Era “la casa de tócame Roque”, un “coladero” en el que todo el mundo entraba “como Pedro por su casa” porque había un “efecto llamada” a un “campo de trabajo para las mafias”.

Esas palabras sobre la seguridad del Puerto de Santander no las hacían puertos de la competencia que quisiesen atraer sus tráficos, sino representantes políticos de PP o PRC en instituciones como el Parlamento de Cantabria o el Ayuntamiento de Santander, replicando y extendiendo los argumentos que deslizaba la propia Autoridad Portuaria sobre pérdidas económicas o fugas de empresas.

Que se debían a los accesos irregulares de migrantes (fundamentalmente albaneses, a los que se llamaba polizones pese a que no llegaban a embarcar en los buques, incumpliendo literalmente el significado de la palabra que les achacó el Puerto y sus propagandistas) y que sólo podían combatirse con las cuchillas/concertinas, en lugar de con los métodos a los que recurrían otros puertos en los que también se producía y que finalmente acabó implantando el propio Puerto: personal de seguridad, bien público o bien privado, videovigilancia o la novísima (ironía on) tecnología de los drones.

Mientras por ahí giraba el discurso público (contrarrestado en tiempo real por organizaciones como Pasaje Seguro, Amnistía Internacional, Juventudes Socialistas de Santander o Izquierda Unida), los datos, que además hay que enmarcar en las dificultades para la economía global que ha supuesto el impacto de la guerra en Ucrania, ofrecían una imagen distinta de la realidad:

Así, el Puerto de Santander finalizó 2022 con el cuarto mejor resultado de tráfico de su historia y récord de pasajeros, con casi 6,5 millones de toneladas durante el año pasado y tras superar durante cinco ejercicios la barrera de los 6 millones, de forma que el puerto da por consolidada esta cifra y se centra ahora en alcanzar los 7 millones de toneladas.

Y el tráfico de pasajeros logra su récord durante 2022 con 260 mil pasajeros.

El presidente de la APS ha destacado especialmente el dato de pasajeros ya que, con 260 mil viajeros, supone el récord de la historia del puerto en este tipo de tráfico. Martín ha explicado que el de 2022 es un resultado “muy positivo” que da una idea “de la fortaleza y el buen hacer de todos los integrantes de la Comunidad Portuaria” ya que, durante este ejercicio, “hemos tenido que superar las dificultades derivadas de conflictos globales como la crisis sanitaria y económica, la llegada del Brexit, las noticias sobre el aumento de los fletes o el conflicto armado entre Rusia y Ucrania y, entre todos, lo hemos hecho con nota”, en una valoración que ya no refleja los accesos.

El máximo representante del puerto se ha referido también al “impulso a las infraestructuras portuarias” que se ha empezado a realizar durante 2022 y continuará durante todo el 2023 “aunque durante el primer trimestre del año se empezarán a ver ya los resultados de estas obras con la terminal de contenedores y de ferries en funcionamiento y el resto de los trabajos muy avanzados”.