Concentraciones por toda España hoy a las 20:00 por el asesinato de Samuel López

Este pasado fin de semana se ha conocido el asesinato de un joven de 24 años y su entorno alude a un crimen de odio por ser Samuel López una persona LGTBI. Le propinaron una paliza mientras le llamaban "maricón". Esta tarde, concentración en la Plaza Mayor de Torrelavega (20:00)
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Hoy toca de nuevo repescar argumentos y mensajes. Hemos dicho muchas veces que la igualdad entre todas las personas sigue siendo un objetivo no cumplido en nuestra sociedad. Y por eso siguen siendo necesarios todos los días o semanas dedicadas a un fin de ese tipo, el 8-M, el 25-N, la semana contra la pobreza, el día contra la explotación sexual y la trata de personas, el día de las personas refugiadas…

Cuando nos disponíamos a terminar con las celebraciones, plenamente reivindicativas, de este Orgullo 2021, nos hemos topado con un asesinato y se apunta a motivaciones homófobas. Ha sido en A Coruña, pero la sensación es de que también nos podría haber cogido incluso más cerca.

A Samuel le han arrebatado la vida justo cuando se intenta dar visibilidad a los problemas del Colectivo LGTBI para ser vistos como personas normales, que eso es exactamente lo que son. Ni más ni menos.

Pero en nuestra educación a las generaciones más jóvenes no parece que se lo enseñemos como es debido. Seguimos sin normalizar que no pensamos todos igual, que no sentimos todos igual, pero además nos estamos permitiendo normalizar que la manera de enfrentarnos a quienes no piensan como nosotros sea justamente eso, el enfrentamiento, a ser posible vomitando insultos que buscan lesionar la identidad o la entereza de quien los recibe.

Podemos seguir burlándonos del lenguaje inclusivo, pero también tenemos la opción de reconocer que las personas que viven en nuestra misma calle merecen un respeto, cada una con su historia personal, sus anhelos y sus penurias durante la vida.

Pero si llegamos al extremo de que la orientación sexual de una persona es suficiente motivo para apalizarla y dejarla tirada y medio muerta, pues tenemos un serio problema. Y el problema no se resuelve con discursos de odio. Ni dejando que proliferen y ponerse de perfil, cuando no alentándolos directamente.

Por ejemplo, cuando nos referimos a asociaciones en favor de un colectivo como este y lo despreciamos llamándolo chiringuito, ya estamos favoreciendo el odio. Luego podemos ponerle uno a Toni Cantó para algo que no va a resultar útil, pero esa es otra historia.

Este lunes habrá concentraciones en muchos puntos de España para homenajear a Samuel. Y para insistir en el mensaje de la igualdad y contra la LGTBIFobia. A las 20:00. En Cantabria tenemos el ejemplo de Torrelavega, donde la convocatoria es a esa misma hora en la Plaza Mayor. Mañana, también a las 20:00, habrá otra concentración en la Plaza del Ayuntamiento de Castro Urdiales.

Sigue siendo necesario expresar este tipo de mensajes en la calle. Y si alguien os dice que eso no sirve para nada, recordadle los avances que se han dado. Y si os dicen que es exagerado montar una concentración o celebrar el orgullo, recordadle lo que queda por avanzar.

Lo que le ha sucedido a Samuel es algo que le podría pasar a mucha otra gente, pero a muchos de los que alimentan los discursos de odio no les ocurriría por ser lo que son. Ni por ser blancos, ni por ser hombres, ni por ser heterosexuales. Esa es la diferencia.

También lo pudimos constatar con Valentina, la mujer trans cántabra agredida en Bruselas hace algunas semanas por el camino que ha elegido en su vida.

En el caso de Samuel, el ensañamiento ha llegado hasta el punto de matarlo. Puede que no todos los partidos se sumen a un minuto de silencio por esta víctima del odio, y de eso quizá deberíamos tomar buena nota. Si los muertos son de primera o de segunda según el colectivo al que pertenezcan, ¿quién nos dice que los colectivos de la lista de personas a quienes se puede despreciar no siga aumentando?

Curiosamente, Samuel trabajaba como auxiliar de enfermería. Hace unos meses era objeto de aplauso por ser personal sanitario. Así reconocíamos a quienes trataban de protegernos, y lo hacían con una gran escasez de medios.

Pero esos tiempos quedan atrás. En Madrid han aparecido recientemente pintadas donde se señala a los sanitarios como cómplices de lo ocurrido en el último año y medio.

No sólo es una época de proliferación de mensajes de odio, sino también de señalamiento a quienes piensan diferente, como trazando una raya y excluyendo de todo a quien no esté en tu bando.

Ese es el clima perfecto para que los enfrentamientos crezcan y tengamos que lamentar más noticias como la de Samuel.

Pero hay un camino distinto, en el que ayudar al vecino que te pide ayuda, o acudir a una persona que pueda ayudarte con un problema. Porque siempre podrá haber alguien que te entienda, aunque en otras cosas no piense como tú.

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