Pymetal reconoce una subida salarial del 3% a los trabajadores del sector año y medio después de pronosticar el desastre

El verano de 2022 comenzó con una huelga de un sector clave de la economía de Cantabria. Las fricciones fueron constantes durante semanas, hasta que se llegó a un acuerdo en medio de declaraciones apocalípticas por parte de la patronal
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Ya se ha convertido en una costumbre que se alarme a la población acerca de las consecuencias de determinadas medidas económicas y, especialmente, laborales. Aunque los focos más grandes se reservan para el «se rompe España» como la canción del verano desde antes de que la burbuja estallase. Con ese estallido se rompieron muchas cosas. Casi como para compararlo con la ruptura de la nación en pedazos.

Canción del verano aparte, ya son habituales los mensajes, de parte de partidos políticos y también de asociaciones empresariales, sobre los efectos negativos que tienen para la economía las diferentes medidas adoptadas para mejorar las condiciones de los trabajadores. Desde negociaciones sectoriales hasta subidas del salario mínimo. Ahora se repiten los mensajes ante la intención del Gobierno central de ajustar la jornada laboral, pasándola de 40 a 38 horas y media.

Pymetal, la patronal específica del sector, no fue menos. Cuando se llegó a esa huelga, en junio de 2022, hablaban de una propuesta inamovible, porque ceder más suponía poner en riesgo al sector al completo. Al final, el acuerdo contemplaba una subida retroactiva de salarios del 3,5% para 2021 y una paga de 250 euros, un 4,5% para 2022 y un 3% tanto en 2023 como en 2024.

La patronal, que no forma parte de la CEOE, estimaba que las subidas para todos los ejercicios que entraban en el nuevo convenio debían estar entre el 2% y el 3%, porque subir más iba a poner en riesgo los puestos de trabajo. Cantabria Metal, que sí está integrada en la asociación empresarial por antonomasia, pero que no participaba en las negociaciones, dijo que la actitud de los trabajadores sería «una sentencia de muerte» para el sector.

2022 fue el año más duro para el poder adquisitivo de las familias. Fue cuando más subió la inflación. Justo en junio de ese año, el mes de la huelga, la inflación se situó en el 10,2% de subida. En todo el ciclo alcista de los precios, que comenzó un poco antes de que empezase la guerra de Ucrania, sólo hubo dos meses peores que ese, los dos siguientes a la firma del acuerdo, julio y agosto de ese mismo año. Pero con más de un 10% de subida del IPC, se consideraba que las peticiones de los sindicatos podían suponer la quiebra de las empresas del metal.

Hay que recordar que son unos 20.000 los trabajadores de este sector, algo menos del 10% del total de afiliados a la Seguridad Social de la Comunidad Autónoma. El gran peso que tiene el sector y el gran volumen de profesionales que tiene sirvió para que las movilizaciones que se produjeron hace poco más de año y medio resultasen multitudinarias, sólo comparables, en los últimos años, a las organizadas por asociaciones feministas en fechas tan señaladas como el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, o el 25 de noviembre, Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres.

Sin embargo, Pymetal lanzaba acusaciones a los sindicatos y a los trabajadores, diciendo que esa huelga era una irresponsabilidad y que se perderían los pedidos que ya estaban cerrados con sus clientes. Una visión catastrofista que nunca tenía en cuenta que, cuando un trabajador hace huelga, no percibe su sueldo. Y estuvieron así casi tres semanas, con lo que también estaban poniendo en jaque su propia economía familiar. Es más, la patronal recordaba frecuentemente la cantidad de dinero que estaban perdiendo por sumarse a la huelga.

No se trató simplemente de poner en tela de juicio el derecho de huelga, sino que incluía en sus comunicados números de teléfono de Policía y Guardia civil por si algún empresario quería poner una denuncia, vinculando claramente una huelga con la comisión de delitos.

También acusaba de inmovilismo a los sindicatos, cuando era ella quien decía que no podía mejorar su oferta, en el ánimo de acabar torciendo el brazo de la otra parte. E incluso amagaban con ausentarse de las negociaciones en el ORECLA. Al final, el Ministerio de Trabajo se tuvo que sumar a la mesa para terminar con el conflicto

Aquella huelga pasó y ahora Pymetal informa de la subida salarial como si nada. Porque los mensajes catastrofistas de entonces no se han visto refrendados en datos que digan que las cosas han derivado en un estado de ruina del sector del metal. Y, sin embargo, podemos estar preparados para sucesivas canciones del verano, porque, ¿qué es un verano (estamos en enero, pero casi parece junio) sin un buen tema de Georgie Dann, Radio Futura o Shakira?

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