De urbanismo feminista a la lucha vecinal del Barrio San Francisco: así se cierra el ciclo Miradas Globales de La Llave Azul
El ciclo ‘Miradas Globales’, organizado por la asociación cultural La Llave Azul, clausura su novena edición el domingo 23 de noviembre con una sesión centrada en la transformación social desde los márgenes. La jornada incluirá la proyección del documental ‘Ellas en la ciudad’, de Reyes Gallegos, y del cortometraje cántabro ‘El barrio que no se rindió’, dirigido por Guillermo Ruiz y que cuenta la historia de lucha del Barrio San Francisco, en Santander.
Las proyecciones tendrán lugar en la Filmoteca de Cantabria, con entradas disponibles por tres euros en taquilla o en la web filmotecacantabria.es. Las personas socias de La Llave Azul podrán acceder de forma gratuita presentando su carné en vigor.
‘Ellas en la ciudad’: urbanismo feminista y memoria de lucha cotidiana
‘Ellas en la ciudad’ es un largometraje documental dirigido por Reyes Gallegos, arquitecta y profesora nacida en Andalucía, que propone una revisión crítica del urbanismo convencional desde una perspectiva de género. La película recoge testimonios de mujeres que, en las últimas cinco décadas, han sido agentes de cambio en barrios populares a través de la educación, los cuidados, la militancia política o la organización vecinal.
La directora rescata estas historias desde una mirada sensible a la experiencia cotidiana y a los saberes invisibilizados por las narrativas urbanísticas dominantes. A través de entrevistas y materiales de archivo, el documental muestra cómo estas mujeres redefinieron el espacio urbano desde prácticas comunitarias y solidarias, planteando una ciudad pensada no solo para ser habitada, sino también cuidada y vivida.
La obra se enmarca dentro del campo del urbanismo feminista, que analiza cómo la planificación urbana responde (o no) a las necesidades reales de la ciudadanía, especialmente de mujeres, personas mayores, migrantes o infancia. El film aborda cuestiones como la accesibilidad, la movilidad, la proximidad o la seguridad, temas clave para pensar modelos urbanos más equitativos.
Las jornadas de urbanismo con perspectiva de género se cierran este viernes
La directora participará en el coloquio posterior a la proyección a través de conexión online, en una entrevista moderada por Mónica Ramos, doctora en Antropología Social, miembro de UNATE, la Universidad Permanente, que ofrecerá una contextualización académica de los relatos recogidos en la película.
‘El barrio que no se rindió’: crónica de una resistencia vecinal en Santander
Antes del documental se proyectará el cortometraje ‘El barrio que no se rindió’, una obra del realizador cántabro Guillermo Ruiz, seleccionada en la convocatoria de subvenciones de la Fundación Santander Creativa (FSC) de 2024. El corto reconstruye la historia del barrio de San Francisco, en Santander, y de la lucha organizada de su vecindario durante los años sesenta y setenta para mejorar sus condiciones de vida.
El barrio de San Francisco surgió en los años sesenta como parte del proceso de expansión urbana desordenada de la ciudad. Fue construido en la zona alta de Santander, junto al Paseo de Altamira (antes, General Dávila), con viviendas de bajo coste promovidas por empresas como Nurbasa, destinadas a acoger población migrante procedente de otras regiones del país. Sin embargo, el barrio nació con graves deficiencias estructurales: calles sin asfaltar, sin aceras, sin alumbrado, sin alcantarillado, y con espacios degradados o directamente abandonados.
Ante la inacción institucional y el incumplimiento de las promesas por parte de las promotoras, los propios vecinos iniciaron un proceso de autoorganización que se intensificó durante la Transición. Un momento clave se produjo en la noche del 10 al 11 de abril de 1977, cuando el vecindario ocupó un local abandonado de la constructora, lo acondicionó colectivamente y lo convirtió en escuela popular, en la que al día siguiente comenzaron a acudir unos cuarenta niños y niñas.
Ese espacio se denominó ‘Escuela Popular 11 de abril’, y se convirtió en un símbolo de la resistencia y creatividad del barrio. El movimiento vecinal, además de impulsar la educación comunitaria, llevó a cabo mejoras concretas: construyó aceras, instaló alumbrado, creó jardines y recuperó espacios vacíos como bibliotecas, talleres o salones de actos, en lo que hoy se reconoce como un ejemplo de barrionalismo: transformación del entorno desde la acción colectiva.
Ruiz documenta este proceso a través de testimonios directos de antiguos residentes, imágenes de archivo y vídeos familiares en super 8, muchos de ellos rescatados en años recientes gracias al trabajo de asociaciones vecinales.
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