marinas y del viento. Una vez en el mar, el vertido de pellets se puede dispersar, en función de las condiciones de viento y de corrientes características de la zona y de la época del año; por eso, “un factor determinante es si el vertido ocurre en invierno o en verano, porque entonces influyen unos patrones de viento y de corriente. Esto hace que un vertido que ocurre en la costa de Portugal, pueda terminar alejándose del origen, entrar en el Golfo de Vizcaya y alcanzar la costa del Cantábrico”. Así lo explica la investigadora Ana Julia Abascal Santillana.

En su criterio, las condiciones marinas y atmosféricas, características de la época de invierno y la experiencia previa durante el accidente del Prestige, indican que existe una probabilidad considerable de que un vertido de pellets originado en aguas portuguesas puede entrar en el Golfo de Vizcaya y alcanzar la costa de Cantabria.

La activación del estado de emergencia en Cantabria refleja la relevancia del problema. Investigaciones del equipo de IHCantabria, en colaboración con las Universidades de Génova y Roma Trè, permiten comprender mejor el comportamiento de los plásticos en el mar, centrándose en dos factores importantes: el efecto del oleaje y del biofouling.

Para analizar el “efecto del biofouling” se requiere estudiar el crecimiento de organismos marinos en la superficie de los plásticos, bajo distintas condiciones ambientales, lo que permite comprender cómo estas colonias pueden afectar la flotabilidad y el comportamiento de los residuos en el mar. Este aspecto crítico ha sido evaluado experimentalmente en IHCantabria. “Hemos estudiado cómo los microorganismos y las algas colonizan los plásticos bajo diferentes condiciones de exposición (temperatura y salinidad) y cómo estos organismos alteran la flotabilidad de los plásticos, siendo éste un aspecto crítico que puede condicionar las trayectorias que seguirán estos residuos en el mar. Comprender cómo el biofouling modifica la flotabilidad de los plásticos es esencial para poder anticipar su comportamiento de deriva”, explica la investigadora Paula Núñez Pérez.

A partir de sus ensayos, desarrollados en el canal de oleaje de la Universidad de Cantabria, Paula Núñez ha evaluado la influencia del oleaje en la movilidad de los plásticos, al observar su respuesta a diferentes condiciones y cómo estos residuos llegaban y se acumulaban en las playas. Estos ensayos no deben entenderse como experimentos aislados, sino como esfuerzos orientados a la mejora de la capacidad predictiva de los modelos numéricos de transporte de plásticos. “Al integrar los resultados de nuestros estudios, podemos afinar los modelos que nos ayudan a predecir con mayor precisión las áreas de nuestras playas que estarán más expuestas a la acumulación de plásticos. Esta información estratégica nos permitirá identificar zonas prioritarias de actuación, contribuyendo así a la gestión efectiva de los residuos plásticos marinos”, aclara Núñez.

Investigaciones como las que se desarrolla en IHCantabria no solo iluminan el impacto del oleaje y el biofouling en los plásticos, sino que también proveen datos valiosos para abordar activamente los desafíos de la contaminación plástica en las costas. Estos son pasos fundamentales para proteger nuestros ecosistemas y para garantizar la sostenibilidad de nuestras playas, a mediano y largo plazo.

En resumen, “para poder simular el comportamiento de los pellets en el mar, necesitamos conocer cómo es su deriva y dispersión, en función del viento y de las corrientes, cómo se transforma, en el camino de llegada hasta la costa, y cómo se comporta en la playa (por ejemplo, la resuspensión de los pellets y la posibilidad de que vuelvan al mar por efecto del oleaje y otras dinámicas). Desde IHCantabria estamos investigando todos estos aspectos, con el objetivo de mejorar los modelos y herramientas que existen hoy en día para conocer y predecir el comportamiento de los pellets en el mar y en la costa, y finalmente proporcionar información lo más útil posible para ayudar en la toma de decisiones”, concluye la investigadora Abascal.

DATOS SOBRE EL ACCIDENTE DE VERTIDOS DE PLÁSTICO

Los pellets son diminutas bolas de plástico que se utiliza para fabricar productos comunes −como botellas de plástico− y que tienen menos de 5 mm de ancho, lo que está dificultando su recolección en las playas a las que estos han llegado.

El vertido de pellets frente a las costas de Portugal ocurrió el 8 de diciembre, luego de que el buque carguero Toconao perdiera seis contenedores, al menos uno con pellets plásticos, a 80 kilómetros de la costa de Viana do Castelo (Portugal). En las semanas posteriores al derrame, empezaron a llegar los pellets a las playas del noroeste de España, especialmente de Galicia, Asturias y Cantabria.

La creciente crisis de los plásticos recuerda a las comunidades locales el peor desastre ambiental ocurrido en España, en 2002, cuando el petrolero Prestige se partió frente a la costa gallega, derramando más de 60.000 toneladas de fueloil pesado, a lo largo de la costa de esa región. Al igual que hace más de 20 años, estos días decenas de voluntarios han estado peinando arena y tamizando agua para encontrar estos gránulos de plástico.

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