El eurodiputado Miguel Urbán pasa por Santander para presentar ‘La emergencia de Vox’, un libro donde habla no sólo de siglas, sino del problema que se genera con los discursos de odio que llegan desde la ultraderecha. Estará esta tarde en la librería La Vorágine (19:30).

El miembro de Anticapitalistas, que estuvo en la formación de Podemos, pero ahora está ya al margen del partido, destaca que la presencia de Vox es una novedad en España, porque hasta 2019 no cogió especial fuerza en lo electoral. Recuerda que, hace poco más de dos años, sólo Portugal, Irlanda y España estaban libres de una marca política ultraderechista potente. «Ahora sólo nos queda Irlanda», lamenta en una entrevista concedida a EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM.

Se remonta hasta los años 80 del siglo XX para ver dónde comienza este movimiento, que ahora está cada vez más en boca de todos. «Fue con el Frente Nacional en Francia», dice, y opina que «tiene origen en la crisis del neoliberalismo, en gran medida. También la podemos llamar crisis del capitalismo».

Aunque cada país tiene sus propias señas de identidad y sus contextos particulares, Urbán ve que «el comportamiento de estos partidos en el Parlamento Europeo es similar a lo que vemos en España» y que incluso «algunos partidos de extrema derecha del arco parlamentario europeo incluso exacerban más» que Vox.

Identifica a este partido y a otros similares como una «familia autoritaria en lo político, neoconservadora en lo moral y turboneoliberal en lo económico», pero que basa muchas veces la potencia de sus mensajes en que se salen de lo «políticamente correcto». E incide en que, en el caso de España, el crecimiento de este partido parte de una «escisión del PP».

En su libro reflexiona sobre este fenómeno de carácter político y social, y trata de dar algunas respuestas, aunque subraya que no cree «que existan recetas mágicas. El libro intenta analizar qué ha salido bien en otros países y qué ha salido mal, para después sacar lecciones», explica.

«Combatir a la extrema derecha se hace conociéndola y no caricaturizándola». Esta es una de las conclusiones a las que ha llegado estudiando lo que sucede en la actualidad. También identifica que en España hubo experiencias anteriores que ya mostraban que en la sociedad podía calar un discurso así, «como la del G.I.L. o la de José María Ruiz-Mateos, que tuvieron cierto éxito».

Por eso el eurodiputado de La Izquierda señala que «no se trata de enfrentar unas siglas, sino de enfrentar discursos» como los que se escuchan, últimamente con más asiduidad. «Todo el mundo habla como ellos y de lo que quieren ellos, y ese es uno de los grandes peligros», reflexiona.

Un ejemplo de hasta dónde pueden llegar las cosas se ha visto el pasado fin de semana en Italia, donde una manifestación de antivacunas y militantes de extrema derecha ha acabado con el asalto a la sede del principal sindicato del país, la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL, en sus siglas en italiano). A Urbán esto le ha parecido «muy preocupante».

Recuerda que «los primeros ataques escuadristas de los Camisas Negras de Mussolini fueron contra los sindicatos. No es casual». Asimismo, resalta que es «curioso que los antivacunas no intenten asaltar la sede de la patronal o de las empresas vinculadas con las vacunas».

«La mayor gasolina de la extrema derecha es el ‘no se puede'», dice Urbán. «Si el Gobierno es un no poder, eso genera frustración y desencanto y eso anima las pasiones oscuras sobre las que se construye la extrema derecha», concluye.

En el momento actual, con un Gobierno de coalición en España y con la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, como posible nueva cabeza visible dentro de Unidas Podemos y hablando de la necesidad de crear un bloque amplio para las futuras elecciones, el miembro de Anticapitalistas estima que no se debe «hablar tanto de plataformas electorales, sino de reconstruir el tejido social», lo que también sería una solución frene al odio que se escucha en los discursos provinientes de la extrema derecha.