Kivu, «el centro mundial de las violaciones», diseñadas como «estrategia de guerra» para destruir las comunidades

La Filmoteca acoge la proyección del documental 'Semillas de Kivu', premiado con un Goya, en un acto organizado por la Coordinadora Cántabra de ONGDs, la Comisión 8 de Marzo y la Red Cántabra contra la Explotación Sexual
Tiempo de lectura: 4 min

La Filmoteca de Cantabria ‘Mario Camus’ acogió este jueves la proyección del documental “Semillas de Kivu”, dirigido por Néstor López y Carlos Valle Casas, ganador del Premio Goya al Mejor Cortometraje Documental 2025

La sesión está organizada de forma conjunta por la Coordinadora Cántabra de ONGD, la Comisión 8 de Marzo y la Red Cántabra contra la Trata y la Explotación Sexual, en el marco de los actos con motivo del 25 de Noviembre, Del día para la eliminación de la violencia contra la mujer, en cuya manifestación se puso el acento en las víctimas de todo el mundo.

En el trabajo, centrado en la labor del hospital de esta región de la República Democrática del Congo, que es el «epicentro mundial de las violaciones», con 40.000 agresiones al año, se reflejan escenas crudísimas, como una conversación entre mujeres que explican las secuelas con frases tan duras como “siento que me duelen las venas”, “me robaron la alegría”, “me puede volver a pasar”, «creo que nunca volveré a ser guapa» o «siento las miradas del pueblo».

Las mujeres, muchas veces repudiadas tras las violentas agresiones, también describen la relación con sus hijos, frutos de las violaciones: «Ellos no tienen la culpa», «si no les quiero yo, ¿quién les va a querer». El documental enfoca igualmente su capacidad de resistencia, sus deseos de estudiar, de salir adelante: «no me voy a ir, quiero ser feliz en mi país».

UNA ESTRATEGIA COLONIAL PARA DESTRUIR LOS LAZOS COMUNITARIOS

A la propia proyección se sumó, para darle sentido y testimonio, la voz de Quinndy Akeju, activista afrofeminista, enfermera y cofundadora del medio de comunicación especializado Afrocolectiva que trabaja para ofrecer una narrativa más realista frente a la visión «condescendiente» y «paternalista» que se muestra desde Europa y que sigue denotando una mirada colonial, de «superioridad», fruto de un «racismo sistémico» que se perpetúa y se reproduce”.

Akeju definió Kivu como “una región especialmente significativa” por sus inmensos recursos de todo tipo. No sólo los minerales como el coltán, necesarios para tecnologías como los móviles (llamó al boicot a marcas como Apple) y que se  extraen a mano, sin seguridad y muchas veces por niños que mueren en accidentes, sino también diamantes o el material con el que Israel fabrica los artefactos con los que bombardea Gaza, ambos negocios con la complicidad de Estados Unidos.

Allí hay un genocidio, con casi ninguna visibilidad mediática internacional, que lleva más de 25 años en marcha, con más de 10 millones de personas asesinadas.

Y dentro de toda esa guerra, se producen, identificadas, por soldados ruandeses del M23, violaciones a mujeres. Algo que, puntualizó, no es solo fruto del machismo, sino que obedece a una «estrategia de guerra y de terror” que se ceba con las mujeres porque  “ellas son el sostén, la columna vertebral de las familias y de las sociedades”.  De esta forma, cada violación premediatada es un mensaje directo a quienes resisten en sus territorios: “Si destruyes a las mujeres, destruyes la comunidad entera”.

Pese a todo, matiza, “las mujeres no se están dejando» y «hay muchísima resistencia”, sacando adelante sus familias y comunidades, y criando a los hijos frutos de la violación en lo que es «una forma de resistencia”. Así, explicó que la violencia sexual forma parte de una estrategia colonial de larga duración: “Matar el futuro siempre ha sido una herramienta del colonialismo», un «memoricidio» necesario en el proceso que atenta contra el pasado, pero también hacia adelante, porque «si matas el futuro –las semillas a las que alude el título del documental– no hay memoria que mantener”.

«NO NECESITAMOS QUE SIENTAN PENA POR NOSOTRAS»

La activista y comunicadora insistió en lo que duelen las narrativas condescendientes o «derrotistas» que presentan el genocidio, las violaciones y la pobreza que provoca la explotación colonial prácticamente como un fenómeno natural  –en ese punto, se refirió a las matanzas perpetradas por el rey belga Leopoldo II, que mató a 15 millones de personas africanas sin que en los libros de texto y los relatos se le equipare con otros genocidas como Hitler–.

Y, tras poner en valor las aportaciones de África al mundo –desde las matemáticas, el propio origen de la humanidad, numerosas ciencias o lenguas–, remarcó que «las personas africanas no necesitamos que sientan pena por nosotras». «Lo que necesitamos es gente que se atreva a construir con nosotras un movimiento que rompa estos sistemas de privilegios, supremacistas, blancos, colonialistas, que iniciaron estos genocidios”, remachó.

En su intervención, Quinndy Akeju invitó a reflexionar, citando a autores panafricanistas, sobre el valor de la empatía, señalando que “Para deshumanizar a alguien, antes has tenido que deshumanizarte tú misma” y planteando que “nuestra indiferencia muestra cuánto de deshumanización llevamos dentro”.


🔻 Rompe el algoritmo, decide tú de qué se habla. Comparte esta información por tus redes o tu mensajería y ayúdanos a hacerla circular.
🌍 Podemos hablar de feminismo, violencia sexual y colonialismo gracias a apoyos como el tuyo.
💸 Súmate y hazte socia o socio por solo 8 euros al mes: Hazte socia/o de El Faradio

 

Mostrar comentarios [0]

Comentar

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.