El Centro Social Smolny ha visto multiplicada la solicitud de alimentos hasta las 600 personas

Han colaborado con la Red Cántabra de Apoyo Mutuo, que contaba con unos 500 voluntarios durante esta crisis
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En tiempos en los que tejer redes de apoyo y comunidad se ha revelado tan importante, el Centro Social Smolny –que se encuentra en la calle Santa Teresa de Jesús,1– se esfuerza por aportar su granito de arena colaborando y uniéndose con diversos colectivos sociales, como el Banco Obrero de Alimentos o el colectivo solidario La Fondona, con los que han llevado a cabo recogidas de alimentos durante la crisis sanitaria.

Desde Smolny, que este mes estrena sus nuevas cuentas en Facebook e Instagram, José Luis de la Mata, uno de los coordinadores, explica en declaraciones a EL FARADIO que su labor principal durante el confinamiento, en el que se vieron obligados a suspender la mayoría de actividades programadas, ha estado dedicada “exclusivamente al reparto de alimentos”.

Destaca que en estos meses han atendido a 600 familias, mientras que habitualmente trabajaban con “un número más o menos fijo de 31 familias, sobre todo para proveerlos de alimentos”. Previamente al confinamiento las ayudas se centraban en Santander, pero motivados por la crisis del Covid-19 han comenzado a colaborar con el Banco Obrero de Alimentos, y “las dos asociaciones juntas estamos trabajando para intentar recomponer lo que nos pueda quedar después de la pandemia” explica José Luis.

Su servicio se ha visto multiplicado, ya que “al principio del confinamiento la gente que venía eran personas que suelen recibir alimentos habitualmente, pero después de las dos primeras semanas comenzaron a venir personas que se habían quedado en ERTE, o simplemente personas que se han quedado sin trabajo y no sabían muy bien cómo funcionan estos servicios sociales” indica de la Mata.

Muchas de estas personas están recuperando el trabajo progresivamente, al venir mayoritariamente del sector hostelero o del servicio doméstico, “pero no sabemos cuánta gente se quedará tras la pandemia para recibir los alimentos del centro, porque va a ser una situación muy dura”.

LA IMPORTANCIA DE CREAR REDES DE APOYO

“Cuando vuelva esta “normalidad” la necesidad de alimentos va a seguir viéndose multiplicada” lamenta, pero menciona que “a raíz de esta situación han surgido iniciativas solidarias muy buenas, como la Red Cántabra de Apoyo Mutuo con la que colaboramos”.

Añade a ella otros colectivos como “’La patrulla costuras’ o los ‘Coronavirus Makers’, a los que ofrecemos el centro Smolny como almacén para su material, y además estos colectivos recogen alimentos para el centro a cambio de los EPIs que entregan”.

En un momento en el que tejer redes de apoyo es más importante que nunca, José Luis de la Mata muestra esta experiencia de trabajo junto con tantos colectivos como algo “maravilloso”, porque “ya conocíamos a gente que siempre colabora, pero hemos visto que hay mucha gente deseando echar una mano”.

Como ejemplo ofrece el dato de la Red Cántabra de Apoyo Mutuo, que contaban con unos 500 voluntarios durante esta crisis para ayudar en todas las labores.

Centro Social Smolny en colaboración con el BOA

“Hemos visto que hay muchísima gente dispuesta ayudar, simplemente es cuestión de organizarnos como sociedad y dar salida a esas ideas e impulso que están ahí” comenta, y se sorprende de la cantidad de voluntarios explicando que “hasta hemos tenido que decir a mucha gente que no hacía falta porque no teníamos capacidad para organizar a tantos voluntarios”.

LAS DIFERENTES LABORES DE SMOLNY

En el centro social cuentan con diversas ayudas, “como algunas bajo el Proyecto Global sobre alimentación, contamos también con un ropero” y hacen gran hincapié en las ayudas al “refuerzo escolar, recogida de niños en los centros, ya que muchos de los que estamos en el centro pertenecemos a la asociación de padres y madres del colegio Menéndez Pelayo”. “Por ello intentamos crear actividades de refuerzo, extraescolares, muy centrados en los niños en situación de vulnerabilidad” añade.

Así mismo, ofrecen ayuda a otro colectivo también vulnerable como son las personas mayores y dependientes, “y los voluntarios atienden a personas mayores que viven solas, con la compra, la comida, la limpieza, etc”.

Por su parte, destaca también otra de las iniciativas de voluntarios del centro como es el “asesoramiento sobre las ayudas, los requisitos y dónde solicitarlas, ya que muchas personas no tienen los medios para hacer estos trámites”. Por otro lado, señala la importancia de otra de sus ayudas, en este caso en educación durante el confinamiento, “para los niños que se quedaron en casa y no recibieron los ordenadores que la Administración iba a proporcionar, nosotros cedimos los que teníamos en la asociación”.

Todavía no han tenido una reunión para establecer la forma de trabajo después de la pandemia, pero de cara al verano pretenden “seguir contando con todos los voluntarios que podamos y continuar tejiendo redes con otros colectivos”.

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