«Hay que recuperar maneras de hacer las cosas que se hacían en el medio rural»

María Montesino, ganadera ecológica en La Lejuca, nos habla de transición energética en el medio rural de Cantabria, dentro de nuestra sección 'La energía del cambio, en Arco FM
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El camino hacia una transición ecológica mira cada vez más hacia el mundo rural, eso que ha venido en llamarse la ‘España vaciada’. Pero desde ahí es donde se producen muchos de los alimentos que consumimos, y también tiene un papel clave en cuanto a las energías renovables, por ser el lugar donde instalar los elementos necesarios donde recabar esa energía.

En nuestra sección ‘La energía del cambio’, en Arco FM, que hacemos de la mano de la cooperativa Solabria, nos hemos querido acercar a ese medio rural para conocer cómo se vive esa transición hacia un nuevo modelo energético. María Montesino, que tiene su propia ganadería ecológica, La Lejuca, nos cuenta que sigue habiendo resistencia, aunque también ve que «cada vez hay más conciencia ciudadana».

Por su propia experiencia, cree positivo que el modelo de cooperativas se vaya extendiendo, en el sector que sea, porque le parece «muy justo» en su manera de funcionar, ya que todos sus miembros pueden tomar las decisiones en asamblea. «Es una manera de blindarnos», opina.

Además, para crear una cooperativa, «no hace falta que sean muchas personas. A veces los pequeños levantan proyectos más importantes que los grandes» productores. Con una buena planificación y el esfuerzo de todos los miembros puede ser suficiente para iniciar una idea que sea respetuosa con el medio ambiente.

También ensalza a las que denomina «cooperativas no formales», como son las «iniciativas de apoyo mutuo, sin estatutos, pero favoreciendo que lleguen los productos locales a las casas». El consumo de proximidad como forma de apoyar proyectos que tenemos cerca, y reducir así el impacto que tiene el transporte de mercancías de larga distancia.

Por eso, en un momento de dificultades económicas como el actual, cree que es importante «redistribuir ayudas para potenciar a quien hace las cosas de manera sostenible». Por ejemplo, con los Fondos Europeos para la Recuperación, que traerán a España unos 140.000 millones de euros, pero que están vinculados a proyectos concretos y no obedecen necesariamente a la distribución de la población en el territorio.

En un momento de transición como este, con la Agenda 2030 ganando peso, Montesino aboga por una forma distinta de hacer las cosas, pero que sí puede significar un regreso a hacer cosas que ya se hacían antes, «recuperar maneras de hacer las cosas que se hacían en el medio rural», compatibles con este nuevo modelo.

Y es que no todo el mundo rema en esa misma dirección. «Hay gente que reproduce el modelo industrial en lugar del agroecológico», cuando este segundo se demuestra más eficiente y menos dañino para la naturaleza.

De hecho, Montesino valora que, a veces, se puede contaminar más en el medio rural que en las urbes, porque allí «tienen soluciones alternativas en el transporte». Sin embargo, «la huella de carbono puede ser mucho mayor en alguien que vive en el pueblo y necesita usar el coche a menudo», afirma.

Por eso, Montesino piensa que hay que ensalzar el vínculo que tenemos con la tierra, más aún en los pequeños municipios. Conocer lo que se puede hacer en ella sin abusar de los recursos que ofrece. Y pone de ejemplo al lugar donde habita, en Campoo, donde los vecinos pueden hacer un uso racional del momento, obteniendo leña «para los vecinos para casas con chimenea, y es un consumo de kilómetro 0».

También advierte un cambio en la gente que vive en esos municipios alejados. Lo califica como una «segunda vuelta al pueblo», personas que han regresado y lo hacen «con otra mentalidad», y también «hay personas de los pueblos han cambiado la suya».

Sin embargo, se reconoce «pesimista a medio y largo plazo». El esfuerzo en la transición ecológica debe ser colectivo y debe realizarse de manera real. «Pasaremos de la moda de lo sostenible a la de lo ecosocial, pero se necesitan hechos», expresa.

Y es que este nuevo modelo de hacer las cosas resulta crucial en la lucha contra el cambio climático, por eso estima necesario «llevarlo incorporado en la forma de vivir». Vivimos en una sociedad que lleva incorporado el concepto del crecimiento económico y donde se crea la necesidad de tener muchas cosas que en realidad no resultan tan necesarias. Ella es partidaria de aprender el «decrecimiento, y vivir con menos cosas», algo que le parece «fundamental» para avanzar en una mejor dirección.

En su forma de hacer las cosas y por la vida que ha elegido, dice que vive «atenta al clima por tener una ganadería» y constata el cambio que se está produciendo. «Se retrasan las estaciones, el otoño arrastra el final del verano, los inviernos que llegan tarde…», y es una tendencia que se va acelerando y afecta también a nuestros modos de producir, a los alimentos que producimos y necesariamente también a la forma de consumir.

Ahora venimos de unas nevadas de gran volumen a nivel estatal, con el foco puesto en Madrid, donde han caído precipitaciones que hacía muchas décadas que no se producían. Pero Montesino remarca que «hay que acordarse del cambio climático también cuando no suceden fenómenos meteorológicos» de especial calado.

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