Fonsi Loaiza presenta este sábado, a las 12:00, en la Asociación Cultural Octubre de Torrelavega, su último libro, ‘Oligarcas. Los dueños de España’, donde refleja las conexiones entre grandes empresas y el poder. Uno de esos capítulos se dedica por completo al Banco Santander, la entidad financiera principal de España y cuya sede sigue estando en el Paseo Pereda de Santander.

El periodista se refiere en el libro a las relaciones del Banco Santander con el poder. Con cualquier tipo, también con gobiernos de extrema derecha y con regímenes dictatoriales. Empezando con la dictadura de Franco y la Monarquía española, antes y después de ese periodo dictatorial.

«La estructura del Estado español ha favorecido los pelotazos inmobiliarios y la clase trabajadora paga con no poder acceder a la vivienda»

Recuerda Loaiza la creación del Banco en 1857, con la firma de la reina Isabel II para certificar el acuerdo por el que se permitía la constitución de la entidad financiera. También la buena relación de la empresa con el rey Alfonso XIII, nieto de Isabel II, que veraneaba en Santander y utilizaba el Palacio de La Magdalena. O también ayudar a financiar la luna de miel de Juan Carlos I y Sofía de Grecia tras su boda, en plena dictadura franquista.

Pero las relaciones fluidas continuaron cuando en España ya no había Monarquía ni República, sino cuando Franco ya era el jefe del Estado. Loaiza refiere que, ya durante la dictadura, el Santander acudió a Suiza para guardar dinero en cuentas secretas de lo que hoy es el HSBC. y publica un extracto de una entrevista del segundo Emilio Botín que dirigió el Banco, el abuelo de la actual mandataria. En ella de la contribución de la banca a la mejora del nivel de vida de la población durante la dictadura, que no temía la llegada de la dictadura y se refería al Partido Comunista como «irreversiblemente totalitario y antidemocrático», cuando, en la misma respuesta, no dirigió ningún calificativo similar a la dictadura.

Loaiza relata también la relación del Banco cántabro con la dictadura de Rafael Videla en Argentina, entre 1976 y 1981. Aquí se cita en el libro a informaciones de Danilo Albin en el diario Público. Con el rey emérito como intermediario, hubo un apoyo económico a ese régimen en Argentina.

Ese acuerdo tuvo como contrapartida la devolución de dos sucursales del Santander que habían sido expropiadas por el Gobierno argentino anterior, una en Córdoba y otra en Rosario. El mismo Emilio Botín que hablaba sin tacha de la dictadura española, decía que tenía «fundadas esperanzas de que se volverá a la prosperidad del pasado» con el régimen de Videla, y que su entidad financiera estaba «plenamente preparada para participar en el resurgimiento de aquella gran nación».

Loaiza también se refiere a la buena relación, en tiempos actuales, del Banco Santander con Javier Milei, el actual presidente argentino, que se ha permitido faltas de respeto constantes hacia el actual Gobierno de España, pero eso no ha evitado que la propia presidenta del Banco se reuniera con Milei en Estados Unidos el año pasado, o que se haya referido a las políticas del Gobierno argentino con grandes elogios. Y en la última visita del jefe de Gobierno argentino a España, uno de los empresarios que acudió a un encuentro con él fue Héctor Grisi, el número 2 del Santander.

A principios de este año, Ana Patricia Botín estuvo en el Foro de Davos, una de las reuniones de ámbito económico más importantes del mundo. Allí se vio con Donald Trump, y ambos se intercambiaron elogios. La empresaria cántabra felicitó a Trump por su victoria electoral (ese encuentro fue días después de tomar posesión como presidente) y el político más famoso del mundo le contestó que conocía bien el Santander y que el trabajo que había hecho fue fantástico. Que un mandatario no respete los derechos humanos elementales no es motivo para no poder seguir haciendo negocio.

La buena relación con el poder

En otra parte del mismo capítulo, Loaiza se refiere a casos judiciales o investigaciones que han tenido al Banco Santander en el centro, pero de los que ha salido indemne.

Un ejemplo de ello fue la denominada ‘lista Falciani’, elaborada por un empleado del banco HSBC, Hervé Falciani, donde aparecían posibles evasores fiscales. En la lista aparecía la familia Botín, con 2.000 millones de euros. La cuestión, según recuerda el libro, se cerró con el pago de 200 millones de euros de la familia a la Agencia Tributaria, sin que se llegara a celebrar un juicio.

Otro momento en que se decidió levantar un castigo al Banco Santander fue en 2011. Lo último que hizo el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, tras perder las elecciones ante el PP de Mariano Rajoy, fue indultar a Alfredo Sáenz, consejero delegado del Banco, que había sido inhabilitado para ejercer cualquier actividad bancaria por una acusación falsa cuando era presidente de Banesto. El Consejo de Ministros de ese Ejecutivo se despidió de esa forma.

Volviendo a cuestiones de evasión fiscal, Loaiza señala también que el nombre del Banco salió en la investigación de los papeles de Panamá, con 680 entidades ‘offshore’ abiertas para sus clientes. Además, el periodista aporta datos de que la empresa cántabra ha ido ampliando su presencia en paraísos fiscales, con 192 filiales en esos países.

También recuerda el libro que el Santander apareció en el Caso Nóos. El implicado más importante, y que acabó entrando en prisión, fue Iñaki Urdangarín, el yerno del rey emérito y cuñado del actual. Pero entre quienes hicieron negocio en aquel momento aparece, según refleja el libro, Javier Botín, hermano de Ana Botín. Tampoco se le imputaron responsabilidades.

Un detalle más de la relación entre la entidad y el poder son las puertas giratorias. Personalidades que han pasado de la política al Santander o al contrario, como la cántabra Isabel Tocino, Rodrigo Rato, Rodrigo Echenique, Abel Matutes, José Manuel Campa o Pablo Casado. Y otros datos que certifican esa relación con el poder son las deudas que mantienen los dos grandes partidos con el Banco. Muchos créditos, renegociaciones y condonaciones de deuda después, los datos que apunta Loaiza son que el 60% de la deuda del PP está en manos del Santander, y el 12,6% de la del PSOE, también. Los Gobiernos deciden después qué políticas llevan a cabo y si siguen los ‘consejos’ que lanza la empresa cántabra.

📚✊
Decide tú de qué se habla. Rompe el algoritmo compartiendo esta información.
Podemos hablar de grandes empresas, fondos de inversión, desigualdad y vivienda memoria, de cuidados y de solidaridad gracias a apoyos como el tuyo. Súmate a la comunidad y hazte socia o socio por 8 euros al mes:
👉 https://elfaradio.com/hazte-socio