La actualidad está llena de ejemplos de asuntos en los que los medios de comunicación no se mojan o, por lo menos, no llegan hasta el final para conocer lo que sucede y presentárselo a sus espectadores, lectores u oyentes. Jesús Cintora pone mucho el acento en el caso de la Monarquía, algo que «en otras democracias hubiera sido objeto de programas de investigación».

Para denunciar estas ocultaciones interesadas, el periodista ha escrito ‘No quieren que lo sepas’, cuya presentación en Cantabria tendrá lugar este lunes (19:00), en la Delegación Territorial de la ONCE en Santander, en el número 3 de la calle Burgos, en su Sala Altamira.

Cuando se habla de Jesús Cintora parece que se alude a un perfil polémico, por haber terminado fuera de algunos de sus programas por decisiones de las cadenas donde trabajaba. «Yo tengo muy claro que se me intenta apartar de la circulación». Destaca que ha sido protagonista de titulares de prensa, incluso, pero defiende que va a seguir practicando esta profesión con la mayor honestidad y contando la verdad. Y anima a que quien acuda al evento del lunes le pregunte por el asunto que quiera en una entrevista concedida a EL FARADIO que se puede ver en YouTube o escuchar en ivoox.

Cintora piensa que «el periodismo es contar lo que pasa y no debiera tener cortapisas, y si las tiene es algo que atenta a la democracia, siempre con respeto a unos márgenes deontológicos, no digo que tenga que haber barra libre». Precisamente por eso ha escrito el libro, para ensalzar que hay una forma de hacer periodismo que debería ser lo corriente y no la excepción.

«El libro pone el foco en puntos donde hay que avanzar en este país», explica. Considera que España es una democracia que todavía tiene un importante margen de mejora, y donde entra es en cómo funciona el reparto de poder, por lo que la política, pero también la economía y el ámbito empresarial cobran un gran protagonismo.

«Hay gente que tiene la sartén por el mango y que evidentemente influye mucho en lo que se cuenta y no en los medios de comunicación». Es algo que muchas veces puede sospechar la ciudadanía, pero Cintora va más allá de las sospechas y lo que hace es constatar que esto es algo que sucede muy a menudo. «Acumulamos cantidades de colesterol que debieran eliminarse», por lo que ve necesario destapar cosas que suceden a nuestro alrededor, pero que no llegan a la opinión pública.

«Hay cosas que no quieren que sepamos, pero debemos tomar nota de lo que verdaderamente hay», afirma. Denuncia que hay muchos proyectos periodísticos que se quedan muy en la superficie, y que ven más jugoso centrarse en las luchas internas de los partidos que no en los problemas a resolver y qué hay detrás de ellos.

Cintora intuye que hay «muchos que no se atreven, mientras que otros optan por mirar hacia otro lado». Precisamente su propia experiencia en los medios de comunicación ayuda a crear una sensación de que hay ciertos temas que no pueden ser tratados en determinados lugares, lo que puede llevar a muchos profesionales a practicar la autocensura.

Reconoce que «es más delicado ir al fondo de los asuntos», pero es ahí, precisamente, donde la labor periodística debe ganar valor, por exponer las claves de asuntos muy variopintos y que van salpicando toda la entrevista, como la crisis climática, un asunto que debería ser de primer orden, la desigualdad en la sociedad, el reparto de la riqueza, con el ejemplo claro de las grandes empresas energéticas o de la banca, y también de los fondos de inversión, la vivienda, la sanidad, la estigmatización del feminismo, el colectivo LGTBI o las personas migrantes, o también el estado del poder judicial en España.