El atractivo de las 64 casillas

La emisión en Netflix de la serie 'Gambito de Dama' ha disparado el interés por el ajedrez también en Cantabria, donde se disparan las ventas de tableros y aumentan las solicitudes de licencias federativas.
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El pasado viernes, en París, el campeón del mundo de ajedrez. Magnus Carlsen se enfrentaba al francés Maxime Vachier-Lagrave en un torneo de ajedrez rápido.

En Santander, en el Real Club de Regatas, un grupo integrado por niños y adultos, seguía la partida en directo, retransmitida para todo el mundo.

El estreno hace mes y medio en Netflix de la serie ‘Gambito de Dama’ ha despertado un repentino interés en el mundo del ajedrez, pero la realidad es que esta práctica deportiva siempre ha estado ahí. Prueba de ello la encontramos en el Real Club de Regatas de Santander, donde la sección de ajedrez funciona desde 1958 y actualmente mantiene cerca de 50 fichas federativas.

Ahora, con las restricciones del Covid, se han suspendido las clases, y se ha establecido control de aforo, pero en el salón de ajedrez, todos los días hay partidas entre aficionados, muchos de ellos federados.

Allí encontramos a Edu, de 13 años, siguiendo con atención el campeonato que se retransmite. Hace seis años que empezó a jugar y ahora es fijo en el equipo de competición del club. «Empece en verano cuando era más pequeño,  porque mi abuelo me enseño a jugar a las damas. Cuando iba a segundo de primaria, un día dejaron llevar juegos de mesa y un compañero apareció con un tablero de ajedrez. Jugamos y me gustó, así que se lo conté a mi abuelo y ya dejamos las damas y nos pusimos a jugar al ajedrez. Lo pasaba bien, así que me apunté a las clases del Club de Regatas y  ahora juego todos los años la liga y los torneos que surgen. Me gusta mucho, hago amigos y me divierto», cuenta para EL FARADIO.

Cerca de Edu, sentado frente a un tablero, encontramos a Pedro que, con 19 años, lleva más de media vida jugando. Estudiante de matemáticas, cada viernes se da cita en la sala de ajedrez del Club para jugar unas partidas con otros aficionados. «Lo que más me gusta es, sobre todo, el poder de evasión de este juego. Aquí te puedes tirar horas mirando una posición», nos cuenta.

Su primer contacto con el ajedrez fue parecido al de Edu. «Estaba en un club infantil con más niños y, entre otros juegos, había un tablero de ajedrez. Un día jugué una partida con una amiga y me gustó, así que se lo dije a mi madre y después descubrí el club, donde vengo ya desde hace muchos años».

EL EFECTO NETFLIX

Reconoce que en su entorno cercano no hay mucha afición por el tablero, y admite, que ahora, con la serie de Netflix, mucha gente le comenta que la ha visto y hablan con él interesándose sobre el juego.

24 clubes están actualmente inscritos en la Federación Cántabra de Ajedrez, los más antiguos, el del Real Club de Regatas y el Torres Blancas.

Ahora, que es cuando se renuevan las licencias, si que están notando un mayor número de solicitudes, influenciadas, sin duda, por la emisión de ‘Gambito de Dama’ que acumula ya más de 65 millones de seguidores en todo el mundo.

Otro efecto provocado por la emisión de la serie ha sido el aumento en las ventas de tableros. Algunas de las tiendas  que ofrecen este producto en Santander, responden, a preguntas de EL FARADIO, que la demanda ha aumentado y muchas de ellas han agotado el stock disponible.

«CUALQUIERA PUEDE JUGAR»

José Antonio Pordomingo y Fernando López son las dos personas que se encargan de coordinar la actividad ajedrecística en el Club de Regatas, siguiendo la estela del histórico Julio Velasco. «A diferencia de lo que mucha gente pueda pesar, cualquiera puede jugar al ajedrez, no es un juego de personas epecialmente inteligentes. Otra cosa es la élite, ahí si que solo llegan auténticos superdotados, pero su aprendizaje y práctica puede ser una herramienta pedagógica de gran ayuda porque ayuda a desarrollar unas capacidades que, de otra forma, quedarían dormidas», asegura Pordomingo, que ahora sigue con sus clases, pero ya no de forma presencial, sino online. «Yo preparo las clases y sigo atendiendo a los chavales, aunque no pueda ser de forma presencial, pero, de este modo, seguimos en contacto y mantenemos el interés», añade.

No todo el mundo comienza a jugar al ajedrez siendo un niño. Álvaro es el padre de Edu y reconoce que él ha comenzado a jugar ahora, después de que sus hijos se hayan aficionado. «¿Y ganas a Edu?», le preguntamos. «Pues, la verdad, es que hace tiempo que ya no lo consigo», reconoce.

Edu, a su lado, sonrie y nos cuenta que el juega mucho porque le gusta. «Mis amigos saben jugar, bueno, saben mover las piezas, pero no le dedican tiempo y a mi si que me gusta. Yo juego bastante, también online y contra gente anónima de otros países. Me gusta porque es un juego complicado y eso me entretiene porque siempre cambia, es distinto cada vez. Ninguna partida es igual a otra», nos cuenta.

Sobre las ocho y media de la tarde nos vamos del Club de Regatas. Dejamos a Pedro echando una partida y a Edu con un par de amigos, siguiendo la retransmisión.

Por cierto, al final, Magnus Carlsen perdió frente a Vachier Lagrave por 13, 11.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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