«Mi puerta giratoria es seguir sintiéndome comprometida con la sociedad»

La exministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández cultiva una agenda social pegada a la realidad de las personas mayores y de las personas refugiadas
Tiempo de lectura: 5 min

Con el precio de la energía pulverizando todos los récords en los últimos meses, siguen llegando noticias de políticos que fichan por empresas eléctricas. El efecto conocido como ‘puertas giratorias’ y que se manifiesta también en otros sectores de actividad económica.

Matilde Fernández ha escogido otro camino una vez concluida su etapa en la política. Ha preferido ser una persona implicada con el movimiento feminista, con las personas refugiadas, siendo socia de Honor de ACNUR y comprometida con las personas de edad, siendo presidenta de Honor de la Asociación contra la Soledad no deseada. Precisamente por esta última actividad ha participado en la Semana de la Arquitectura de Santander, organizada por el Colegio Oficial de Arquitectos de Cantabria, en una mesa redonda titulada ‘Arquitectura, urbanismo y soledad’.

Durante su etapa en la política estuvo muy vinculada con nuestra Comunidad, puesto que fue diputada en el Congreso por Cantabria durante tres legislaturas (1989-2000), las dos últimas de Felipe González como presidente del Gobierno, de quien fue ministra de Asuntos Sociales (1988-1993) y la primera de José María Aznar en La Moncloa. Después, su carrera estuvo ligada también con el Ayuntamiento de Madrid y la Asamblea de la Comunidad madrileña, que es donde nación. También fue senadora.

De los años de vinculación con Cantabria le preguntamos en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM. Sobre todo, de su relación de amistad con Jaime Blanco, expresidente cántabro y compañero de partido de Fernández en el PSOE, fallecido hace poco más de un año y tertuliano habitual en nuestro espacio radiofónico.

Fernández le recuerda como «un amigo» con el que trabajó codo con codo ya desde los tiempos de juventud, y recuerda con cariño el homenaje que se le hizo tras fallecer en el patio del Parlamento de Cantabria, al que ella también asistió. Reconoce que en su día «cometieron errores», pero que trataron de ser útiles para la sociedad

Su compromiso social ha seguido vivo más allá de sus cargos institucionales, de ahí que ahora siga involucrada en varias causas. Precisamente ese concepto de utilidad es al que apela para seguir siendo una persona activa y activista. «Mi puerta giratoria es seguir sintiéndome comprometida con la sociedad», dice.

«Soy hija de la clase trabajadora y me siento orgullosa de serlo». Por eso vive más pegada a realidades que quizá no están lo suficientemente visibilizadas o que requieren de un mayor esfuerzo de la sociedad y las administraciones para comprenderlas y cambiarlas.

Su presencia en ACNUR le hace entender que hace falta mucha más ayuda para atender a los refugiados, aunque las cosas se dificultan porque los recursos destinados a ello van menguando con el paso del tiempo. «Lo primero que se recorta en situación de emergencia es la cooperación al desarrollo y los recursos para investigación y desarrollo. Esto es una torpeza tremenda», lamenta.

Acabamos de terminar un verano donde hemos visto multitud de imágenes trágicas y angustiosas en Afganistán, con miles de personas tratando de huir del cambio político y militar que allí se producía, una vez que el avance de los talibanes coincidía con la salida de las tropas extranjeras que allí llevaban décadas.

Pero la de Afganistán no es una situación única. Las guerras de Yemen y Siria también han provocado importantes movimientos migratorios, aparte de los que se producen en países donde personas huyen del hambre o del cambio climático. «Se está mirando para otro lado demasiadas veces», denuncia la exministra.

También señala que «hay más personas desplazadas y solicitantes de refugio en el siglo XXI que después de la Segunda Guerra Mundial» y eso resulta más sangrante en una sociedad globalizada como la actual. «Los países más desarrollados deben entender que forman parte de un mundo global», exige.

Identifica en la educación una buena parte de la solución a este problema. Sostiene que «la cultura de la paz tiene que estar cada día en las escuelas».

LUCHA POR LA IGUALDAD

El feminismo es otra de las causas que dice haber defendido siempre. Y es consciente de que los tiempos han cambiado. «Nuestro techo de cristal era de cemento, ahora parece más finito, pero cuando se intenta romperlos, las nuevas generaciones siguen teniendo muchas dificultades», observa.

Metidos de lleno en el siglo XXI, opina que «en líneas generales las circunstancias son diferentes, pero quedan matices» aún por cambiar. Y señala especialmente al mundo del trabajo.

«Falta que las mujeres ocupen puestos de responsabilidad tanto tiempo como los hombres, puestos directivos en empresas también». El trabajo que se ha venido haciendo en la sociedad o con determinadas normas ha impulsado una palanca de cambio, pero con un camino al que le quedan capítulos por escribir.

Y eso en lo que se refiere a los lugares más visibles de la sociedad, los puestos de gran responsabilidad. Pero también hay otras realidades que se consideran menos importantes y donde las diferencias entre géneros son palpables.

«Los puestos de trabajo feminizados tienden a no ser valorados y a estar peor retribuidos», remarca. Por eso cree que hay barreras existentes que deben ceder ante el empuje de esa lucha por la igualdad que predica. Y el mundo de los cuidados es uno de los que más le interesa, por su participación en la asociación que se fija en los mayores que están solos.

En su día tuvo momentos de tensión con Florentino Pérez. Cuando el presidente de ACS se puso al frente del Real Madrid, su gran proyecto era conseguir recalificar los terrenos de la antigua Ciudad Deportiva del club, algo que logró, pese a la oposición de la que entonces era concejala del Ayuntamiento. Fernández recuerda esos momentos hablando de «machismo y patriarcado en el comportamiento de algunos hombres poderosos». Actitudes que todavía no han desaparecido.

  • Este espacio es para opinar sobre las noticias y artículos de El Faradio, para comentar, enriquecer y aportar claves para su análisis.
  • No es un espacio para el insulto y la confrontación.
  • El espacio y el tiempo de nuestros lectores son limitados. Respetáis a todos si tratáis de ser concisos y directos.
  • No es el lugar desde donde difundir publicidad ni noticias. Si tienes una historia o rumor que quieras que contrastemos, contacta con el autor de las informaciones por Twitter o envíanos un correo a info@emmedios.com, y nosotros lo verificaremos para poder publicarlo.