Marciano Sánchez Bayle es médico y portavoz de las federaciones en defensa de la Sanidad Pública. Ha escrito un libro titulado ‘Privatización sanitaria. Análisis y alternativas’ y lo presenta esta tarde en la librería La Vorágine de Santander, a las 19.30 horas. En él repasa el funcionamiento de la sanidad desde que se convirtió en un servicio público universal en España, en 1986, y cómo después ha habido procesos para intentar obtener una rentabilidad a través de su privatización.

El autor indica, en una entrevista a ‘El Faradio de la mañana’ de ARCO FM, que hay muchos lugares en España que han visto cómo la calidad del sistema se reducía porque se buscaba que algunos servicios dejaran de ser públicos, e identifica a Cantabria como uno de ellos. Valdecilla, que cumple hoy 90 años, tiene privatizados los servicios no sanitarios, en un contrato adjudicado a Ferrovial. Y el Gobierno de Cantabria blindó a la empresa de futuras sanciones en el hospital santanderino. Y este verano se supo que se había externalizado el servicio de diálisis a la empresa Fresenius, acusada de pertenecer a una trama de sobornos.

Sánchez Bayle lamenta que no haya «voluntad política» para controlar que las empresas cumplan sus contratos. De hecho, con la letra de esos documentos firmados sería suficiente para poder exigir que se corrijan malas actuaciones o incluso poder romper un contrato y recuperar un servicio privatizado. La mejor receta que ofrece para no avanzar en esta dinámica de pérdida de control de unos servicios que son esenciales para la población es «no seguir privatizando».

También hace hincapié en la dedicación exclusiva de los profesionales del sector público. Subraya que «alrededor del 30%» de los trabajadores compagina su dedicación en el Sistema Nacional Sanitario con el sector privado, y se suelen recibir incentivos que hacen que se produzca «una colusión de intereses» que es peligrosa, por lo que habría que separar claramente las dos cosas y que cada profesional esté empleado sólo en uno de los dos.