Los problemas con la cita previa empujan a los usuarios a los centros de salud

Arrancan las movilizaciones por los problemas en atención primaria.
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El objetivo era que a los centros de salud se fuera lo menos posible para evitar aglomeraciones en un momento en que estas son un caldo de cultivo para la COVID-19, que además se ceba entre quienes con más frecuencia acuden al ambulatorio, las personas mayores.

Para ello se implantaron fórmulas como la atención telefónica, que se ha mantenido en parte después del fin del Estado de Alarma, y que sumada a otras innovaciones tecnológicas hizo presagiar algún cambio de modelo en la atención sanitaria.

Pero lo que no ha vuelto es la petición de cita previa a través de Internet, y, en esa rutina de volantes, recetas y pastillas que no se reduce, se ha vuelto a la cita telefónica. Está pasando lo último que se espera de la sanidad pública: que comunique.

El engranaje que es un centro de salud no se sustenta sólo en médicos de cabecera y enfermeras, sino que también tiene una pata muy importante administrativa y organizativa.

Y a los pocos médicos se suma la mayor acumulación de llamadas con las mismas manos para coger los teléfonos, por lo que la receta a esa falta de atención, como ha podido corroborar in situ EL FARADIO con varios usuarios, es acudir directamente al centro de salud a pedir que le atiendan en el mostrador. Justo lo que se quería evitar.

Sea por recetas rutinarias que se acaban o por petición de cita, o por resolver alguna duda o algún problema burocrático, la solución acaba siendo ir. “Ellos hacen lo que pueden”, disculpa una usuaria del centro de salud de Castilla-Hermida.

No es que las cosas estén más fáciles al otro lado del mostrador, donde saben como nadie la acumulación de citas, entre presenciales y telefónicas, que vienen atendiendo los médicos, o los problemas para reponer las plazas no cubiertas, y todo en plena campaña de vacunación de la gripe.

ARRANCAN LAS MOVILIZACIONES: «CANSADOS, HARTOS Y ABURRIDOS»

Los profesionales de la sanidad pública de Cantabria han iniciado este martes las movilizaciones convocadas por UGT, CCOO y CSIF para denunciar su actual situación de «sobrecarga de trabajo y agotamiento» por un incremento de la demanda de sus servicios que se ha quintuplicado durante la pandemia de la Covid-19 y con unas plantillas mermadas por la escasez de personal y las bajas provocadas por la propia saturación de trabajo.

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«Estamos cansados, hartos y aburridos», aseveró el responsable regional de Sanidad de la Federación de Empleados de los Servicios Públicos (FeSP) de UGT, José María Fernández, que junto con CCOO y CSIF han convocado concentraciones este martes en los centros de salud y en los cuatro hospitales públicos cántabros el próximo 20 de octubre.

El sindicalista criticó que «la Consejería de Sanidad ni siquiera nos ha llamado e insiste en hacer oídos sordos a nuestras legítimas y justas reivindicaciones» y advirtió que «si esto sigue así, tendremos que recurrir a la huelga, previsiblemente en el mes de noviembre».

El secretario de Sanidad de UGT recordó que «ahora la situación se puede agravar con la campaña de la gripe» y que «los profesionales sanitarios se pueden ver todavía más desbordados».

«Hay una falta evidente de recursos y de solidaridad de la población porque no podemos pasar de los aplausos de las ocho de la tarde a ver cómo están ahora las terrazas o los restaurantes; parece que lo más interesa ahora es poder llenar El Sardinero para ver un partido fútbol que mantener la sanidad pública», agregó Fernández.

LOS RESIDENTES COMIENZAN SU FORMACIÓN

El mundo se derrumba y nosotros empezamos la residencia. Así, como en Casablanca, debían sentirse los jóvenes MIR que comenzaban este martes su formación como residentes en Valdecilla: empalmando un abrumador fin de etapa universitaria con la formación en persona en el que es uno de los grandes referentes sanitarios –y sentimentales—de Cantabria.

El consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, preside el acto de recepción a los nuevos residentes del Hospital. 13 de octubre de 2020 © Raúl Lucio

Son 96 residentes, que eran recibidos –por streaming, separados–por el consejero de Sanidad, Miguel Rodríguez, que les recordaba la vocación de servicio público que impregna su trabajo, así como el “esfuerzo” de los profesionales sanitarios en esta pandemia.

En concreto, se trata de 82 Médicos Internos Residentes (MIR), adscritos a las 40 especialidades acreditadas que oferta el hospital; 3 Enfermeros Internos Residentes (EIR), que se incluyen por primera vez en la formación especializada; 2 PIR (Psicólogo Interno Residente); 2 BIR (Biólogo Interno Residente); 2 FIR (Farmacéutico Interno Residente) y 5 EMR (Enfermeras Matronas Residentes).

En el acto, el consejero de Sanidad ha estado acompañado por el director gerente de Valdecilla, Rafael Tejido; la directora médica, Rosa Ana García; la directora de enfermería, Gema García, y el jefe de estudios del hospital, Héctor Alonso.

Rafael Tejido, además de recordar “el gran hospital” que es Valdecilla, ha advertido a los nuevos residentes que “desde el minuto uno, aparte de enseñaros, aparte de estar con vosotros, aparte de formaros, sois necesarios como personal facultativo y de enfermería para trabajar en este momento tan importante que estamos viviendo”.

Por su parte, Rosana García, ha conminado a los presentes a actuar con vocación y ha destacado como principales rasgos de los profesionales “la pasión por salvar vidas, por aliviar el dolor, tanto el físico como el emocional, la empatía, el ponerse en el lugar del otro, del paciente”.

En esta ocasión ha sido un residente de cuarto año, Pablo Marlasca, el encargado de compartir su experiencia en el hospital con los nuevos compañeros, a quienes ha dado algunos consejos de veterano.

Ellos lo afrontaban con “ilusión”, tras un post-MIR “bastante largo y bastante duro”, como expresaba Álvaro Nevado Cáceres, residente de primer año de Neurología.

“Era una etapa que esperábamos con mucha ansia. Y de nervios, también. No son nervios que te impidan hacer cosas, sino nervios que te hacen querer estudiar, el querer aprender y el venir con ganas cada día”, añadía Víctor García, también de Neurología.

Al final, este día les pasa un poco como a Gil de Biedma, que empiezan a ver que esto “va en serio”, “que ya no eres estudiante” y “abruma un poco” verse en “un hospital tan grande y con tanta gente”.

Está claro que a ellos no les quedará París.

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