La empresa pública Correos ha incluido a la científica cántabra María Luisa Herreros (Torrelavega, 1917 – Madrid, 2009) en la emisión filatélica Mujeres en la Escuela Cajal, dentro de la serie Ciencia, un reconocimiento que busca recuperar la memoria de las investigadoras que formaron parte del Instituto Cajal, cuyas trayectorias han sido silenciadas durante décadas.

Esta nueva hoja bloque se publica tras el homenaje iniciado en 2023 con motivo del Año Cajal, cuando se dedicó una primera emisión al legado del premio Nobel y a ocho de sus discípulos. En 2025, el foco se ha ampliado a las mujeres que desarrollaron su carrera en la institución, en un contexto en el que su participación en la vida científica y profesional estaba severamente restringida.

De padre marmolista y madre costurera, María Luisa Herreros García inicia sus estudios en la Universidad Central de Madrid el año 1934. Se aloja en la Residencia de Señoritas, que, como la Residencia de Estudiantes de Madrid, se inspira en la Institución Libre de Enseñanza y que cobró un fuerte empuje durante la II República.

El golpe de estado la sorprende en Torrelavega, su ciudad natal. Se matricula en la Escuela Libre de Medicina de la Casa de Salud Valdecilla, proyectada como Facultad de Medicina de la Universidad de Cantabria (sic), que sumaba la Biblioteca de Marcelino Menéndez Pelayo como Facultad de Filosofía y Letras y la Estación de Biología Marina dirigida por el cabuérnigo Augusto González de Linares –germen de lo que con el tiempo sería el Instituto Español de Oceanografía– como Facultad de Ciencias.

La Escuela Libre de Medicina tuvo escaso recorrido, pues habiendo sido inaugurada a finales de 1936, desapareció con la invasión de Santander por los nacionales apoyados en las tropas de Hitler y Musolinni en el verano de 1937. Son sus dos únicas compañeras en la Escuela Libre de Medicina Rosario González Cadeló y Josefa Espeso Saiz, ambas de trayectoria truncada

Herreros se licenció en Medicina, con especialización en Psiquiatría y Neurología, en la Universidad de Madrid tras el fin de la Guerra Civil. Su tesis doctoral se centró en neurociencia y endocrinología, lo que la vinculó con el Instituto Cajal, centro de referencia internacional en investigación del sistema nervioso. Comenzó su trayectoria investigando en histología para después dedicarse al estudio de la neurociencia aplicada a la psiquiatría.

El Instituto Cajal, dependiente del CSIC, fue la continuidad institucional del proyecto científico impulsado por Santiago Ramón y Cajal y consolidado durante la Segunda República. Tras la guerra, el centro sufrió depuración y dispersión, pero mantuvo parte de la tradición cajalianas gracias a investigadores e investigadoras que sostuvieron su actividad en un contexto político adverso

Fue miembro fundadora de la Sociedad Psicoanalítica Española y pionera del psicoanálisis en España. También participó en la creación de la asociación PSIQUE, dedicada a la investigación y aplicación clínica del psicoanálisis. Junto a su discípula María Luisa Morales publicó el libro Lo femenino y la vida íntima, en el que abordó la sexualidad femenina, un tema escasamente tratado durante la dictadura franquista debido a la censura y a la moral conservadora imperante.

Su incorporación al Instituto Cajal ayudó a mantener activas las líneas de investigación iniciadas en la etapa republicana, en temas que chocaban con la rígida moral franquista en lo sexual y con el papel que le concedía a la mujer,

En una entrevista publicada ese mismo año en Aragón Exprés, declara: «Lo cierto es que la mujer, sin autonomía, es un objeto para colocar en el lugar que convenga. El paternalismo ha utilizado a la mujer en su función complementaria, relegando al olvido su desarrollo personal».

Herreros continuó vinculada a la formación y a la supervisión clínica hasta finales de los años noventa. Falleció en 2009 en Madrid, y la Asociación Psicoanalítica de Madrid la recuerda como una de las figuras esenciales en la consolidación de la psicoterapia psicoanalítica en el Estado español.

Con esta emisión, Correos contribuye a visibilizar el papel de las mujeres en la historia de la ciencia española, en especial de aquellas que, como María Luisa Herreros, sostuvieron la continuidad de la neurociencia y la salud mental en uno de los periodos más difíciles del país. El reconocimiento forma parte de una serie de iniciativas impulsadas por instituciones públicas para recuperar la memoria de mujeres investigadoras que abrieron camino en condiciones adversas.

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