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«Siria lleva con un terremoto 13 años»

Amer Hijazi es el presidente de la Asociación de Apoyo al Pueblo Sirio (AAPS), una organización sin ánimo de lucro que agradece todos los gestos de ayuda y solidaridad y que se esfuerza por llegar a los rincones más afectados por la guerra y los terremotos que se han producido en los últimos días
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Siria sigue viviendo una realidad que ya parecíamos haber olvidado por las latitudes occidentales. Cuando el horror se hace norma, acabamos por enterrarlo y mirar hacia otras cosas que nos distraen y que nos ocupan. No hay pocas cosas de esas.

Después de que la guerra estallara en Siria, seguíamos metidos en una crisis financiera que sirvió para arrastrar a muchas familias hacia la vulnerabilidad y la precariedad. Otros conceptos que se han visto demasiado normalizados en nuestra sociedad, como si hubiera que asumir que «es lo que hay».

Después la pandemia nos azotó a todos, aunque no por igual. No es lo mismo vivirla en un lugar donde hay un sistema sanitario medianamente desarrollado, que donde hay que convivir cotidianamente con la violencia y la guerra y sin los suficientes hospitales para atender a los pacientes.

Ahora estamos más atentos a lo que sucede en Ucrania. Otra guerra, que nos pilla más cerca y nos afecta más en nuestra vida cotidiana. En lugares como Siria, llueve sobre mojado, y el suelo no termina nunca de secarse. Y ahora se suma una oleada de terremotos que hacen la vida todavía más difícil y que se lleva, de un plumazo, a miles de vidas.

Amer Hijazi lleva ya varios años viviendo y trabajando en España. Lo atestigua su correcto uso del castellano. Está integrado en nuestro país, pero siempre mira hacia sus orígenes y trata de ayudar a personas que lo necesitan, según cuenta en una entrevista con EL FARADIO DE LA MAÑANA, en Arco FM. Además, él estuvo en Santander en las dos ediciones que se celebraron de ‘Santander corre por Siria’, carreras solidarias que sirvieron para recaudar ayuda que llegara hasta la población civil.

Son muchas las personas que siguen viviendo en Siria, pero no en su hogar de siempre. Son desplazados en su propio territorio, y lo que les cobija es una simple tienda de campaña. «Con 50 grados en verano y siete bajo cero en los últimos días», señala Hijazi.

Él es presidente de la AAPS, y cuenta que empezaron a ser un «sistema de voluntariado» que empezó a trabajar «con los ojos cerrados», por su falta de experiencia, pero también «con mucho corazón» y con sentido común para poder resultar útiles con sus acciones.

Hijazi se queja de que las ayudas desde fuera suelen llegar hasta la zona controlada por el régimen de Bashar al-Asad. Pero esa no es la zona donde es más necesaria la ayuda, aparte de que es una pequeña parte del territorio. La zona donde se han producido los terremotos, la más cercana a Turquía, es donde más se acumulan las necesidades.

Pese a los llamamientos desde las más altas instancias, ONU incluida, las ONGs más conocidas no están llegando hasta ahí. «Siria es un estado fallido», cuenta, y la ayuda está dejando de lado a este pueblo. «La gente que ayuda tiene que saber a qué está ayudando». Turquía se ha visto más afectada por los terremotos, pero tiene la capacidad para coordinar unas ayudas sobre el terreno, como hemos visto con personal de emergencias de varios países, España incluida, que han acudido a intentar a rescatar personas vivas bajo los escombros y a ayudar a los afectados.

En el caso de Siria, se ha dado una circunstancia muy distinta. Había una sensación de que se enviaba ayuda, pero Hijazi refleja que hasta la ONU «ha pedido perdón» por no haber llegado hasta allí, una vez que «se ha desmantelado la mentira». Pero se pregunta de qué le sirve ese perdón a un niño que está bajo los escombros o bajo las bombas.

Refleja también la costumbre que hay de colorear los territorios de Siria de uno u otro color según quién los domina, pero se lamenta de que lo primero que cuenta es esa división y no las penurias que sufre la población de cada zona. «Niños con chanclas rotas estudiando sobre el barro» cuenta Hijazi, para que resulte muy gráfica la vida de personas que viven permanentemente en la precariedad y en el horror.

«El pueblo sirio no es extremista», asevera el presidente de AAPS. Él espera que el conflicto concluya gracias a una población que está preparada, porque estudiar siempre ha sido una prioridad en ese país, algo que se demuestra por la cantidad de trabajadores cualificados, por ejemplo en el ámbito de la medicina, desperdigados por muchos países, como la misma España o Estados Unidos.

Al igual que sucede con la guerra de Ucrania, esta ONG reclama que la ayuda más efectiva es la económica, porque para ellos transportar materiales supone un esfuerzo logístico enorme y no tienen el tamaño como para poder hacerlo de una manera muy ágil. Agradecen mucho que alguien done una manta, «pero una manta no se mueve sola». Por eso piden que que se acceda a ellos a través de su página web (https://www.aaps.es/) o sus perfiles de Facebook, Instagram, Twitter, YouTube o Linkedin.

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