Los últimos resultados electorales, y los anteriores, supusieron un “batacazo” para un UPYD que emprendió un proceso de “reinvención”, en el que continúan, que supuso la sucesión desde la fundadora, Rosa Díez, a Andrés Herzog, cabeza de lista al Congreso de los Diputados.

Un nombre que en principio no suena “conocido” al votante, que “se lo tienes que recordar”, pero que enseguida relacionan con los procesos judiciales en los que, como abogado de la formación magenta, ha llevado al banquillo a gente como Rodrigo Rato por el caso Bankia.

“Ha puesto en problemas a muchas personas poderosas de este país”, reivindica en una entrevista con BUENAS TARDES CANTABRIA Román San Emeterio, cabeza de lista de UPYD por Cantabria al Congreso y coordinador nacional de la campaña electoral.

Para él, esa ha sido una de las razones de que UPYD se haya, de algún modo, ‘pasado de moda’. “Hemos pinchado en hueso”, tanto con este tema, como las denuncias en general sobre la situación de otras cajas españolas (como Caja Navarra) y su “tomadura de pelo” a “muchos ahorradores de este país”.

O, en Cantabria, la investigación que su eurodiputada Mayte Pagazaurtundúa logró que se abriera desde las instituciones europeas a la planta de asfalto ecológico de Camargo de la empresa COPSESA, propiedad de un exalcalde del Partido Popular (y sobre el que han hecho incluso un documental que relata la lucha vecinal y ecologista contra este proyecto).

Román San Emeterio, entrevistado en Buenas Tardes Cantabria

La corrupción, recuerda, es algo que UPYD venía denunciando desde las instituciones, en el sentido legal del término (con más iniciativa que otros órganos judiciales como la propia Fiscalía), y que, como apunta, ha vuelto a asomar en plena campaña con las presuntas comisiones que han supuesto la dimisión como embajador de Gustavo de Arístegui.

“Me parece significativo que sea en campaña y que sea del PP. Prueba que lo que se denunciaba desde hace ocho años era verdad. En este país se ha negado durante mucho tiempo que la corrupción fuera un problema, este país ha permitido que los piratas se queden con todo el botín”, asevera.

“EL SHOW SE LO LLEVA TODO”

Desde UPYD ahora se ven “demasiado apartados” del foco principal, incluso excluidos a la hora de que siquiera se pregunte por ellos en unas encuestas que en parte ve como “profecías autocumplidas”.

En la época de las campañas televisivas, las protestas son ante la sede de las televisiones. Andrés Herzog, el día del debate a cuatro del que fue excluido.

Y les hemos visto ‘manifestarse’ (frente al poder que es la televisión) a las puertas del debate electoral a cuatro en el que no se les convocó ni a ellos ni a Unidad Popular (la marca bajo la que se presenta Izquierda Unida).

“Ahora en la campaña se habla de quien se salta, de quien baila, de quien va a los programas. Los programas que han primado en este campaña no han sido los políticos, sino los de televisión”, lamenta.

Es un fenómeno este, el de la excesiva dependencia de la campaña de la parte más de entretenimiento de la televisión, que para San Emeterio “dice mucho de la calidad de la democracia y el resultado es que “parece que al final son las audiencias las que deciden quién va a gobernar este país”.

UNA REFORMA DE LAS INSTITUCIONES

Frente a eso, ellos plantean propuestas que abundan en la idea de la regeneración institucional y de la reorganización de la propia administración: desde fusionar municipios hasta redistribuir competencias de Estado, comunidades autónomas y ayuntamientos, devolviendo al Gobierno central la gestión de la educación, la sanidad o la justicia.

Y huyendo de los “privilegios”, en un mensaje contra normas específicas de comunidades autónomas que, además, advierte, son las que ya de por sí tienen más riqueza.

En este punto, reprocha al presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla, que haya sido “timorato” al no querer sacar a debate los “privilegios” de otras comunidades –como el caso del País Vasco— por considerarlo “delicado”.

Sobre Cataluña, afirma que ha habido mucho “complejo” a la hora de defender “la igualdad ante la Ley”, y cree que hacen falta acciones no sólo judiciales sino también políticas.

“Pero no para contentar”, apunta, porque “las libertades no son un sofá en el que estar cómodos, son un espacio de convivencia”. Y llama la atención sobre la paradoja de quienes apelan al diálogo, pero luego lo que hacen es “imponer” su voluntad.

DE LA CALLE A LAS INSTITUCIONES

UPYD siente una “convergencia” muy alta con lo que fue el discurso indignado del 15M, y trató de llevar esos mensajes de la calle, que es “fundamental”, a las instituciones en las que ya estaban ellos.

Román San Emeterio

En unas elecciones marcadas por la expectativa sobre los resultados de los partidos de lo que se ha dado en llamar “nueva política”, es decir, las formaciones de nuevo cuño que, recuerda, ya empiezan a tener su presencia en las instituciones.

Empezando por, desde hace ya tiempo, los propios Ciudadanos en Cataluña, donde, incide, “las querellas las presentó UPYD y no ellos”, o, más recientemente, en Santander, donde, directamente, “es como si no estuvieran” por su apoyo al Partido Popular.

Y en Cantabria San Emeterio tenía cierta “esperanza” en la llegada de Podemos, si bien no se siente muy “satisfecho” con su actividad –precisando que entiende que hay un factor que es la falta de experiencia-, que ve ceñida a asuntos sobre los que el Parlamento no tiene competencias o “discusiones sobre bailes y fiestas regionales”, aunque sin olvidar la reforma fiscal que supuso la subida del IRPF a los tramos más altos.

LA ORQUESTA DEL TITANIC

El cambio de tendencia de una UPYD, supuso toda una “fuga” de nombres conocidos del partido magenta.

Fue un poco como el hundimiento del Titanic, compara San Emeterio: hubo gente que se tiró por la borda, que se disfrazó de mujer para salvarse o que tocó el violín en la cubierta. “En UPYD he visto todas esas situaciones”, afirma.

En cualquier caso, a su juicio, “las fugas retratan a quien las hace y a quien las recibe”, añade, llamando la atención sobre la posterior ausencia pública de un perfil como Irene Lozano, que se marchó de UPYD al PSOE como fichaje para los temas de regeneración institucional y de quien nunca más se supo.

Tanto ellos como Izquierda Unida/Unidad Popular inciden en que, al margen del reparto de escaños, los votos cuentan a la hora de que los diputados, cuando son pocos, puedan convertirse en grupo parlamentario, lo que significa más tiempos para hablar y exponer sus posturas y más recursos para su trabajo de control al Gobierno.

Por eso, tal vez su mayor enemigo en estos momentos es el argumento del voto útil o, mejor dicho, “lo que en España nos han vendido como útil”, el voto a los partidos mayoritarios en detrimento de los más pequeños, que, advierte “es lo que nos ha llevado a estar como estamos”.