LA ENERGÍA DEL CAMBIO

«El hecho de no querer ver los límites del planeta es lo que te hace chocar contra ellos»

Antonio Turiel es investigador del Instituto de Ciencias del Mar y también es uno de los científicos en España que se esfuerza en una labor de divulgación para explicar las fallas de un sistema económico que nos está conduciendo a un punto alarmante, que se traduce en una emergencia climática que se agrava con el paso de los años. Conversamos con él en la sección de 'La energía del cambio', en colaboración con Solabria, la cooperativa comercializadora de energías renovables en Cantabria
Tiempo de lectura: 7 min

El mundo científico cada vez saca conclusiones más claras sobre la necesidad de que el ser humano revierta la situación climática que estamos viviendo. Aumenta la temperatura a nivel global, sobre el agua y bajo el agua, se pierde biodiversidad, se agotan los recursos del planeta y estas y otras cosas empiezan a complicarnos la existencia. La divulgación avanza, pero las políticas no lo hacen de la misma manera. En opinión de personas investigadoras como Antonio Turiel, la dirección que se está siguiendo es peligrosa.

Una de las consecuencias de discursos como el de este investigador del Instituto de Ciencias del Mar, perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es que recibe habitualmente descalificaciones e insultos para que se ninguneen sus argumentos, basados en estudios científicos. Recientemente nos decía algo parecido otro investigador, Fernando Valladares.

«No es consecuencia del cambio climático y la degradación ambiental que las democracias estén afectadas y debilitadas. Es un requisito»

Turiel, por ejemplo, advierte de «la inviabilidad del modelo de transición renovable que se plantea, porque yo soy muy crítico y esto me granjea bastantes ataques, porque no se puede decir que algo técnicamente no funciona», como dice en una entrevista concedida a EL FARADIO.

Aunque es una de las caras más conocidas dentro de los científicos que alertan sobre el panorama actual, reconoce que ellos no tienen la «capacidad de arrastrar a las masas como tienen los grandes influencers». Sin embargo, no se rinden y se dedican a dotar de «argumentos a la gente que está preocupada, que quiere saber más, que quiere entender mejor qué es lo que está sucediendo».

Otra cosa es la manera de comunicar lo que observan y descubren. La costumbre es tener a un sector científico muy mesurado y prudente a la hora de presentar unas conclusiones, pero Turiel cree que también hay que alertar, sobre todo a quienes toman decisiones, de la gravedad de la situación que se encuentran.

En su caso, en el Instituto de Ciencias del Mar, están comprobando lo que sucede en los océanos y las posibles consecuencias. Además, en el momento en que más importancia a nivel internacional, pues estamos en la ‘Década de los océanos’, como estableció la ONU. Estudios que van desde el punto de las olas de calor marinas, que ven que son cada vez más frecuentes y que «causan estragos» en la vida marina, hasta el blanqueo de los corales y la pérdida de biodiversidad que eso conlleva, o el cambio del comportamiento de los mares, algo que afecta también a las actividades pesqueras. Pone, concretamente, el ejemplo de Galicia. «Cambia la estacionalidad de las corrientes, con lo cual cambia el afloramiento de nutrientes, y esto hace que los nutrientes no suban a la superficie en el momento en el que se están desarrollando las pesquerías y las marisquerías». Pero esta Comunidad Autónoma española es sólo un ejemplo. Ocurre en muchos más lugares del planeta.

Estas son sólo algunas de las cosas que estudian en el Instituto de Ciencias del Mar, que recientemente ha vuelto a recibir la acreditación Severo Ochoa, que «es un reconocimiento de que el centro está haciendo una investigación de excelencia». Recibir este reconocimiento con anterioridad significó poder establecer unas estructuras necesarias para el centro, para empezar a tener un tamaño importante y desarrollar un mayor trabajo investigador.

Sin embargo, Turiel explica también que el trabajo científico en España, por lo general, es precario. Se investiga más y de manera más profesionalizada, las cosas han ido mejorando en el último medio siglo, pero la crisis de 2008 supuso un frenazo también en este sector. «Aún nos estamos recuperando de ese bache», aunque sí aprecia que hay un poco más de conciencia para que haya un sistema de ciencia que funcione, aunque siga sin contar con los medios necesarios para que sea más atractivo quedarse y no buscar trabajo en otro sitio. La salida de talento de Estados Unidos desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puede ser una oportunidad, pero este científico ve con preocupación que el discurso que se está instalando en Europa es el del rearme. Y eso mientras un científico joven gana 1.300 euros al mes.

Respecto a las medidas que se toman pata revertir la emergencia climática, Turiel señala directamente al sistema económico como algo que debe cambiar de una manera clara. Simplemente porque el planeta no puede ofrecer todo lo necesario para un crecimiento constante de la economía. «El hecho de no querer ver los límites del planeta es lo que te hace chocar contra ellos», y afirma que esto es algo que se está comprobando ya. Hace décadas que se empezó a decir que la producción de petróleo había alcanzado su pico, pero él se refiere más concretamente al diésel, que requiere de petróleo de más alta calidad para su producción, que «ha caído ya un 15% desde el año 2015» y hay problemas de suministro «muy serios en muchos países de Latinoamérica y de África». Es cuestión de tiempo que esto pase aquí también. Es un combustible básico para el transporte y la maquinaria, por lo que, en su opinión, habría que adaptarse a ese nuevo contexto, pero, sin embargo, el debate no se abre, se elude y eso acabará provocando peores consecuencias, si se tienen que tomar decisiones más bruscas.

Los cambios necesarios, según el investigador, son mucho más estructurales. En muchos casos, cree que no sirve con mejorar ciertas cosas que se hacen ahora, pero el debate de fondo que se elude es sobre el capitalismo. Ahí piensa que está la raíz de las críticas que le llegan. Sin embargo, decir que el sistema económico nos lleva a agotar los recursos que hay en el planeta es algo que se ha dicho desde hace décadas, pero personas como Turiel echan en falta que esto sea conversación entre gobiernos y sociedad civil.

El científico critica la transición ecológica que se pretende llevar a cabo en España, porque no afronta directamente el problema. Cuando se habla de que cambiar el modelo afecta al bolsillo, aparecen las reticencias. Y entonces, ya no se avanza hacia la sostenibilidad. Se trata del decrecimiento, de la eficiencia, de la generación de energía, y Europa habla de simplificación administrativa, es decir, de intentar ponerle más fácil a las empresas el que sean competitivas. Turiel mira específicamente a Alemania, que tiene un problema de recesión económica y pérdida de músculo industrial.

Mientras, España funciona a base de burbujas, sostiene. Ahora, la de los polígonos eólicos, pero ve que está a punto de estallar, y cree que después vendrá otra, la de las plantas de biomasa y biogás. El investigador subraya que este es un modelo muy español, pero que acabará frustrando a la población, porque lo que se dijo que era el futuro acabará, probablemente, en fracaso y abandono, y entonces habrá mucha gente que piense que «el cambio es un camelo». Ante eso, la opción debería ser la de escuchar a los técnicos especialistas en estas materias, para ver cómo se puede hacer una verdadera transición ecológica y energética.

Turiel afirma que «la mejor manera de gestionar los riesgos es evitándolos. Si te dicen que por ese camino de allá hay víboras que te pueden picar y te pueden matar, lo lógico es no ir por ese camino», explica de una manera gráfica. Seguir por el camino por el que vamos aumenta la posibilidad de que aparezcan las víboras y nos piquen.

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